jueves, junio 24, 2010


HOMENAJE A PERICO GÓMEZ Y A POT ZENDA
Perico Gómez integraba el elenco del célebre programa de televisión El Club de Clan formando parte de una segunda línea de cantores al borde del anonimato. En los discos, sin embargo, el cantante negro tenía su lugarcito, entonando temas tropicales como La pollera colorá (colorada), y en la tapa el correspondiente dibujo luciendo una galera que lo hacía medianamente ridículo. En el año 1964 le ofrecieron a los artistas del Club del Clan una montaña de dinero para que se pasaran del canal trece al nueve. Y se fueron casi todos. El Club del Clan, que era una marca del productor del programa, el señor Ricardo Mejía, se quedó en el canal trece pero vaciado de sus estrellas más importantes. La excepción fue la blonda cantante Jolly Land que se quedó porque era la esposa del productor. Junto a la gran intérprete de La cafetera y el colador se quedaron los de aquella segunda línea, entre los que se encontraba el gran negrito Perico. Cuatro años después el artista afroamericano se recicló casi completamente, cambió de nombre, pasando a llamarse Pot Zenda, mutó su look y no cantó más La pollera colorá sino La era de Acuario, el tema central de Hair. Ya había llegado el hippismo. Pot también fue convocado para participar de la comedia musical del mismo nombre, Hair (cabello), que se ofreció en la capital de la república con gran éxito y la policía siempre afuera del teatro. En 1968 participó, ya como cantor de rock, en el disco llamado Pidamos peras a Mandioca. En noviembre de 1970 fue uno de los participantes en el festival de rock llamado Barrock que se celebró en el velódromo municipal y que fue el Woodstock argentino. Pot Zenda vendría a ser el Jimmi Hendrix argentino, más por el color de su piel y su cabello cortado al estilo afro, que por parecidos musicales; Katunga fue el Santana argentino y así; en lo posible todo a imagen y semejanza del monstruoso concierto celebrado un año antes en New York, en la bonita granja del viejo Max Yasgur. Pot actuó el 24 de noviembre junto con Pajarito Zaguri y Los Gatos. Barrunto que pocos conocían sobre la mutación de Perico a Pot porque, de haberlo acusado algún fundamentalista del rock al grito de ¡Ese es Perico Gómez, el que cantaba en El Club del Clan con Cachita Galán!, el negro hubiera tenido un serio disgusto. En cualquier caso lo de nuestro Pot fue un caso de aggiornamiento en toda la línea: el hombre pasó sin escalas de Nicky Jones a Litto Nebbia como un pasajero de segunda de los cambios que se verificaron en el panorama musical de los sesentas. Esa transmutación, esto es, el tránsito de la música “comercial” de El Club del Clan a la “progresiva” del Barrock, buscó saltear lo que sufrieron sus anteriores compañeros a quienes se les opacó la estrella más temprano que tarde. Los más afortunados se convirtieron en artistas famosos de la patria, como Palito Ortega y Violeta Rivas. Dejo para el final una pregunta asaz pertinente ¿Quién era mejor Perico o Pot? Yo prefiero al Pot.

domingo, junio 20, 2010


HOMENAJE A MI VIEJO
¡Qué jugador!

viernes, junio 18, 2010


HOMENAJE A PEPITO PÉREZ

Cómo odiaba ese buen hombre a Pepito Pérez. No por sus deméritos artísticos sino por una historia que he de referir nada más exponga una sucinta biografía del artista. El cantor popular Pepito Pérez tuvo una carrera larga y productiva si hablamos en términos de discos vendidos y shows realizados. Incluso al día de hoy se lo puede contratar para casamientos, cumpleaños, bar mitzvahs y cualesquier otro evento inolvidable. Su tiempo de celebridad abarca desde mitad de los años sesenta hasta fines de la década siguiente. Fue uno de esos cantantes a quienes, conforme la categorización creada por el humorista Landrú, se les denominaba mersas. Lo contrario de mersa era in. Cantor mersa: Pepito Pérez; cantor in: Horacio Molina. Todo y todos tenían asignado su lugar en el respectivo casillero social. Nombre mersa: Emilce. Nombre in: María Belén. Sastrería in: González; sastrería mersa: Kochane, etcétera. El mersa de Pepito tuvo un éxito notable que se llamó Amor de Pobre, canción que sonaba mucho en las radios (mersas) de la época. El padre de mi actual mujer comenzó a odiar a Pepito Pérez una soleada tarde en que, conduciendo su automóvil por las calles del barrio, pinchó una goma. Tuvo que detener el rodado frente a un chalet donde un techista, encaramado al techo a dos aguas de la residencia, amartillaba unas tablas para obturar cierto orificio por el que ingresaba el agua pluvial. Mientras el hombre trabajaba cantaba el tema Amor de pobre de Pepito Pérez. Entretanto mi suegro, muy alterado, sacaba del baúl los avíos para el recambio de neumáticos, muy contrariado por dos razones: a) carecía de la más mínima habilidad para el trabajo manual que supone la remoción y cambio de una rueda y: b) con esa tarea ponía en serio entredicho la higiene de su traje nuevo.
Mientras con suma torpeza mi padre político intentaba aflojar los bulones de la rueda pinchada, el techista cantaba

Nada te prometo
porque nada tengo
quiero que conozcas
toda la verdad

sin siquiera hacer el amago de bajar a la tierra para ayudar al inútil con su goma

yo nací de pobres
lo quiso el destino
mas también los pobres
tienen derecho de amar

El insolidario de las alturas no tenía siquiera la delicadeza de suspender la canción que a mi suegro le taladraba los oídos y le hacía sospechar que se estaba haciendo mofa de él.

Tienes que quererme
sin mirar los trapos
que cubren el cuerpo y la vanidad,
yo te entrego mi alma
entera y desnuda,
y prometo amarte con sinceridad.

Un bulón rebelde se negaba a salir a pesar del esfuerzo extremo de mi suegro. Las rodillas del pantalón se enchastraban de barro mezclado con bosta, la piel transpiraba y el hombre desde el tejado entonaba con voz plañidera

amor de pobre solamente puedo darte,
amor de pobre con orgullo y humildad
si te interesa esta propuesta de cariño
decide ahora porque ya no aguanto más.

Al cabo de una hora y media el padre de mi ex polola logró reemplazar la rueda deteriorada y reanudar la partida hacia su destino mientras el obrero del techesco martilleaba y cantaba

amor de pobre no es mentira ni pecado
es la más limpia intención del corazón
si te decides a quererme, te lo juro
voy a cuidarte con cariño y mucho amor.

Desde esa malhadada tarde cada vez que mi suegro escucha Amor de pobre se pone verde como el arquero de England, sufre violentos temblores y de su boca comienza a manar una sustancia espumosa. Por añadidura, extraña voltereta de nuestro aparato pensante, su odio hacia el techista cantor se extendió al artista mersa Pepito Pérez. Tiempo después nuestro cambiador de neumáticos se enteraría que el trabajador, cambiando las tejas coloniales de otra casa del barrio, se cayó del techo y se rompió la crisma. Murió desnucado como quien dice. Mi suegro, al enterarse, sintió como si se hubiera muerto el propio Pepito Pérez, tal la insana asociación elaborada por su atribulada psique desde aquella tarde canicular.


Música de fondo de este homenaje: Amor de Pobre. Autor: Lucho Barrios.

miércoles, junio 16, 2010


HOMENAJE A LA MUJER CHILENA

A la mujer chilena que estaba sentada en el café Canela hoy a la mañana mientras por la televisión ofrecían el partido de fútbol correspondiente al campeonato mundial entre las selecciones de Honduras y de Chile Me senté en la mesa que estaba más cerca de ella sin sacrificar la distancia mínima que necesito para poder ver imágenes por tevé sin anteojos. La muchacha estaba superbuena y observaba la brega con harta ansiedad. Al punto que cuando un jugador chileno se perdió un gol ella chasqueó la lengua deliciosamente, me miró y ensayó un celestial mohín de disculpa. Eso me dio la oportunidad de lanzar una frase matadora (que no fue tu ruta es mi ruta)
-Veo que te gusta el fútbol, ja, ja, ja.
-Es que soy chilena.
-Ahhh
Era una chilena hermosa, tan hermosa como Cecilia Bolocco o como la de Francéscoli a la selección de Polonia. La chica sufría mucho con las evoluciones de su equipo y cuando se malograba alguna jugada de peligro a favor de los trasandinos, cerraba sus ojitos anhelosos, cubría con las manos su carita preciosa y echaba el cuerpecito hacia atrás manifestando la gloria de sus dos cordilleras de los andes. Pocos gestos de la mujer hay más sensuales que cuando echan hacia atrás el tronco mientras están sentadas porque de esa manera se exponen con intensidad sus pechitos de miel. Es ese momento en que los botones de su prenda parecen querer salir disparados en desordenada estampida debido a la fuerza incontenible de las mamas. Cuando terminó el partido con el triunfo de la roja, ella estaba feliz. Tomé coraje, pagué mi té, la saludé y me fui.

viernes, junio 11, 2010



HOMENAJE A LOS MODIFICADORES DE CANCIONES

Hoy este espacio de reflexión desea honrar a esos artistas diletantes que en nuestra infancia nos procuraron momentos de chusco esparcimiento alterando las letras de las canciones o inventándolas allí donde no las había.
El Danubio Azul, inmortal vals de Johan Strauss (hijo), en su versión pícara llamada Un día en el mar nos habla sobre un señor que sintió una necesidad impostergable e hizo cierto pedido a un amigo llamado Samuel para poder dar cauce a dicha emergencia con un piso mínimo de dignidad. Samuel, ni lerdo ni perezoso, comete un error incomprensible, fruto de una confusión insólita que no ocasionó un accidente grave gracias a que el solicitante estuvo atento.
La primera parte de la Marcha de San Lorenzo fue modificada y reemplazada por una letra tempranamente punk que nos habla de una larvaria aunque ingenua rebeldía que a los mocosos les caía de rechupete en tiempos en que la represión era el plan de estudios:
Febo asoma, punto y coma,
los zapatos de mi abuela son de goma
y los míos son de acero
para darle más trabajo al zapatero.


El célebre vals Sobre las olas del compositor mexicano José Juventino Policarpo Rosas fue la bella melodía sobre la que se montó nuestro desconocido modificador irreverente para expresar:
Olas que al pasar
se hacen mierda contra el murallón
y que al regresar
las pelotas me hacen bailar.


El compositor austro-húngaro, nacido en una ciudad que hoy pertenece a Croacia, Franz Von Suppé, cuyo nombre completo era Francesco Ezequiele Ermenegildo Cavaliere Suppé Demelli fue el creador de la obertura Caballería Ligera lo cual no nos dice ni mucho ni poco si no refrescamos la letra creada por el genio argentino anónimo que dice en su primera y contundente estrofa :
Lo corrieron de atrás, lo corrieron de atrás…
y a continuación refiere un doloroso percance sufrido por el que a la sazón fue alcanzado, lo cual pone en el tapete un tema muy visitado durante nuestra infancia.
Esa temática se repite en la letra modificada de la triste canción folklórica de Gerardo López El Indio muerto, cuya frase original reza:
Ha muerto el indio poeta,
silencio le hacen los erkes
y en los arroyos de Anta

lloran los sauces su muerte.
y que es parcialmente modificada alterándose completamente el sentido al afirmar:
Ha muerto el indio poeta,
ha muerto por pelotudo
También a quién se le ocurre…

y culmina el verso la pregunta del autor en orden a determinar efectivamente cómo el representante del pueblo originario fue capaz de cometer cierto acto de autoflagelación. Pero no quiero avanzar con la letra para no contar el final. El hecho determinante del tema falsificado es el mismo que el aludido en anterior término. Pareciera como si desde nuestra temprana niñez fijáramos la curiosidad en una cuestión tan espinosa como la que se refiere a las inserciones en zonas que han sido concebidas más para dar salida que para permitir ingresos. Para pensarlo.

Foto: José Juventino Policarpo Rosas, autor del vals Sobre las olas

jueves, junio 10, 2010


HOMENAJE A CRISTO

Domingo a la mañana. Me preparo para leer el diario antes de que lleguen los compañeros de soccer, sentado en el banco de suplentes, también llamado banquillo de relevos. Viene mi amigo Cristóforo, a quien todos llamamos cristo. Me dice:
-Suerte que te encuentro, necesitaba hablar con vos porque desde ayer que me siento mal.
-Te escucho, hijo…
-Ayer jugué un partido en el campeonato de los sábados.
-Eso es del todo lógico puesto que ayer fue sábado.
-Resulta que en un momento del partido se produce un encontronazo con Juan Carlos el heladero (N. de J.: le decimos el heladero porque tiene una fàbrica de helados) y me dice: “en la próxima te parto en dos”, a lo que yo le respondo -porque me enojé mucho- “andá a la concha de tu madre”. Eso dio origen a una escaramuza con mucho agarrame que lo mato, y el heladero no va y me dice “Andá, santiagueño muerto de hambre”. Ahí me vine loco, Julio, y quise boxearlo. Nadie sabe en este club cómo me pongo cuando me enojo. Con una sola piña te puedo matar, te juro, Julio. Lo que pasa es que hasta ahora han conocido al cristo encantador y querible.
-Prometo no ponerte nervioso pero no puedo dejar de decirte que deberías mejorar tu control de balón…
-Te la termino, cuando se acabó el partido nos dimos la mano, me pidió perdón y yo lo perdoné.
-Bien hecho, cristo, te has comportado como un verdadero cristiano. Estoy orgulloso de ti. El perdón es la mejor lavativa contra las impurezas del alma.
-Pero hay un problema…
-Cuál
-Que me sigo sintiendo mal por lo que me dijo, eso de santiagueño muerto de hambre. Todavía ardo de rabia. Siento que no lo debería haber perdonado…
La conversación culminó cuando dos compañeros invitaron a cristo a dar 18 vueltas a la cancha. Que al final fue media. Justo cuando yo le iba a aconsejar: entonces cuando vuelvas a ver al heladero cagalo bien a patadas pero ahora dejame leer el diario tranquilo.

martes, junio 08, 2010


HOMENAJE A OWE MONK
Owe Monk fue un músico sueco que llegó a la Argentina como integrante de un conjunto pop llamado The Con´s Combo. La agrupación tuvo un suceso moderado, sacaron tres discos y tuvieron alrededor de cuatrocientos apariciones televisivas hasta que decidieron huir despavoridos de nuestra patria tres años después. Owe, rubio de barba y con un flequillo lacio alla Carlitos Balá, se aquerenció con nuestra tierra y comenzó una carrera solista. No era un gran cantante si bien su voz grave, como de recién levantado de la cama después de una noche de cuchipanda corrida, parecía prometer más de lo que en realidad brindó. El sueco trabajó en una película de 1970 llamada El Extraño del Pelo Largo, en la que participaba además Litto Nebbia. Si, el gran rosarino, uno de los fundadores del rock nacional con su entrañable e insoportable tarareo que sonaba más o menos así: dududaidu dudaidu. Si bien actuando el sueco era un zapato hay una escena muy dramática del filme en la que un conjunto de música beat, del que ambos forman parte,luego de mucho esfuerzo consigue participar en un concierto a beneficio. Pero cuando está por comenzar el recital invade el escenario un grupo de jóvenes fascistas que odia a los hippies (se dice jipis) El escandinavo, ante la violencia con que irrumpen los bien trajeados derechistas odiadores de pelilargos, les manifiesta en castellano con acento nórdico:
-Nosotros somos pacifistas…
Entonces uno de los trajeados le pega al pobre Litto un inolvidable ñoqui que pasó a integrar la galería de lo más realista del cine argentino por la precisión y violencia del viandazo. Esa escena fue filmada con sonido directo y el ruido que hizo el cachetazo en la jeta del autor de la balsa atronó en todo el ámbito de la sala teatral que ofreció buena prueba de su acústica. En cualquier caso yo me pregunto: ¿Por qué si la discusión estaba planteada entre el derechista trajeado y Owe Monk, asumiendo en la emergencia la representación de la banda, el bife se lo comió Litto que no había pronunciado palabra? Quizás porque el autor de chica del paraguas daba mejor que el sueco a un sucio-desgreñado-piojoso-merecedor de un correctivo, mientras que el rubio, con su cabello a la paje y su aspecto atildado, sofisticado e higiénico ofrecía menos reparos para el onganiato de la época. Ya que estamos, mezclamos todo.

jueves, junio 03, 2010


HOMENAJE A TITANES EN EL RING

Un puñado de hombres ínclitos y preclaros concibieron en los años sesenta una imaginativa idea para poder finalizar la construcción del gimnasio de la escuela de nuestro humilde pueblito. A tal fin contrataron a la popular troupe televisiva de Titanes en el ring para que ofrecieran una función de lucha libre. Fue una tarde imborrable para los que hoy han pasado largamente los cuarenta. Puedo distinguir a un chiquilín imberbe, apretujado en aquel ámbito sin terminar, junto a otros pibes y adolescentes, que quieren ver por primera vez a sus ídolos en carne y hueso. Y en colores. La gran afluencia de público posibilitó que se recaudara una buena cantidad de pesos moneda nacional y así se abreviaron los plazos para la inauguración del galpón de techo parabólico en el que desde hace cinco décadas nuestros muchachos educan sus físicos. Y somos en gran parte deudores del sudor de ese grupo de hombres en calzones que se agarraban a trompadas y patadas hasta que llegaba el ¡BREC!. Lo que no me convencía del show era que los supuestos machos, nada más llegar al cuadrilátero, comenzaban un strip tease no integral y quedaban en sunga. Quiero decir que se quitaban los disfraces que los caracterizaba como personajes. O bien se quitaban el batín que los cubría desde que salían de los camerinos hasta llegar al ring. El Indio Comanche, sin embargo, luchaba con todas las vestiduras que lo identificaban como natural de pueblo originario. Excepto el hachita que se la daba a su asistente. El que escribe, uno de los que asistió a las dos funciones que ofrecieron Karadagián y sus muchachos, nunca podrá olvidar al ancho Peuccelle, que tan merecido castigo le aplicara al italiano Benito Durante. O al antes mencionado Indio Comanche y sus célebres dedos magnéticos que convirtieron en un simple imán de heladera al armenio Ararat. O La Momia que peleaba sobrellevando su penoso mal de Parkinson. El gran Martín, invicto eterno con sus quilitos de más, que en la emergencia procuró tremendo castigo a ese pésimo ser humano que fue Taras Bulba. La gran aventura de nuestra niñez estaba adentro de ese cuadrado armado con cajones de indian tonic superpuestos. No recuerdo si participó el beatle francés, que subía a la lona con la música de la canción Ocho días a la semana de Lennon y Mc Cartney. Por esa época el afeminado catcher había muerto. Cuando regresamos a casa, excitados por el magnificente espectáculo, con mis dos hermanos nos cagamos bien a patadas. Pero estaba todo bien.

martes, junio 01, 2010



HOMENAJE A ROLANDO LASERIE

Ser viejo y jugar al fútbol es algo que no se recomienda. Ahora bien, jugar al fútbol sobre una cancha de cemento supone casi un suicidio. Veamos, el esqueleto y la piel constituyen una cajita dentro la cual moran, desde pequeños, nuestros hermanos órganos. Ahora bien, aquel arcón, que otrora fue de aleación metálica, hoy es un modesto recipiente de mimbre que al menor movimiento hace ruido, a la más módica presión cruje. Así están nuestros huesos y articulaciones hoy al cuadrado (hoy por hoy). Y los órganos que reposan en esa frágil cajetilla resisten apenas como pasas de uva en un budín de pan. Es más, hay quienes apartan las pasas del budín de pan afirmando que no sirven, que son inútiles. Nuestras entrañas hacen lo que pueden, son sus últimas performances, más no se las debería sojuzgar. Peor si encima de atacarlas por dentro, introduciendo todo tipo de sustancias tóxicas, las atormentamos por afuera, sacudiéndolos como si fuesen las semillas de un par de maracas durante la ejecución de una guaracha sabrosona de Rolando Laserie. Los que hacen eso sí que pueden llamarse malos. Pero malos con ellos mismos. Al que es malo con uno mismo también se le denomina boludo. El domingo pasado llovió y nuestro plantel de futbolistas no-juveniles hubo de trasladarse a una cancha cubierta con piso de mosaico. Todavía hoy me duele un hígado y un riñón.
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