jueves, abril 26, 2007

ALCOMINGA (Marca Registrada)


Nueve y diez de la mañana. Llega Zuloga a la oficina. Barba sin afeitar. Posiblemente cuerpo sin bañar a estar por el pelo seco, despeinado, dañado, pajizo, un asco. Lo único impecable es su calzado, por el que mi compañero la vida diera. Porta una carpeta bajo el sobaco derecho.
-Inventé algo sensacional -dice-. Me pasé la noche sin dormir pero lo tengo casi terminado. Faltan unos pequeños ajustes.
Despliega sobre mi escritorio un dibujo bastante pobre de un hombre de perfil.
-Inventé un aparato para burlar los putos controles de alcolemia. ¿Viste cuando te paran en la calle y te ponen ese aparato en la boca para ver si estás borracho?
-Si, un control de alcolemia.
-¿Qué pasa?
-Nada, que lo que describiste es justamente un control de alcolemia. Ahora, ¿se dice alcolemia o alcoholemia?
-Eso ahora no importa. Con este aparatito que salió todo de mi cacumen no te van a detectar nunca jamás la borrachera. Ni a vos ni a nadie. Es como una especie de globo, pero un poco más grueso, que adentro lleva una carga de aire limpio. Vos, por ejemplo lo tenés en la guantera y cuando ves por el parabrisas que están haciendo uno de esos operativos de mierda, y bebiste, obvio, si no bebiste no pasa nada. Pero si te tomaste hasta el atrevimiento, vos abrís la guantera y manoteás el Alcominga. Por ahora lo llamo Alcominga pero se puede cambiar el nombre siempre que haya uno mejor. Entonces te ponés el Alcominga adentro de la boca. Cuando el cobani, o quién mierda sea, te pone el aparatito de ellos, vos, como si le cantaras el quiero retruco, ya tenés el tuyo en el garguero con el respectivo tubo de la punta encastrado justo adentro del de la taquería. Entonces, con los dientes, apretás el borde del Alcominga y empieza a largar un aire sano y limpio como eructo de bebé, que va justo adentro del que enfunda el representante de la ley, que te felicita y te deja ir con una palmadita en el culo. ¿Cómo la ves?
No era mi intención pincharle el Alcominga pero tenía algunas dudas así que quise preguntarle:
-¿Y qué pasa cuando…?
Pero justo llegó Arizmendis, nuestro jefe, que tomó el dibujo, lo observó muy por arriba y nos pidió amablemente:
-Por qué no se dejan de pelotudear y empiezan a laburar.
.

2 Comments:

Blogger La condesa sangrienta said...

juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa despuès le comento, pero ahora déjeme reir un rato. El dibujo mató! ajajajajajja

2:43 p. m.  
Blogger Roedor said...

Muy lindo, pero con el dibujo era suficiente.

A veces conviene que el soberano se quede con hambre (no mucho, pero con hambre al fin...).

4:12 p. m.  

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