jueves, julio 14, 2011

BREVES LECCIONES SOBRE EL CEREBRO
Cuando leo un libro, una novela, por ejemplo, suele ocurrir que el autor, cuando describe cierto escenario lo hace con detalle. Allí es donde comienza a trabajar tu cerebro con el fin de materializar dicho lugar. El escritor pone una mesa acá, unas sillas allá, unos cuadros acullá, cortinados; menciona lo que se observa a través de la ventana. Y yo, en forma simultánea pero autónoma, voy dibujando o construyendo ese espacio. No se necesita que el escritor brinde demasiados detalles. Basta con acudir al archivo de la memoria. En el caso particular, leía una novela del escritor japonés Murakami, que lleva por título Tokyo Blues. El hombre del sol naciente, en uno de sus capítulos, hace la descripción de un sanatorio u hospicio donde residen personas con problemas mentales. Y habla de un restaurante, dentro del establecimiento, con capacidad para doscientas personas. Ese restaurante tiene un biombo para reducir la capacidad en épocas en que no acude tanta gente. Basta para mí, me dije. Suficiente información. Últimamente estuve a comer en el restaurante de cierto hotel en Ezeiza que dispone de una gran capacidad para los comensales que allí se acercan. Digamos, más de doscientas personas. Empero, como estamos en temporada baja, no hay en estos días demasiados concurrentes. El local dispone de un largo biombo, o mampara, que se utiliza para achicar el espacio del comedero. Con eso me resultó suficiente para acomodar a los pacientes japoneses de Murakami en mi restaurante de Ezeiza. La memoria supera a la imaginación que, a su vez, deriva de la información. Buena conclusión. Sugiero que el cerebro funciona como una oficina de archivos. En dicha oficina hay montones de muebles archiveros (o archivadores) que contienen carpetas. Pero no las carpetas en la acepción que se utiliza en el mundo de la computación si no de las viejas carpetas de cartulina que se decoloran con el tiempo. Entonces, siguiendo con el ejemplo del restaurante del escritor japonés, extraigo del archivador una carpeta que dice RESTAURANTES CON BIOMBO PARA ACHICAR LA CAPACIDAD. Y fue allí que surgió el del hotel de Ezeiza con su espacioso rerstaurante. Y previamente, cuando Murakami, cuyo nombre de pila es Haruki, por lo que en adelante podríamos llamarlo Haru, describía cómo es la recepción de aquel hospicio para dementes, mi mente dirigiose a la oficina de archivos y extrajo del archivero una carpeta amarilla en su origen, y ahora beige, que rezaba RECEPCIONES DE HOSPITALES, SANATORIOS, HOSPICIOS Y OTROS ESTABLECIMIENTOS PARA LA CURA DE VARIOPINTOS MALES. Fue así que encontré cierta recepción de hospital donde alguna vez fui a visitar a un tío que estaba muy enfermo. Ese fue el escenario que le di a aquel que Haru describió o imaginó en un lugar cerca de Kyoto, allá lejos, en Japón. Por ello es que las descripciones minuciosas de los escritores son al ñudo. Porque nosotros, los lectores, sólo necesitamos un par de datos y después llenamos todo con la información que se almacena en nuestra oficina de archivos llamada Memoria. Lo mismo pasa con los personajes. Sin apartarme del escritor japonés (Haru) agregaré que, cuando describe a alguna mujer japonesa me basta con que diga, como dice uno de sus personajes en Tokyo Blues sobre cierta mujer: “tenía el pelo largo y negro como la tinta china.” Enough. Voy a la oficina y agarro la carpeta de MUJERES DEL ORIENTE donde hay una foto de la chica de ascendencia china que trabajaba en la última versión de Los ángeles de Charlie, ésa donde también actúa la hermosísima Cameron Díaz. Lucy Liu. Ahí está. Lucy Liu será mi mujer con el pelo largo y negro como la tinta china. ¿Y qué ocurre con los paisajes? ¿ Se da el mismo fenómeno cerebral? Lo mismo. No cambia nada. Se aplica similar procedimiento. Murakami describe el lugar donde se encuentra el establecimiento para desequilibrados, en un bosque que en invierno se cubre de nieve. BOSQUES CUBIERTOS DE NIEVE. Me acordé de un bosque nevado que hay que atravesar para llegar al pie de cierto volcán dormido, allá en nuestra Patagonia. Allí estuve hace tres años. Y allí alojé a mis tres personajes japoneses que animan escenas interesantísimas de la novela del ponja. En la provincia del Neuquén. Así funciona el cerebro. La imaginación no existe.

3 Comments:

Blogger edu, desde el barrio, said...

Sin embargo, Ud. acaba de describirla...

2:34 p. m.  
Blogger Luigi said...

Yo también hurgando en mi memoria, registré que Ud con su team se han enfrentado muchas veces con equipos uruguayos.

Tarea para la casa
Realizar una reseña del triunfo uruguayo anoche, partiendo desde su propia experiencia.

8:25 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Buena idea!

9:42 a. m.  

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