LA MENTIRA ARDIENTE
Cachorro es el nombre del perro de nuestro pizzero de cabecera. En enero el honesto comerciante partió de vacaciones hacia la fresca Santiago del Estero y dejó a su can al cuidado de un familiar (del pizzero). Pero el perrito, triste por lo que creía el abandono de su camarada humano, un día se decidió y lo fue a buscar. Sin la ayuda de un GPS o cuanto menos de una Filcar, es muy posible que el animal se haya extraviado porque nunca más se supo de él. Cuando el pizzero regresó de su veraneo tomó conocimiento de la falta de Cachorro y se desesperó. Pero primero reputeó a toda su familia por la indolencia. Luego publicó un aviso muy caro en el diario Clarín con una foto a color del pichicho. Pasaron algunos días hasta que un señor, desde la localidad de San Martín, le telefoneó para comunicarle que había reconocido al perro del retrato, que el cuadrúpedo vagaba sin rumbo en inmediaciones de la peatonal. El pizzero lo fue a buscar y lo trajo de vuelta a la pizzería ante la algarabía del vecindario que había aprendido a querer al bueno de Cachorrín. Con el transcurso de las horas, sin embargo, fue creciendo la sospecha de que ese perro de lengua colgante no era nuestro estimado Cacho. Sus hábitos eran bien distintos de aquel que nosotros veíamos todos los días echado junto a la puerta de la pizzería, justo al lado del pizarrón de las ofertas. Por ejemplo, el Cachorro original no se molestaba por las bicicletas y las motos, sin embargo, el que habían traído de San Martín, a cada pierna de motociclista o ciclista la tomaba como si fuese propiamente un jamón de Jabugo; el Cachorro primigenio sentía un odio racial hacia los gatos y los corría por calles y senderos de grava hasta que los felinos lograban ganar las copas de los árboles con el corazón al borde del estallido. Este Cachorro sanmartinense, en cambio, veía pasar a silvestres y félixes y no les ladraba ni siquiera por compromiso. Al punto me acordé de una notable película de 1950 titulada en castellano La mentira ardiente (título original: No man of her own) protagonizada por Bárbara Stanwyck, John Lund, Jane Cowl, Richard Denning y gran elenco, dirigida por Mitchell Leiden y basada en la novela de Cornell Woolrich I married a dead man (Me casé con un muerto), quien firmó la obra como William Irish, aunque también se le conoce bajo el seudónimo de George Hopley. En el filme Helen (Barbara Stanwyck) es una mujer embarazada que ha sido recientemente abandonada por su novio. Sola y sin un penique la pobre dama encinta aborda un tren desde New York hacia San Francisco con la finalidad de iniciar una nueva vida. En el convoy conoce y traba una amistad ocasional de viajeros con un gentil, joven y adinerado matrimonio, Hugh y Patrice, quienes también esperan un hijo. En un momento Patrice le pide a Helen que se coloque su anillo de matrimonio porque necesita lavarse las manos en el toilette del tren. La formación ferroviaria descarrila, la mujer embarazada muere y también su esposo. Helen, que también sufre heridas en el accidente, entra en coma pero posteriormente se salva y da a luz prematuramente a su hijo. Por el anillo matrimonial que tiene colocado en su anular los rescatadores creen que Helen es Patrice y la llevan a la sobria mansión de los padres del joven muerto en la tragedia vial, que no conocían a su nuera ni por fotos. Allí Helen-Barbara, columbra la posibilidad de tener una familia y no sufrir nunca más privaciones, ni ella ni su criatura, y decide tomar el lugar y la identidad de Patrice, la desafortunada mujer muerta junto a su cónyuge. Los suegros nunca sabrán nada pero el hermano de Hugh, el elegante Bill, comienza a sospechar… Sin embargo Bill opta por continuar con la farsa al ver a sus padres tan radiantes y dichosos en compañía de la que creen su nuera y su nieto recién nacido. Hasta que aparece el amante de Helen, Steve, el cruel sinverguenza que inoportunamente la había abandonado a su suerte, y que ahora le exige…
Bueno, lo que sigue en el filme es excepcionalmente apasionante pero me estoy desviando demasiado y temo descarrilar como el expreso New York-San Francisco. La pregunta que me hago es ¿Sería justo si aventuro que nuestro pizzero está siguiendo el mismo proceder que el cuñado, el apuesto Bill, que continuó con la simulación de que esa mujer era la madre de su sobrino, es decir, su cuñada, es decir, la nuera de sus padres, es decir, la madre del nieto de sus suegros, con el objeto de no ocasionar una pena extraordinaria a sus padres de él? Así como en la película el caballeroso Bill, por misericordia hacia sus ancianos padres, decidió prorrogar la farsa de que Helen era Patrice ¿fingirá el pizzero, por autoconmiseración, que ese perrito es su Cachorro querido para no enfrentarse al dolor inconmesurable que supone la ausencia de su mejor amigo?
Bueno, lo que sigue en el filme es excepcionalmente apasionante pero me estoy desviando demasiado y temo descarrilar como el expreso New York-San Francisco. La pregunta que me hago es ¿Sería justo si aventuro que nuestro pizzero está siguiendo el mismo proceder que el cuñado, el apuesto Bill, que continuó con la simulación de que esa mujer era la madre de su sobrino, es decir, su cuñada, es decir, la nuera de sus padres, es decir, la madre del nieto de sus suegros, con el objeto de no ocasionar una pena extraordinaria a sus padres de él? Así como en la película el caballeroso Bill, por misericordia hacia sus ancianos padres, decidió prorrogar la farsa de que Helen era Patrice ¿fingirá el pizzero, por autoconmiseración, que ese perrito es su Cachorro querido para no enfrentarse al dolor inconmesurable que supone la ausencia de su mejor amigo?
9 Comments:
Podría agregar que todos hacemos lo de su pìzzero lo mismo una que otra vez...y hacemos de cuenta que quien está con nosotros es aquél que era pero ya no tanto... Pero mire que se me ha puesto vueltero, eh?
"lo mismo" esta de más, corrija, por favor...
Julito, saque al spammer de arriba!
Cuántas preguntas esenciales que nos marcan el rumbo de la vida, julito...
Usted es un faro en la neblina, qué quiere que le diga.
Lo de "columbra" me mató...
Edu, lo tuyo es una buena idea, no lo había pensado.
Luigi, decime cómo se saca eso.
Roedor: el verbo colomubrar siempre me hace quedar bien. Cuando estoy en algún cenáculo lo saco y me luzco.
Me imagino cómo debe chapear... salvo que le agarre la dislexia como recién.
Ja!
Todo venía bien hasta que sacó y lució su cenáculo...atrevido!
Por favor no digas colomubrar, sino columbrar. Espero haberte prevenido antes de que asistas a algún cenáculo.
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