sábado, agosto 28, 2010


HOMENAJE A DOUBLE

Tengo el propósito de sacar en la guitarra, esto es, de aprenderme, los acordes de una hermosa canción del hoy olvidado dúo suizo llamado Double (uno más de los llamados one hit wonders, es decir aquella clase de artistas que una vez la pegaron con un tema y después se hundieron en un anonimato más grande que el anterior éxito). La canción se llama The Captain of her heart (El capitán de su corazón) y además de su valor artístico cobra para quien esto escribe mucho más relieve por el hecho de que le gustaba mucho a mi mamá. La bella señora tenía algo más de setenta años y una vez, escuchándola en la radio, suspendió por un momento la claringrilla y me dijo: “qué hermoso que es esto”. Gran sensibilidad para una persona “mayor” descubrir y disfrutar los valores artísticos que puede contener la música “moderna”. Aunque no me sorprendió de mi tocaya (Julia) porque ya a fines de los cincuenta atesoraba en la discoteca de casa lo que tal vez sea el disco fundacional de la bossa nova llamado Chega de saudade, por Joao Gilberto (Si me parece ver ahora la portada con el entonces joven músico brasileño poniendo cara de enfurruñado y al lado el título del disco en castellano “Basta de nostalgias”. Mi madre y mi padre deben haber sido de los primeros en tener esa joya. De ellos heredé, junto a mis hermanos Fernandito y Alvarito, la preferencia por esa clase de música que no toma por los atajos sino que prefiere internarse a través de los caminos menos transitados, pero que te llevan a mejores lugares.
Basta de nostalgias.

Foto: Fernando y Julia algunos años antes de comprar Chega de saudade.

lunes, agosto 23, 2010




CRÓNICAS DE UN VIAJE A NECOCHEA. Quinta parte.
RESUMEN DE LO PUBLICADO: Un grupo de muchachos viaja a Necochea para jugar un partido de fútbol contra un equipo de la ciudad antes nombrada. A uno se le rompe el auto. Otros dos se pierden porque el encargado de su guarda se los olvida en Coronel Vidal. Un cuarto sufre una arritmia cardíaca y se pierde el partido. Un quinto queda duro después del partido debido a un lumbago rebelde que no se le quita.
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Suplicio más grande que el de dormir junto a un roncador no hay. Me tocó compartir la habitación del hotel de Necochea con una persona que posee altas virtudes morales, y de mis mayores afectos, pero que a la hora de dormir, como si fuese un señor Hyde liberado por los tormentos mentales (tormentales) del doctor Jekyll, comienza a roncar con entusiasmo digno de un aserradero recién inaugurado. El ronquido de mi amigo, excelente ejemplar humano en la vigilia, despreciable rata en el sueño, tiene la particularidad de persistir tanto en la aspiración como en la expiración, de forma que un trueno constante, taladrante, desesperante es el sonido que gobierna el templo del sueño donde sólo debería escucharse la respiración calma del durmiente que arregló todas sus cuentas con la vida antes de arrojarse al jergón. El ronquido de Curly, de los tres chiflados, por citar sólo un ejemplo, en la expiración producía un musical y amable gorjeo (pi,pi,pi,pi,pi) que de alguna manera suavizaba y hacía olvidar el roncar agresivo de la aspiración previa. Pero el de mi buen amigo, encantador en la vigilia, depredador en el sueño, es un ronquido que no cesa nunca y me va sumiendo en un frenesí creciente que altera mi ritmo cardíaco y desiguala mi bipolaridad a favor de la fase depresiva. Bien pensado, quizás debería agradecerle porque, con el objeto de tapar ese graznido insufrible, en un momento de la noche me introduje en los oídos los auriculares de mi dispositivo musical a pilas y escuché las maravillosas armonías de un músico irlandés llamado Neil Hannon en su último disco. Que escuché entero cuatro veces seguidas. Presentado el problema a mis demás camaradas, la mañana siguiente, me preguntaron por qué no lo había sacudido o mojado para despertarlo brevemente y que así cambiase de posición. Otros chuscos sugerían que, si volvía a ocurrir, lo orinase o lo matase con el método de la almohada sofocante. En un momento de la malhadada noche no pude aguantar más y me acerqué al borde de mi cama para aplicarle un golpecito con tres dedos en el hombro pero una pata del catre se venció, el mueble se volcó de costado y mi frente se golpeó horriblemente contra el borde de la mesita de luz.
Amanece, parece que se despierta, ha disminuído el horripilante ronquido de la expiración, no así el de la aspiración. Quizás el hombre, santiagueño él, sea de aquellos que se despiertan al alba, se levantan y se van para siempre. Se mueve. Parece que se va a dar vuelta. Eso es alentador. Ah, no. Libera un cuesco y reanuda el serruchamiento.

Foto: El hombre pasea por la ancha playa necochense luego de una noche completa de descanso reparador.

viernes, agosto 20, 2010

CRÓNICAS DE UN VIAJE A NECOCHEA. Cuarta parte.
RESUMEN DE LO PUBLICADO: Un grupo de muchachos viaja a Necochea para jugar un partido de fútbol contra un equipo de la ciudad antes nombrada. A uno se le rompe el auto. Otros dos se pierden porque el encargado de su guarda se los olvida en Coronel Vidal. Un cuarto sufre una arritmia cardíaca y se pierde el partido.
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Por ser los futbolistas de nuestro equipo personas muy mayores, las giras deportivas siempre arrojan un triste saldo de heridos, enfermos y víctimas de coma alcohólico. Algunos no pudieron jugar por venir de Buenos Aires ya lesionados, como es el caso del doctor V que tuvo un accidente de esquí en Bariloche (eso es ser fino), H que se lastimó el tobillo en el ensayo previo al viaje y El Tano que sufrió una arritmia cardíaca horas antes del trascendental encuentro, como ya quedó brillantemente narrado en capítulos anteriores. O, jugador y técnico hace rato que tiene la rodilla hecha puré. Los tres últimos igualmente entraron unos minutos pero su participación fue testimonial. Yo mismo (J) llegué al balneario sufriendo aún las secuelas de una doble bronconeumopatía virósica grado tres. BJ, en cambio, jugó casi todo el partido pero horas después se quedó completamente duro a causa de una espantosa neuralgia del nervio ciático. En el elegante pub que está frente a la plaza, atendido por camareras muy bonitas, donde el plantel se reunió la noche posterior al partido, el pobre muchacho, que apenas podía moverse, fue depositado cuidadosamente en el brazo de un sillón donde le daban de beber con una pajita. Al acabar la velada se lo llevaron al hotel entre varios compañeros. La mañana del regreso hubo de ser vestido por quien compartía la habitación porque el buen BJ no podía. Se dice, aunque nadie lo confirmó, que también tuvo que ser ayudado para poder llevar a cabo las abluciones más íntimas (yo mismo escuché a uno que dijo que se la tuvo que tener para que pudiera orinar, pero más tarde aclaró que se refería a la campera). En la posición en que lo retiraron del pub lo colocaron en la cama y de esa forma lo acomodaron en la camioneta del doctor V a la mañana siguiente para emprender la vuelta al pago. Eso sí, convenientemente estibado y abrigado.

jueves, agosto 19, 2010


CRÓNICAS DE UN VIAJE A NECOCHEA. Tercera parte.
RESUMEN DE LO PUBLICADO: Un grupo de muchachos viaja a Necochea para jugar un partido de fútbol contra un equipo de la ciudad antes nombrada. A uno se le rompe el auto. Otros dos se pierden porque el encargado de su guarda se los olvida en Coronel Vidal.
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Ese hombre que se ve en la foto, con la única compañía de un perro negro, está acabado. El derrumbe es total. Mira el horizonte como si allí pudiese encontrar las respuestas a tanta desesperanza. Sólo el animalito lo acompaña en la soledad de la pena. Los perros son de los pocos seres que nunca abandonan a un fracasado. Los demás compañeros, a unos metros de allí, viven la euforia de la tarea bien cumplida en el partido que finalizó hace minutos. Mientras él rumia su pesadumbre los otros se palmean y se besan. El de la incipiente calvicie, a quien se le llama El Tano, apenas recordará en el futuro nuestro viaje a Necochea por lo que no fue. Esta es su historia: El Tano, por primera vez desde que milita en nuestro valeroso team, iba a ser titular en el difícil match contra el club Del Valle de la hermosa ciudad costera. Pero la noche anterior a la brega una severa arritmia cardíaca transformó su corazón en un indómito caballo galopante que quisiera arrojar al jinete y en lo posible pisotearlo. Ello decidió al entrenador a excluirlo sin más, previa consulta al plantel, que unánimemente opinó que no era bueno que el querido El Tano jugara con el bobo mal. Pero, por misericordia, nadie le dijo que se lo sacaba por causa de la importante falla cardíaca. Se lo confinó al banco de suplentes, con uniforme de jugador, para que viviera de la ilusión y no se retobara. Una exclusión por causas patológicas se le puede discutir al mister pero una decisión exclusivamente táctico-estratégica nunca se objeta. Son códigos. Los hombres funcionamos así. Y así nos va. Cuando terminó el partido, el hombre, que entró de lástima y por su insistencia los últimos minutos pero, por suerte, no expiró, no podía más del enojo. Estaba furioso con todos. Decía que nunca había podido jugar un partido entero en las giras del equipo y ahora, que tenía por fin la posibilidad de hacerlo, lo sacaban.
-No te podíamos dejar jugar con la arritmia –alegaron todos a una-.
-¡Yo conozco mi arritmia! Yo sé cuándo puedo jugar y cuándo no.
-No podíamos dejar que te murieras y después tuviéramos que llevarte de vuelta en una bolsa negra de plástico.
Esta expresión se usa mucho en las películas norteamericanas. Preferentemente de guerra o policiales. Ignoro si en nuestra patria se introduce a los cadáveres en bolsas de plástico. Pero como efecto dramático es de mucha eficacia.

martes, agosto 17, 2010



CRÓNICAS DE UN VIAJE A NECOCHEA. Segunda parte.
RESUMEN DE LO PUBLICADO: Un grupo de muchachos viaja a Necochea para jugar un partido de fútbol contra un equipo de la ciudad antes nombrada. A uno se le rompe el auto.
¡Hemos perdido a dos! Los hechos: cada propietario de automóvil tenía asignado entre dos y tres personas para transportarlos en su unidad a la ciudad de Necochea. Es pertinente afirmar, entonces, que cada cochero era responsable de quien llevara dentro de su carrindanga. Una vez puesta en claro esta premisa diré que cuando partió el coche que tenía el embrague destrozado (ver primera parte), los demás integrantes de la caravana de la esperanza debieron subir velozmente a las respectivas unidades para retomar el viaje escoltando al averiado. Cuando uno de los choferes arrancó notó que le faltaban dos pasajeros –sólo estaba su compañero de la parte delantera- pero no le asignó a este hecho ni mucha ni poca importancia. Los dos abandonados se encontraban en un comercio de venta de antigüedades observando y curioseando los gramófonos y otros vejestorios igualmente inútiles (me refiero a la mercadería ofrecida). En el local de venta de porquerías polvorientas uno de sus empleados se apiadó de los dos viejos y les sirvió un te mientras esperaban el rescate emocional.
Que se inició más o menos una hora después cuando el conductor del auto averiado, en el que me encontraba, recibió un llamado de uno de los que estaba en el negocio de anticques que le informó que los habían dejado de garpe. Al punto se le transmitió la novedad al presidente de la delegación que llamó al conductor olvidadizo para que urgente regresara en procura de los dos hombres que estaban bajo su custodia, guarda y protección.
El cabeza de chorlito debía desandar unos 50 kilómetros de camino y volverlos a transitar para volver a sumarse a la comitiva. Cuando posteriormente se le preguntó a uno de los extraviados la razón por la cual no llamó inmediatamente para ser rescatado y lo hizo casi sesenta minutos después, alegó que no tenía señal en su dispositivo inalámbrico para comunicaciones interpersonales y que recién la recuperó a los cincuenta y tres minutos contados a partir del instante en que se dio cuenta de que se habían olvidado de él como un papel viejo. Esa circunstancia no sirvió para hacer más benigno el veredicto del grupo cuando olvidados y olvidadores llegaron a la cantina en la ciudad de Necochea para el almuerzo inaugural.
Las razones que el perdedor de gente alegó más tarde, más que razones fueron un traslado improbable, y tomado de los pelos, de su propia responsabilidad hacia todos los integrantes del grupo argumentando una indefinida falta de compañerismo y otros argumentos igualmente inconsistentes. ¿Y el compañero del conductor? ¿Qué papel le cupo en esta historia bizarresca al copiloto del chofer amnésico? Baste decir que nuestro hombre fue testigo del ingreso de los dos hermanitos perdidos al comercio, que se llamaba “Quién diría”, y nunca lo comunicó. Quién diría. Creo que un juez de verdad lo hubiese declarado inimputable sin más. En fin, para él y para el conductor parece difícil encontrar atenuantes. En cualquier caso los fabulosos cuatro hubieron de escuchar el juicio del grupo recibido en asamblea plenaria en el restaurante de Necochea. Dicho dictamen tuvo la forma de una cancioncilla muy popular que todos los argentinos aprendimos a cantar cuando éramos apenas unos purretes y que dice:
Por esa acción
Por esa acción
Se merece(n) una canción
¡¡¡¡QUÉ BOLUDOS, QUÉ BOLUDOS, QUÉ BOLUDOS, QUÉ BOLUDOS, QUÉ BOLUDOS!!!!

Fotos: a)A medida que van llegando al restaurante, más de una hora después de la prevista, los hombres, que parecen rehenes recién liberados de un secuestrador llamado Alzheimer, son recibidos entre risas, burlas, mofas, remoquetes, cargadas, befas y pedorretas.
b) Frente del negocio donde se perdieron nuestros distraídos amigos.

lunes, agosto 16, 2010



CRÓNICAS DE UN VIAJE A NECOCHEA. Primera parte.
RESUMEN DE LO PUBLICADO: Un grupo de muchachos viaja a Necochea para jugar un partido de fútbol contra un equipo de la ciudad antes nombrada.

En la ruta uno de los modernos automóviles que llevaba a los players se rompió. En el documento fotográfico se aprecia exactamente el lugar del incidente. En el otro daguerrotipo puede verse un grave conciliábulo entre parte de la delegación en orden a determinar los pasos a seguir que se pueden clasificar del siguiente modo: a) llamar a la concesionaria puesto que el vehículo estaba en garantía, b) buscar un taller mecánico que arreglase el desperfecto, c) vender el auto por lo que nos dieran, d) dejarlo abandonado a un costado de la ruta y para siempre.
Se optó por la segunda opción (b) y el coche fue llevado sin embrague hasta la ciudad de Necochea donde uno de los muchachos del equipo contrario, de profesión mecánico, lo arregló en menos que canta un gallo.
Casi contemporáneamente con este evento se producía un suceso de ribetes insólitos que recomiendo para su lectura próxima a los queridos lectores de blogs semianónimos.

jueves, agosto 12, 2010


GIRA A NECOCHEA 2010

Nuestro equipo sale a la costa del mar argentino para enfrentar el próximo fin de semana al poderoso representativo del club Del Valle. Hasta ahora nunca les hemos podido ganar y no veo razones que me hagan sospechar que podremos lograrlo el domingo. Pero lo que vale es el encuentro con los amigos de allá y el compartir un asado de fábula a la vera del río Quequén, que calmará los dolores del cuerpo y regularizará la presión sanguínea.

Foto: estampilla conmemorativa del primer viaje en 2008.

miércoles, agosto 11, 2010


HOMENAJE A LAS PALOMITAS
Las palomitas que se aprecian en la foto son descendientes legítimas de las inquilinas del monumental palomar que el señor Diego Casero tenía en su estancia y que está emplazado justo en el lugar en donde el 3 de febrero de 1852 se librara la batalla de Caseros que dio trágico finiquito al gobierno del restaurador Ortiz de Rozas. El hoy célebre Palomar de Caseros es una construcción circular que parece una torta de tres pisos, en cuyas celdas se albergaban a más de diez mil palomas para su crianza y posterior sacrificio, con fines alimentarios. El pichón de paloma formaba parte sustancial de la dieta en la pampa argentina del siglo diecinueve. Al mes de vida, el pobre animalito estaba en condiciones de ser muerto y posteriormente ingerido. Estas sucesoras de aquellas sacrificadas palomitas patrióticas hoy comen plácidamente la pizza que se hornea en la pizzería El Quebracho, ya sin el riesgo de ser horneadas, guisadas o fritadas. Sufren otra forma de agresión por el descrédito que deben sobrellevar debido a las supuestas enfermedades de las cuales serían transmisoras. A mí me parece una patraña del monopolio-destituyente. Prefiero quedarme con el mérito de las solidarias avecillas que, como vemos en el grabado, lejos de encanutar su alimento farináceo, permiten a los insoportables loritos que compartan la colación sin plantear diferencias de raza. Bravo por las portadoras de paz que no trepidan en repartir su papita pal loro.

viernes, agosto 06, 2010


HOMENAJE AL FÚTBOL ARGENTINO

Qué suerte que se terminó el campeonato “del mundo”, quizás la paparrucha más grande “del mundo”. Todo concepto al que se le adosa “del mundo” me da desconfianza. En fin. El legítimo hombre de fútbol se harta bastante de los rituales que inventa la F.I.F.A. para darle al torneo “ecuménico” un tinte épico, heroico, magnificente. Pura representación de un acontecimiento magno que no es tal. El futbolero genuino espera con ansiedad el comienzo de nuestro campeonato de campos horribles y baños tóxicos y ha de alegrarse más si su equipo sale campeón que si la selección gana el campeonato “del mundo”. Esto se lo discuto a cualquiera, aunque no dudo que el hincha de verdad me dirá: es verdad, Juli, si me dan a elegir, yo prefiero que Atlanta ascienda. ¡Toda la vida! Argentina me la paso por las bolas con tal de que el bohemio salga campeón.
Comienza nuestro campeonato criollo y se acabaron las vuvuzelas, las mujeres viendo fútbol, las mujeres opinando, los hombres que nunca ven fútbol opinando, los planos de los técnicos haciendo el ridículo con sus ademanes de mico, comenzando por nuestro Dieguito, la ¡música! con cornos y pífanos cuando los equipos ingresan a la cancha, el referí sacando la pelota de un pedestal como si se estuviese apoderando mismamente de un objeto sagrado, acaso el santo grial, las declaraciones de Dieguito, los himnos nacionales. Y su patética secuela protagonizada por los tres chiflados (Grondona-Bilardo-Maradona. ¡Puro código!) En fin, nada de esto tiene la menor importancia para el hincha nacional porque la verdad siempre está en el verde césped, como decía el gran Angelito Labruna. Y en el verde césped “mundialista” estuvieron Demichelis, Gutierrez y Heinze. Triste trío. Es muy sencillo, si les ganamos a los griegos, a quién podemos gastar si no hay un mísero zorba en toda nuestra comarca. O a los nigerianos, o a los coreanos capitalistas, o a los hijos del Chapulín. A los nazis, no. A ésos no les pudimos ganar.

Foto: éste es el verdadero fútbol del pueblo: un jugador orina en el árbol antes del partido.

domingo, agosto 01, 2010


EL REGRESO

He vuelto a las canchas después de haber sufrido una penosa neumonía doble de origen telma viral. Es un diagnóstico propio puesto que hace tiempo que no permito que los médicos toquen mi cuerpecito. Hago mías las palabras del gran Marcel Proust que en su imponente novela En busca del tiempo perdido dijo que la naturaleza sólo parece capaz de proporcionar enfermedades cortas. Pero la medicina le agregó el arte de prolongarlas.
La mañana gélida no parecía lo más a propósito para el regreso a la actividad física siendo que me encontraba débil y desfalleciente, y la tos ferina seguía despertando en las noches a mi esposa, perra y gata. Me abrigué con buena parte de mi guardarropa esportivo y le prometí a mi mujer que jugaría vestido con pantalones largos. Con todo, una vez comenzada la brega, el esfuerzo fue minando el resto de energía con el que me presenté a la grama y tuve que pasar del puesto de defensa central al de guardameta donde no se corre tanto, aunque se vuela. El viento helado de la mañana continuaba penetrándome por la boca y exacerbaba esa tos convulsa, productora de expectoraciones verdolagas y grumosas que hubieron de alfombrar buena parte del área penal. Pero ganamos, y eso es lo que vale.

Foto: Mi padre, el gran Fernando José, extraordinario delantero, en la ocasión luce rodilleras porque seguro que el golero les faltó y un futbolero de ley siempre juega donde lo ponen.
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