martes, septiembre 25, 2012

VIAJE A EXTRANJIA ATENCIÓN. TODOS LOS NOMBRES USADOS EN ESTA ENTRADA SON DE FANTASÍA. En estos días estoy realizando un viaje a Extranjia con mi esposa. Las tierras que visitamos incluyen varios países, con idiomas diferentes. E incluso hay países donde internamente también se hablan lenguas diferentes. Y también visito países donde gentes de una parte odian a las de la otra parte. Y tanto los odian que desearían no formar parte del mismo país. En fin, problemas políticos que exceden mi comprensión de turista. Y se sabe que cuando uno se pone en frecuencia Turista la comprensión y el raciocinio son limitados. Cómo se puede entender, sino, la actitud de ese gordo choto que sacó el bolso de mi señora de su silla, en la mesa del desayuno, porque era la “mejor” mesa, es decir aquella que estaba más cerca de los alimentos y se la apropió para él. Se puede viajar munido de recomendaciones: ¡No podés dejar de probar el jamón de Zangraruscos! ¡Está hecho con chanchos alimentados a maní con chocolate! ¡No deberías ir a Extranjia y no visitar Las almenas del Mogrovejo! Si uno llevó las mochila de las recomendaciones no descansará hasta no encontrar el jamón de Zangraruscos y eso puede traer una buena dosis de stress. Y los museos. ¡Cómo no fuiste al museo de Las Charutas! ¿Y no viste la sandalia agujereada del rey Wenceslao el cuarto? Yo tengo un pequeño problema con los museos. Y es que no me llama mucho ver cosas colgadas de las paredes. Creo que es porque cuando voy al dentista me paso la previa aterrorizante en la sala de espera mirando los cuadros colgados de las paredes. Para mi los museos están en orden de prioridades después de las calles, las plazas, las personas. Y con las comidas también he descubierto otro problema: el jamón, para mí, no presenta variantes demasiado significativas desde aquel que me vende mi almacenero de confianza, Don Hernán, hasta el famoso jamón de Zangraruscos, fabricado con chanchos alimentados a maní con chocolate. Ojo, sé que es un asunto privativo de mi propia brutalidad e ignorancia. Pero con los vinos me pasa algo parecido. ¡Y con las cervezas! Tanto me han recomendado el vino de la ribera del río Los Plastas. Y lo he probado y no digo que no es rico, que no lo digo. Pero cuando le pido a Hernán, mi almacenero, un novi más o menos decente, el que me expende no difiere en demasía del que consumí ayer proveniente de la ribera de Los Plastas. Sé que todo eso hará que cuando llegue deba justificar mi conducta por no haber visto, por ejemplo, la famosa pintura de La Maja Agachada a la Mañana. Pero bueno. Iré a comprar una postal de La Maja Agachada a la Mañana para saber, por lo menos, de qué va la famosa pinturilla.

jueves, septiembre 06, 2012

HOMENAJE A MERRILL WOMACH La tapa de este disco aparece casi siempre en las listas de las peores tapas de todas las épocas. (Nota del autor: un disco era un círculo negro de material plástico con un pequeño orificio central por donde solía egresar la música si se lo pinchaba con una aguja metálica conectada a un amplificador de sonidos. La aguja más el amplificador se denominaba tocadiscos. Hoy no se fabrican más. Ni los discos ni los tocadiscos) En una época los discos eran importantes y sus tapas también porque en ellas se mostraba al artista y/o el concepto artístico que deseaba expresar con su música. Merrill Womach fue un empresario de pompas fúnebres norteamericano, además de organista y cantor de música gospel. Fundó el llamado Servicio Nacional de Música que proveía de música grabada a las funerarias de todo Estados Unidos. En 1961 sobrevivió a un terrible accidente de aviación pero quedó horriblemente desfigurado, como se ve en la tapa del disco, y con quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo. Cien galones de nafta de aviación explotaron alrededor de Merrill que pudo escapar y salvar su vida de milagro. El atribuyó su salvación a que el incidente formaba parte del plan de Dios. Y describe una serie de circunstancias que contribuyeron a que su destino no encontrara finiquito en un resto negruzco, humeante e irreconocible. Cuenta que en el momento del impacto se desmayó y gracias a que los ojos se le cerraron la deflagración no afectó a su visión ya que el fuego furibundo lo hubiese dejado completamente ciego. Una vez recuperado el conocimiento Merrill salió caminando de entre los pedazos de hierro al rojo y llegó hasta una ruta donde fue recogido por dos hombres, que habían visto el avión caer, y lo llevaron en el coche de uno de ellos. El funebrero, mientras era trasladado al hospital, comenzó a cantar una canción espiritual de agradecimiento. Su médico contó posteriormente que es común que en el camino al hospital el paciente entre en shock y fallezca, con mayor razón en el caso de nuestro empresario que estaba malamente herido. Pero que cantar lo mantuvo despierto y eso le permitió llegar vivo al lugar donde le realizarían las curaciones que en definitiva lo salvaron. Womach vivió muchos años organizando sepelios y cantando en alabanza del señor aunque su rostro quedó monstruosamente desfigurado. El propio empresario y cantor dijo que su cara, después del accidente, parecía un malvaviscos recién sacado de la fogata de un campamento. Su esposa comentó alguna vez que su cara simplemente se había ido y que en su lugar los médicos le dejaron una tira de piel injertada con los orificios imprescindibles como para respirar y hablar. La tapa de su disco llamado “Nuevamente feliz” es considerada una de las peores de la historia. Pero esta historia, una vez relatada, suaviza los aspectos hórridos de la cubierta y quizás nos haga enfocarnos en los ojos de Merrill, bastante disimulados por esos párpados artificiales, ojos que constituye lo único, además del alma, que permanece sin menoscabo a lo largo de una vida, por terrible que esta sea.
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