19 HISTORIAS DE CINE
1)Las butacas del cine del villorrio donde transcurrió mi infancia cada tanto colapsaban bajo el peso de los cuerpos. El estruendo provocado por la caída del o la desafortunada cortaba el clima del filme y lo trocaba por una euforia desbordada que ni mil cómicos podrían lograr con sus medios histriónicos.
2) Ellos nos obligaba a una constante atención porque no se sabía en rigor cuáles butacas estaban deterioradas y cuáles no. Estar sentado en un asiento que se derrumbaba suponía transformarse en el hazmerreír de la concurrencia y más tarde, gracias al boca a boca, del barrio.
3) El olor a pis de gato se aguantaba bien una vez que se pensaba que los felinos mantenían a raya a los roedores.
4) Durante el intermedio entre película y película descendía sobre el escenario, mediante el sistema de poleas, un gran cartón rectangular que tenía pegados cuadrados y redondeles multicolores del mismo material. Los cartones contenían propagandas de los negocios de la zona.
5) Un pasatiempo medianamente divertido, que nos permitía pasar esos minutos interminables, consistía en que uno dijese una palabra contenida en alguno de los avisos y el otro debía mencionar dónde estaba ubicada tal palabra.
6) Las golosinas que llevaba en su caja mágica el chocolatinero pueden clasificarse según su nivel de ventas de tal modo que en la primera colocación estaba el maní con chocolate, en la segunda el turrón Namur y en tercer lugar, que bien podría ser el primero, pero quedaba un tanto relegado debido a lo prohibitivo de su precio, el notable bombón helado.
7) El acomodador, cuando los chicos se ponían pesados y gritaban, pataleaban o arrojaban objetos contundentes a la pantalla, restituía el orden iluminando con su linterna las zonas en donde supuestamente estaba el núcleo del disturbio.
8) Había nombres extraños o graciosos de actores que al surgir en los créditos iniciales de la película producían en el público infantil y preadolescente oleadas impresionantes de algazara y torrentes de incontenible jolgorio. Resultaba muy productivo en tal sentido el nombre del actor español Xan das Bolas.
9) Cuando de chicos nos portábamos muy mal el acomodador nos sacaba de la sala discretamente y nos obligaba a hacer exigentísimos ejercicios físicos en el vestíbulo hasta que terminara el filme.
10) El primer beso, aquel que crece en la penumbra, como decía Dolina, lo dí en el cine Helios, única sala de mi humilde pueblecito.
11) Un día el cine Helios se incendió. Esa semana proyectaban una película de Sergio Renán basada en una novela del escritor uruguayo Mario Benedetti: Gracias por el fuego.
12) En el cine Helios ofreció sus primeros conciertos el grupo Arco Iris. La banda de Gustavo Santaolalla tocaba los domingos a las once de la mañana. Qué juventud sana la nuestra, que hacía el esfuerzo supremo de levantarse un domingo a las diez de la mañana para ir a escuchar música. La resaca se empezaba a disipar con los primeros acordes de Mañana Campestre.
13) Un amigo se peleó con la novia y ese sábado, como estaba solo, me pidió que lo acompañara al cine. Tres filas adelante reconocíó la nuca de su ex prometida y la de un desconocido, que con su brazo a manera de echarpe, protegía el cuello de la indina. Mi buen camarada se lloró toda la película (Y eso que era una comedia de Lando Buzzanca)
14) Mi abuela un día se enteró que en Tropezón había un cine que los miércoles pasaba tres películas a precio económico. Hacia allí íbamos, Isabel, mis hermanos y yo todos los miércoles, convenientemente avituallados con emparedados y bebidas.
15) La natural inclinación que tiene el piso del cine a efectos de que quienes están en las butacas más atrasadas no vean obliterada la visión del espectáculo con las cabezas de los de adelante, provocaba muchas veces que las botellas de gaseosa que constituían parte de nuestra merienda, durante aquellas maratones fílmicas, fuesen volteadas de una patada involuntaria y terminaran rodando para morir junto al escenario, obedeciendo la norma del plano inclinado.
16) Hubo películas que padecí mortalmente por su desarrollo aburrido como ser Fray Escoba que trataba sobre la vida de San Martín de Porres o una biografía de Chopin Liszt interpretada por Cornel Wilde. No todas las vidas de las personas célebres, ni aun la de los genios, son necesariamente interesantes. Basta leer la autobiografía de García Márquez. El tipo escribía de maravillas pero tuvo una vida más pava, mirá. Y por contrario imperio, hay vidas luminosas y aventureras pero mal llevadas a la pantalla por la chambonada de sus directores. Verbigracia: El Santo de la espada de Torre Nilsson.
17) Mi hermanito, cuando las películas eran aburridas, se dormía y cuando se encendían las luces al final de la proyección, se despertaba y preguntaba ¿era linda la película?
18) Para ver el film Santiago Querido con Leo Dan la gente hizo tres cuadras de cola.
19) Canuto Cañete y los 40 ladrones la debo haber visto no menos de cinco veces. Si me apuran, puedo cantar completo el jingle del jabón que diera origen al concurso televisivo ganado por Carlitos Balá y que fue el desencadenante de tantas y tan diversas peripecias la mar de divertidas, pero no quiero seguir contando porque podría haber gente que desearía verla.