miércoles, agosto 23, 2006

COMO DECIRLE A MI PADRE QUE TRABAJO DE DELIVERY BOY
Peor sería decirle que soy chorro. Pero a los 53, con una carrera, una familia, una casa en el barrio La Providencia y un trabajo de más de veinte años en Providencia, seguro que se lo toma a mal.
Mi trabajo de repartidor de pizzas necesariamente me lleva a hogares cuyos dueños o locatarios se sorprenden al verme. En lugar de ensayar una explicación poco creíble prefiero en todos los casos decir la verdad, que estoy en el negocio de logística alimentaria provisoriamente, hasta que aparezca otra cosa. Lo peor es soportar las caras de conmiseración. Piensan que estoy en la bancarrota. No me importa. Muchos me dicen que no puede ser que lo único que alguien como yo consiga sea un empleo tan mal pago y tan ingrato, especialmente por todo el frío que se absorbe por boca y oídos. Ni hablar de los sabañones. La principal consecuencia de mi nueva actividad es que todo Providencia, Providence y, en menor medida, mi propio barrio, La Providencia, se enteraron de que el ex gerente de la inmobiliaria Arizmendis todas las noches monta su motito y lleva a los hogares providenciales los pedidos de la pizzería La Muzza Inspiradora. Pero la verdadera prueba fue llevar pizza a la casa de mi padre. Cuando la esposa del dueño de la pizzería me dio el papelito que decía “L. Aufranc 679, una chica de muzzarella y dos empanadas de carne” me preparé para lo inevitable, un gran disgusto para el viejo. En la calle L. Aufranc 679 vive mi padre con su segunda esposa. No encontré una explicación que no lo dañara. Sabía que eso es imposible, el hombre tiene ochenta años y es militar retirado. No fue sencillo.
-¡Hijo! ¿sos vos? -me reconoció aunque yo tenía puesto un pasamontañas-
-Si, padre. No te asustes.
-¿Te compraste una pizzería?
-No, padre. Soy un simple repartidor.
-¿Te echaron de la inmobiliaria?
-No, me fui por propia voluntad. Acá está tu chica de muzzarella y tus dos empana…
-Vos estás loco. Si no te da ni un poco de bochorno lo que estás haciendo es porque definitivamente has perdido la chaveta. ¿Qué dice tu mujer?
-Nada.
-¿Y Matías? No me vas a decir que mi nieto no está avergonzado de tener un padre que reparte pizza. ¿Cuánto es?
-Ocho pesos. Es hasta que consiga algo mejor. Lo comprende. Los chicos son más abiertos que nosotros.
-Si, y mientras tanto que todo Providencia vea que un hijo del coronel reparte pizza con una motito. Ojalá y no te rompas la crisma antes de que recapacites. ¡Vos sos un ingeniero agrónomo, Julio! El estado te ha pagado la carrera para que tengas tu título arrumbado y trabajes de pizzero. Así estamos en este país. Qué sentido tiene destinar tanto presupuesto para la educación. Para que después los mequetrefes, los nenes de papá, tomen las facultades o repartan pizza. Tendrían que ser pagas las universidades, ahí sí que íbamos a ver. Inexplicable lo tuyo, Julio. Tomá diez pesos. Guardate el vuelto.
-Gracias, padre.
Dos pesos de propina está mejor que bien.
resumen de noticiasviajes y turismo
contador web