LOS 4 DE COPAS
Con motivo de la visita de una delegación de futbolistas uruguayos para participar de un match de fútbol con un similar argentino, y posterior banquete de camaradería, se produjo el debut del cuarteto musical llamado Los 4 de Copas. Este medio se complace en entrevistar a uno de sus integrantes:
-Ante todo, gracias por recibirnos.
-De nada.
-¿Cómo surgió la idea de formar el grupo?
-Queríamos encontrar una manera creativa de agasajar a nuestros amigos orientales, que vienen a visitarnos todos los años, y se nos ocurrió hacer algo por el lado de la música. Por eso decidimos unirnos aquellos que tenemos vocación por el arte de combinar los sonidos. Y comenzamos a ensayar.
-¿Con qué frecuencia ensayaban y desde cuándo?
-Comenzamos hace casi tres meses. Nos reuníamos los sábados y ensayábamos día y noche. Quiero decir que empezábamos a las seis de la tarde, que era de día, y terminábamos a las ocho…
-Que era de noche.
-Exacto. Por eso digo que ensayábamos día y noche.
-¿Cómo fue la elección del repertorio?
-Esa fue una cuestión que nos insumió muchas discusiones, desavenencias y consensos forzados. También fue un tema espinoso lo referente a la duración del recital.
-¿Por qué?
-Yo sostenía que no debíamos tocar más de tres canciones. Aunque debemos haber ensayado alrededor de diez.
-¿Por qué?
-Por las características y el estado del público que nos escucharía. Ibamos a tocar al final de un asado suculento y bien regado. Es muy diferente tocar en un concierto que en una comilona, y a los postres, cuando los comensales están, o achispados y eufóricos, o somnolientos y podridos. En ambos casos la atención es bastante precaria, mínima. Además el show era un anexo del encuentro, una sorpresa del que no estábamos muy seguros si sería mejor recibida que el posterior campeonato de truco. Siempre me acuerdo de algo que escribió el gran escritor español Jardiel Poncela: él decía que odiaba los café-concerts. Que prefería ir a un concierto y que le sirvieran un café antes que ir a un café y que le metieran un concierto. No a cualquiera le gusta que le empiecen a tocar una música cuando él no lo pidió. Ese es más o menos el concepto.
-¿Qué características tuvo el repertorio?
-Siempre estuvimos de acuerdo en que debía ser popular. Con la presencia de alguna creación uruguaya para lo cual recurrimos al gran Zitarrosa y al no menos grande José Carbajal, El Sabalero. Pero el día del último ensayo volví a cargar con la idea de no tocar más de tres temas. Otra vez discusiones. Alguno de los integrantes de Los 4 de Copas estaba totalmente en desacuerdo pero al final aceptó por respeto al consenso que había entre los tres restantes. Eso es democracia. Así da gusto.
-¿Y cómo resultó el recital?
-Bueno, tocamos Zamba por vos de Zitarrosa, Pedacito de cielo que es un valsecito argentino de Stamponi, Francini y letra de Homero Expósito. Terminamos nuestra presentación con A mi gente de El Sabalero. Tremenda ovación. Fue el punto culminante de nuestra carrera. El cenit yo diría. La gente revoleaba las servilletas, emitía sonoros chiflidos ayudándose con los dedos índice y medio. Terminaron cantando con nosotros Que el tamboril se olvida y la miseria no, que el tamboril se olvida y la miseria no, que el tamboril se olvida y la miseria no. Me bajé del escenario, volví a mi asiento y el público comenzó a gritar ¡otra! ¡otra! Yo pensé que estaban llamando al mozo ya que algunos miraban a la barra y mostraban sus botellas vacías. Pero no, era para nosotros. Regresé de un salto al tablado y tocamos una milonga para lucimiento vocal del que había deseado un concierto largo. Pero la atención no era la misma y para colmo el tema era medio bajón. La letra comenzaba con “El que ha vivido penando por culpa de un mal amor” Imagínese como seguiría. Todo mal. Yo ejecutaba con soltura y donaire mis arpegios pero escuchaba claramente conversaciones, risas, algún ronquido. Gente que se levantaba para hacer pichín y hacía ruido con la silla. Se había roto la preciosa burbuja del milagro artístico y ahora había dispersión. ¡Yo se los había avisado! Terminó la canción, ahora con aplausos un poco más retaceados y volví a bajar del proscenio, esta vez definitivamente. Fue un concierto breve, pero yo tengo un refrán de mi propia cosecha que dice: lo malo, si breve, parece menos malo. Fue una experiencia inolvidable.
Foto: GJF
2 Comments:
si se observa bien, cerca del guitarrista que luce una remera azul con vivos blancos, (parece que sería una V blanca), se verá una botellita de agua mineral y si se observa detrás del guitarrista con buzo de egresado, se ve un vaso de gran tamaño con un centímetro de líquido color oscuro, que parece gaseosa, pero ampliando la vista es del color de la camiseta del equipo de Chavez.
Resistirían algunos de los 4 de copas el estricto control soplando el aparatito????.mmmmmm
Por lo demás, la actuación estuvo muy bien 10 felicitado, pero lo más importante fue el esfuerzo, las ganas de hacerlo y atreverse.
Bravo, bravo, bravo !!!!
el vaso de novi era de josé. Yo solamente tomé whiaky.
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