EL CAZADOR ENTRE EL CENTENO Me dispuse a leer mi libro una vez que posé sobre la mesita del living mi taza de café y pegué de puñetazos sobre el cojín de mi sillón favorito a efectos de mejorar su condición muelle. El libro en cuestión es una novela llamada El guardián entre el centeno aunque también se la conoce en castellano como El cazador oculto. El título original en inglés es The catcher in the rye. El autor es un escritor norteamericano llamado Jerome David Salinger. Hasta ahí está todo impecable. Me calzo los embrocantes y comienzo la lectura. Se trata de una traducción del inglés al castellano realizada en España por una señora, o señorita, de nombre Carmen Criado. A poco de comenzar noto, y apunto mentalmente, que hubiese sido muy provechosa una traducción del “español de España” a un español que resulte tolerable en mi querida patria (República Argentina) ¿Qué quiere decir “horterada”, por ejemplo? Corro al diccionario: Acción o cosa vulgar y de mal gusto. Está en el diccionario así que no puedo protestar. A llorar a la iglesia.
Dice en otro tramo de la novela: “Me puse a hacer el indio”. Aquí sí que no hay diccionario que valga aunque me jacto de conocer el significado de “me”, “puse”, “a”, “hacer”, “el” e “indio”. La frase posiblemente busque expresar “me hacía el gracioso”, creo.
Sigo: “…Un vejete que no distingue el culo de las témporas”.
No, no y no. Así no se puede más. Cogí mi chaqueta y salí corriendo a la casa de mi vieja profesora de inglés, Miss Kavannagh, que orilla actualmente los noventa años bien llevados. La dama posee una biblioteca inmensa que ocupa tres de las cuatro paredes de su sala. La saludé y le recordé que había sido su alumno en 1965. No me reconoció pero me pidió: “In english, please”, es decir, que le hablara en inglés. Le pedi The catcher in the rye y me lo señaló en la biblioteca con su dedo tan tembloroso cuan sarmentoso. Volví a mi casa para, munido de la edición en el idioma de Shakespeare, poder determinar qué había puesto el señor Salinger en su obra para que la traductora española escribiera a su vez “Un vejete que ya no distinguía el culo de las témporas”.
Volví a mi sillón favorito, renové la provisión de café puesto que el anterior ya estaba frío como el culo de una zarigüeya, me repantigué y busqué la página del libro británico. El párrafo en cuestión reza: “…that didn´t know his ass from his elbow”. Algo así como “no distingue su culo de su codo”. Debe ser un dicho inglés como el de las témporas sería español. Témpora es un período de ayuno, por lo que cualquiera de las dos expresiones suena sin sentido para un argentino de bien, aunque no quiero ser melindroso; lo que quiso expresar el autor es que la abuelita de Holden Caulfield, que así se llama el protagonista de The catcher in the rye, era una viejecita bastante ida.
Continuemos: Carmencita, la traductora, traduce: “Eso sí que me pone negro” cuando lee en el original de Jeremías Salinger: “That´s something that drives me crazy”. ¡Qué costaba decir “eso me está volviendo loco”, Carmiña guapa?
Otra:
“Me la jugó buena, el tío” por “fue ciertamente un truco sucio” (It certainly was a dirty trick)
La expresión “gilipolleces” navega por todas partes. Jeremías Salinger escribió "that crap" (esa mierda) ¡es que acaso no existe la palabra mierda en el idioma castizo!
Continúo con el carma de la traducción de Carmen: "Estás como una cabra". Es obvio que quiere expresar "estás loco" cuando leyó you´re nuts. Pero ¿para qué meter un pobre animal que de demente no tiene nada?
¿Qué es una chaqueta de pata de gallo? J. D. Salinger, cuando preparó su obra, a mitad del siglo pasado, tecleó en su máquina, y quedó adherido sobre el papel: "hound´s tooth jacket". La señora Criado, cuando tradujo puso "chaqueta de pata de gallo". Ahí sí que no sé qué es ni una cosa ni la otra puesto que nunca tuve un saco de diente de sabueso y menos una chaqueta de pata de gallo.
Esta es horrible, mirá, mirá: Un compañero de colegio le pide a Holden que le preste su saco (chaqueta) pero el joven se niega porque “no quiero que me la des toda de sí”. Desvío la mirada hacia el noble ejemplar in english que me prestara Miss Kavannagh y leo: I don´t want you stretching it. Era tan sencillo. Si la amiga traductora ponía: “no quiero que me lo estires” nos quedábamos todos contentos (hechos unas verbenas).
No quiero fatigar pero
Dice:
"Tenían orejas de soplillo"
por
"Sus orejas estaban pegadas hacia fuera" si traducimos más o menos aproximadamente la frase Their ears stuck out.
"Soplillo", he averiguado, es una pantalla de caña para avivar el fuego.
Cuando la traductora dice "tiene más años que un camello" Salinger escribió she is old as hell (Es vieja como el infierno)
¿Qué tiene que ver el infierno con los camellos, hija de un gran Cervantes?¿por qué te metés con los animales?
Mi esposa pasó frente a mi sillón favorito y reparó en que yo estaba con un libro en cada mano como si fueran propiamente las tablas de Moisés. Me preguntó:
-¿Qué lees?
-El guardián entre el centeno.
-¿Y el libro que tenés en la otra mano?
-El guardián entre el centeno…
-No tomes tanto café que te excitas.
-No me dejó terminar la frase, yo quería decirle El guardián entre el centeno pero en inglés.
Dejé ambos volúmenes porque pasaban en la tele Chacarita contra Atlético de Tucumán. Partidazo. Perdió Chaca pero sigue solo en la punta. Atlético busca el ascenso directo a la categoría inmediata superior (Primera “A”) y achicó la diferencia con el funebrero.
El fútbol es algo que me pone la mar de bien.