viernes, mayo 18, 2007

LA METAMORFOSIS DE JULIO
Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Así comienza La Metamorfosis del gran Franz Kafka. Yo sé bien lo que es eso, porque, si bien no me he convertido en una cucaracha, o lo que quiera que sea en lo que se convirtió Gregorio, puedo afirmar que mi metamorfosis fue de hombre a bicho bolita. Esto exige una explicación: para atemperar un poco mis espantosos dolores estuve procurando una posición más o menos llevadera en la cama, hasta que por fin pude estabilizarme en la popularmente conocida como fetal. Para mí es la posición de bicho bolita. Me retraigo en mi mismo formando un bollito, de costado, en el borde del lecho que me corresponde y mi cuerpo adquiere una redondez muy similar a la del simpático batracio cuando no camina.
Al igual que el señor Samsa mi primigenia aflicción, cuando vi las manecillas del reloj informándome que eran las diez, fue no poder concurrir al trabajo y desazonar a mi patrón don Roberto Arizmendis. Hay que estar muy jodido para compararse con un personaje de Kafka. Mi mujer trae una visita al dormitorio. Es Zuloaga. Lo lleva del brazo igual que las secretarias televisivas a los tímidos participantes de concursos de preguntas y respuestas. Mi compañero se sienta en una silla que Mariana dispuso junto al lateral donde me acurruco y el verbo acurrucar me trae inmediatamente a la memoria la canción Cucurrucucú paloma, que no viene al caso ni ahí.
-¿Qué te pasó? –pregunta Zuloaga, que lleva debajo del sobaco una gruesa carpeta-.
-Tengo un problema en el nervio ciático.
-¿Un problemas de nervios?
-Si, ciáticos. ¿Y vos?
-Yo qué.
-¿Vos cómo andás?
-Ah, bien. Bah, con el loco de Arizmendis no muy bien. Cuando consiga el socio para mi proyecto no sabés la patada en el culo que le voy a dar.
-Ah, lo del Alcominga.
-¿Qué pasa con el Alcominga?
-El invento tuyo para pasar los controles de alcoholemia.
-Ah, sí. No, pero ahora tengo otro que me va a dejar más guita. Che, parecés una pelota.
-Estoy hecho pelota. Estoy listo para tirarme en una pileta estilo bomba, solamente que me tienen que llevar y tirarme.
-¿Adónde?
-Nada, dejá.
-Mirá, Julio. Tenés que ver esto. Inventé un aparato para pasar los controles antidoping sin problemas aunque te hayas tomado un licuado de cocaína con asteroides.
-Ester
-¿Qué pasa con Esther?
-Esteroides.
-¿De qué?
-De nada, seguí.
-Se lo voy a vender a futbolistas, tenistas, atletas, no sabés el mercado que hay para eso. Allí es donde está la tarasca fuerte. Todavía me falta hablar con una compañía que fabrica pitos con piel de verdad para que se una a mi proyecto.
-Me da impresión.
Mariana trajo dos cafés. Mi taza la apoyó en la mesa de luz y le colocó una pajita flexible, un tubo de drenaje, vamos, para que pudiera sorber desde mi posición, sin usar las manos, que las tenía en posición de rezo prensadas entre las dos rodillas. Así más o menos la iba llevando, con dolores mínimamente tolerables. Diez minutos más tarde Zuloaga se iba con su carpeta un poco desilusionado porque yo no lo había tomado demasiado en serio. Con mis penurias a cuestas, hasta un mínimo gesto facial me hacía nana. El invento da como para ser tomado para la chacota, pero en mi estado achacoso la chacota estaba completamente contraindicada. Se trata de una especie de pene adicional que se encastra al propio y que lleva dentro una carga de orina pura y limpia. Cuando un deportista profesional drogón es sorteado para el control antidoping, se coloca el apéndice peneano, que por dentro tiene un pequeño pomo lleno de pichín bueno que le prestó algún voluntario limpio, y lo expele dentro del frasquito de la federación, asociación o la institución rectora que fuere. Zuloaga también me contó que iba a contactarse con unos que fabrican una especie de prótesis y cuyo aviso aparece todos los días en el gran diario argentino. Yo estaba fatigado como para formular mis objeciones, sin contar aspectos legales o morales. Una de ellas podría ser que el pedazo de miembro artificial le otorgaba un largo desmesurado al original, lo cual, bien visto nunca puede ser desdoroso, todo lo contrario (doroso). Para graficar su invento, esta vez Zuloaga no dibujó un gráfico con lapicitos de colores, como con el Alcominga, algo que le critiqué en su momento por elemental y berreta, pero hizo algo no menos bizarro, usó la fotografía de un hombre desnudo, tomada de perfil, que arrancó de una revista gay, y, a continuación del miembro original del agradable modelo, le dibujó el pito-pomo o pomo-pito, invento que llamó provisoriamente Dopaminga. La foto me la mostró durante sólo unos segundos y la devolvió rápidamente a la carpeta por temor a que, pillado por mi esposa, ella entrase a sospechar que nos gustaba ver fotitos verdes.


Dicen que por las noches/nomás se le iba en puro llorar/Dicen que no comía/nomás se le iba en puro tomar/Juran que el mismo cielo/ se estremecía al oir su llanto/cómo sufrió por ella/que hasta en su muerte la fue llamando/Ay, ay, ay, ay, ay,... cantaba/Ay, ay, ay, ay, ay,... gemía/Ay, ay, ay, ay, ay,... cantaba/De pasión mortal... moría./Que una paloma triste/muy de mañana le va a cantar/a la casita sola/con sus puertitas de par en par/juran que esa paloma/no es otra cosa más que su alma/Que todavía la espera/a que regrese la desdichada/Cucurrucucú... paloma/Cucurrucucú... no llores/Las piedras jamás, paloma/¡Que van a saber de amores!/Cucurrucucú... paloma, ya no llores. Cucurrucucú paloma. Tomás Méndez

Aviso del diario con marbete indicador colocado por Zuloaga




























6 Comments:

Blogger Roedor said...

Gran descubrimiento entomológico, al menos para mí: el bicho bolita es un batracio.

Ahora estoy más asustado.

10:10 a. m.  
Blogger La condesa sangrienta said...

Convertido en bicho bolita y hecho pelota, su mujer en cualquier momento lo patea fuera de la cancha, Yulai.

(roedor, quizás se trataba de un sapo con un cigarrillo en la boca...ya sabe, se infla como una pelota. O una bolita)

10:26 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

tengo que confesar que lo de batracio es un homenaje a Dolina, que a cualquier animal, insecto o lo que fuere,le decía batracio. Pero ojo, yo sabía que el bicho bolita no es un batracio, aprobé Zoología con 5.

11:45 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Ojalá que no, Condesa, si Mariana me dejara, me pincharía.

11:46 a. m.  
Blogger Roedor said...

A mí, sin embargo, me hizo acordar a los primeros cuentos de Fontanarrosa, a quien Usté roba de manera descarada pero tierna. Esos primeros cuentos solían tener algunas faltas de ortografía y usaban palabras en determinadas situaciones donde lo que valía era su sonido y no su semántica, no sé si me explico. Decirle "batracio" a un bicho bolita suena bárbaro, aunque no sea verdad.

3:22 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

esa es la idea! batracio es una palabra que suena lindo en cualquier contexto. Lo de robo a Fontanarrosa es una afirmación propia de tu manera de ser que seguro que te perjudica en otros órdenes y no lo podés evitar. Sin perjuicio de que Fontanarrosa es mi ídolo, pero robar es lo que hace Bucay o ése que se ganó el premio por la novela Bolivia que era toda plagiada.

9:46 a. m.  

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