viernes, abril 17, 2009


EL SEÑOR MANFRED NO CONCURRE A FIESTAS

El tío Manfred no concurría a fiestas. No insistas, querida no voy ni iré nunca a fiestas, solía repetirle a su esposa cada vez que algún sarao, verbena o cuchipanda requería la presencia del matrimonio en el que formaba dupla junto con Lucy. Esto se lo había advertido él mismo a su futura mujer apenas se pusieron de novios. Pero ella, ilusa como todas las damas, pensó que podría cambiarlo.
Imposible. Lucy se vio obligada, a partir del mero momento en que contrajo nupcias, a concurrir sola a cualquier celebración, incluso a las más trascendentales como casamientos, cumpleaños y bar mitzvahs. Está de más decir que Manfred tampoco hacía acto de presencia en velorios y enterramientos, aunque propiamente no quepa denominárseles celebraciones. En aquellos primeros tiempos ella solía quejarse amargamente con el argumento de que parecía una viuda y que él la forzaba a mentir todo tipo de pretextos para justificar su ausencia.
-Está con una gripa que lo tiene fatal –argumentaba-, una angina puntácea lo tiene a mal traer –pretextaba-, una apoplejía aguda me lo obligó a guardar cama –bolaceaba- y así. Casi siempre en el orden de las dolencias físicas. Los parientes cercanos y amigos sabían perfectamente que él no iba a fiestas porque no se le daba la real gana. Sin ir más lejos, su hija, Morita, cumplió los quince años y papá Manfred no se dignó presentarse en la gran fiesta que se organizó en un salón de postín.
Lucy solía organizar reuniones en la propia casa y Manfred no oponía ningún reparo pero se quedaba en su habitación leyendo un libro y escuchando en el combinado sus discos de Django Reinhardt acompañado de Esteban Grappelli (digo que Reinhardt estaba acompañado de Grappelli, no Manfred, aunque bien puede afirmarse que, gracias al milagro de la música, el misántropo estaba maravillosamente acompañado por ambos) La pobre Lucy le llevaba, con una frecuencia de media hora, sandwichitos y bebida a su marido, que apenas entreabría la puerta de su cuarto para recibir las vituallas y decir gracias. Algunas veces él pensó en cambiar la puerta de la habitación por una con pasaplatos como las de las cárceles de máxima seguridad.
-Está mi mamá, por lo menos podrías venir a saludarla y volver a acovacharte en tu pieza –imploraba ella, a sabiendas de que lo suyo era predicar en el Sahara un día en que hay paro de transportes-.
-No voy a fiestas, Lucy, no insistas. Mandale un beso a la vieja.
Un día, Morita se fue a vivir a Italia contratada para trabajar como voleybolista profesional en un club llamado Stampanato della Bella Cazzorla. Allí consiguió un novio italiano y regresó a la Argentina para casarse. Pero papá Manfred se negó a ir al casamiento.
-Papi, no podés hacerme esto a mí –dijo Morita, haciendo un puchero como para una familia numerosa-.
-Mi amor, desde tu primera comunión que sabés que no voy a fiestas. Arreglá todo y decime cuánta plata necesitás.
-¡Pero esto no es una fiesta ¡Es un casamiento!
-Un casamiento es una fiesta, Morita.
-Por lo menos -dijo la chica, ahora llorando y aguando con lágrimas sus mocos- vas a venir a la ceremonia religiosa.
-Imposible, nena. Es una fiesta.
No es una fiesta! ¡Fiesta es cuando comen y toman!
-Se comen la hostia y el cura bebe el vino. La gente está bien vestida. Se chusmea. Hay música. Si eso no es una fiesta…
Parece cruel lo que hace este buen hombre –o lo que no hace, por mejor decir- pero desde siempre que no va a fiestas. No sé por qué insisten si él lo avisó con tiempo. Hace décadas que lo vine advirtiendo.
Qué paradoja, amigos, cuando Manfred murió, la esposa dispuso un velatorio al que asistieron todos los parientes y amigos de la familia, muchos de los cuales reconocieron que don Manfred, dentro de todo, había sido un buen hombre. Claro está, si dejamos al margen aquella tara incomprensible. Eso sí, por su voluntad expresa este noble caballero hubo de ser velado a cajón cerrado.

5 Comments:

Anonymous gerjofe said...

Me hace acordar a mi viejo....la excusa de mi Mamá era "tiene coronas", aclaro que tenía florería y siempre algún muerto aparecía

11:39 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

esas personas merecen todo mi respeto y mi admiración

12:50 p. m.  
Blogger bonito lunch said...

me identifico con manfred.

6:59 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

tendríamos que hacer una fiesta todos los que nos identificamos con Manfred

7:46 p. m.  
Anonymous gerjofe said...

yo no voy...

2:14 p. m.  

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