jueves, enero 10, 2008



HISTORIAS DE VACACIONES NO TAN BUENAS



Un "mielero" argentino jugaba al fútbol en una playa de Torres, al sur de Brasil (ver foto). En el instante en que yo, ocasional compañero del inaugurador de hímenes, me relamía pensando en el zambullón al mar que marca la terminación del juego, una jugada lo ungió como protagonista de un proyecto de gol harto avanzado. Pero un rival brasileño se opuso al proyecto y lo trabó desde atrás. Mi conterráneo se desplomó sobre la arena, desesperado de dolor, mientras escrutaba su pie izquierdo. Era una milanesa lógica porque el soccer playero se juega a pie desnudo. De pronto, la arena, que hacía las veces de pan rallado adherido al empeine, se abrió y surgió la sangre a borbollones. Milanesa y rojo, ergo, milanesa a la napolitana. El argentino, adolorido y asustado, se encaminó hacia el opalino océano saltando en una pata pero no contento. Cuando regresó a tierra firme el agua había removido la arena-rebozador de su otrora milanesa y se observaba en dos de sus dedos sendos huesos que sobresalían de la carne trémula (ver retrato hablado*). La sangre manaba que te manaba. Es lo que los médicos traumatólogos denominan fractura expuesta. Y muchas otras personas también. La flamante esposa, cuando desde su tumbona, escuchó a su flamante esposo-hijo gritando-llorando llegó bramando-puteando hacia el corro que rodeaba al infeliz. Estaba histérico-desesperada. La dama vislumbraba con femenina percepción que su honey moon se había ido a la shit.
Cuando junto a mi compañero de viaje fuimos a visitar al malhadado a la clínica de la pequeña ciudad gaúcha -cuya directora era una médica bastante feúcha- donde lo operaron, la esposa-"mielera" nos recibió a las puteadas: ¡Ustedes me cagaron la luna de miel! Si bien yo integraba el mismo equipo donde jugaba el fracturado expuesto, y además había estado lejos de la acción desgraciada, no encontré resquicio para defenderme. Quizás ella culpaba a los Hombres, tomados en su sentido genérico de que le cagasen las lunas de miel a las Mujeres, consideradas en el mismo sentido.
Lo fuimos a visitar también al día siguiente y la mujer volvió a recibirnos a puteada limpia: ¡me cagaron la luna de miel!
El tercer día estaba tan lindo que seguimos de largo con nuestras señoras y reposeras sin ingresar a la clínica. La mujer del desventurado nos vio pasar por la vereda del sol, se asomó y con el puño enhiesto nos gritó: ¡me cagaron la luna de miel!
Ma sí, morite.


*Retrato hablado confeccionado por mi compañero de tareas Zuloaga, siguiendo mis instrucciones. Es un pésimo dibujante pero creo que alcanza para darse una idea aproximativa de la horrible lesión sufrida por el "mielero".


6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

muuuuuuy sangriento, pero creo que los mieleros se la rebuscaron igual

10:14 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Así es don Macio, pero él abajo.

11:41 a. m.  
Blogger La condesa sangrienta said...

¡inaugurador de hímenes! jajajajaj no tiene derecho jaaaaaaaaa

12:12 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Yo sé que es un poco anacrónico pero me gustó.

8:43 a. m.  
Blogger La condesa sangrienta said...

-Papá esta noche vuelvo más tarde porque me van a inaugurar el hímen.

buenísiiimoooo!

4:29 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Y el padre pregunta: ¿y quién es el que procederá al corte de la cinta?
Después la mata.
Me gusta para el papel Ricardo Espalter.

4:38 p. m.  

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