AMORES DE ESTUDIANTE
Yo tenía una compañera de facultad que estaba linda como una mañana de primavera en la casa de mi niñez, con mi padre cortando el pasto con la máquina manual y mi madre tomando el sol y preparando un spritz. Mi compañera de estudios era muy parecida a Brigitte Bardot, una actriz francesa que en su época era la mujer más hermosa del universo (ver foto). Esta compañera y yo coincidimos en una materia y enseguida nos tuvimos simpatía. Nos encontrábamos muchas veces en el bar de la facultad para desayunar o para almorzar. O simplemente para tomar café. Era tan bella mi compañera que, cuando entraba en la biblioteca silenciosa, ésta se convertía en la biblioteca rumorosa, merced a los bisbiseos extáticos del estudiantado masculino. Es justo mencionar que en la biblioteca silenciosa cualquier distracción era un buen pretexto para una pausa o descanso en la ingesta de conocimientos. Con una frecuencia de una vez por hora, aproximadamente, se hacía un jueguito tonto cada vez que alguien levantaba un poco la voz. Cuando ello ocurría alguien emitía un sonoro shhhh. Después se sumaba uno más fuerte y todos terminábamos haciendo shhhh con muchas haches hasta que uno gritaba con una voz que imitaba desesperación: ¡Cállense! La carcajada general era la señal para un breve recreo que autorizaba las charlas en voz normal. Todo el break duraba unos tres minutos. Luego regresaba el silencio al solemne ámbito y vuelta a los tratados y manuales. Un pasatiempo tan pavo como ver a Marcelo. Mi compañera, a quien en adelante llamaremos Brígida, pero sólo como traducción de Brigitte, no por alguna particularidad de su latencia sexual, mi compañera, digo, Brígida, era de izquierdas y militaba en una agrupación estudiantil con un nombre del tipo FAUDI TUPAC. O algo así. Era de las militantes de antes. Los militantes de antes militaban sin pedir nada a cambio. O sí, la Liberación. Que no la pedían, la exigían. No como los “militantes” de ahora que cobran pingües sueldos y no hacen nada más que aplaudir. Entiéndase el significado de la palabra pingüe como copioso y abundante. Si se desea otra acepción para pingüe también está bien. La divina Brígida militaba. Yo sabía que en algún momento ella habría de requerir mis antecedentes en cuanto a concientización, ideología y participación, efectiva o moral, en la lucha del estudiantado junto a los trabajadores de Sitrac Sitram. Cero al as en los tres. Borrame la doble. En ese momento no pude, no me animé a soltar aquella frase que para los estudiantes movilizados en pos de la liberación nacional suponía un insulto. Esa frase era: “yo a la facultad voy a estudiar” La pronuncio ahora y miro hacia los costados por si alguien la escuchó y me denuncia por asqueroso. No había nada más reaccionario que decir “yo voy a la facultad a estudiar” De modo que cuando Brígida me preguntó qué hacía yo a favor de la liberación, contra el imperialismo y las derechas reaccionarias le contesté en un hilillo de voz: “nada” Eso la alejó bastante de mí. Me restó puntos. No me daban ni para la promoción. Los días subsiguientes nos cruzábamos en los pasillos de la facultad, en el bar, en la biblioteca y me saludaba con una tibieza que me dolía. Sin beso. Hasta que un día en que el bar estaba lleno, hubo de sentarse a mi lado donde estaba la única silla libre. Yo estaba leyendo el diario Noticias. Que era el diario de los montoneros. Cuando Brígida, que estaba más linda que nunca con su minifalda de cuero, observó mi lectura, me dijo:
-¡Bien! Lees Noticias. Entonces no estás tan en babia como dijiste. Hacés un trabajo real para concientizarte. Bien, Julio. Bien.
Su beso en mi frente calentó todo lo que venía debajo de ella hasta llegar a las meras uñas pedestres. Los varones dentro del bar me envidiaron. Lo sé.
-Yo creía que estabas en la pavada, pero no. –agregó radiante de hermosura políticamente esclarecida-.
-Qué va a ser.
Nunca le dije que leía Noticias, el diario de los montoneros, por las extraordinarias fotos que traía la sección deportiva.
3 Comments:
Jajaja ¡muy bueno!
Esa es Naza, no?
Je.
Yo tambien leia el diario de los montos por la Deportiva. Creo que eramos unos cuantos...
¡Roe! Tanto tiempo sin vernos. ¿todo bien?
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