miércoles, enero 16, 2008


EL CONSERVADURISMO EN EL ARGENTINO MEDIO (CRE)
Cuando impones a un comensal de que, en el asado al que acaba de llegar, no habrá asado se produce un vacío en la mente muy similar al que se experimenta cuando estamos próximos al nirvana, pero sin nirvana. No hay nirvana posible. Kurt Cobain se murió. No hay vacío, ni tira, ni mollejas.
Llego al salón de la familia en el club de mi barrio, Providencia, con mi bolsita conteniendo el kit básico para asados: vasito, platito, cubiertos y repasador de toalla. Yo ya sé que no habrá asado. A medida que los demás se van enterando reaccionarán conforme al componente calentón que albergan sus genes. Algunos no lo pueden creer, otro directamente propone matar al de la iniciativa. Uno de los muchachos me tomó del brazo. Su rostro era una horrible mueca que lo mostraba al borde del desespero. Enjugándose las lágrimas me dijo:
-¿Qué costaba, Julito, poner un cacho de tira en la parrilla y hacer unas ensaladas? ¡Nada, carajo! ¿Por qué –preguntó el conservador popular- si todos los meses nos reunimos a comer asado, hoy no hay asado? Que alguien me lo diga, por amor de Dios.
Todo comenzó cuando un integrante del grupo propuso comer empanadas en lugar de asado, fundamentado en un acto de elemental misericordia hacia el cristo que tuviera que hacer guardia frente al asador con una temperatura ambiente de casi cuarenta grados acrecentada cuanto menos diez grados por efecto de la proximidad al foco ígneo. Lejos de agradecer la consideración al prójimo que motivó al injustamente vituperado Pilar Baez cuando propuso suprimir el asado por razones de bochorno, comenzaron a aparecer los que declaraban bajo juramento que no hubieran tenido ningún inconveniente en asarse junto al asado en aras de mantener incólume la sagrada tradición del asado mensual.
Pero la decisión de comer empanadas ya había sido decretada por un komitern ad hoc que capeó con personalidad y macrismo las acechanzas y nefandas amenazas de los fundamentalistas del asado. Finalmente las empanadas estuvieron bien, no hubo que esperar demasiado al delivery boy y las elegantes cajas de cartón reciclado se acumularon una tras otra, vacías y grasosas, dentro del gran tacho de desperdicios. Sin embargo, la mente conservadora de la mayoría de los hombres detestaba reconocerlo.
Me adelanté. Antes de ello hubo que despejar otro frente de polémica traído a la mesa de las reflexiones, no sin sorpresa para los asistentes al banquete, porque no es un tema demasiado visitado por el hombre. El nuevo objetor planteó:
-Nosotros ya somos mayores, debemos estar muy atentos a lo que comemos. No podemos morfar cualquier mierda. Las empanadas Te regalo la Tercera Docena (así llamadas porque si compras dos docenas te regalan una tercera) no las conocemos, no sabemos cómo son, ignoramos quiénes son los dueños de la empresa, si tienen cuit. Donde yo compro, además, son más grandes y sustanciosas (la empanadería se llama precisamente La Empanada Grande y Sustanciosa).
Eso es joder por joder, a mí que no me digan. Si no conoce las empanadas por qué prejuzga que son venenosas. Finalmente se zanjó el entuerto pero salió otro ballbreaker (Alberto se llama) que formuló su albertencia cuando le informaron que las empanadas podían ser fritas o al horno. ¡Al horno! -gritó-. Las fritas caen mal al estómago, al horno, al horno. Algún criterioso, de los pocos que quedan, lo puso en autos de que no todos los muchachos sufrían problemas estomacales, o sufrían de colesterol, vamos, que a muchos las empanadas fritas no les afectaba ni tantito. En definitiva, se aprobó mitad y mitad. Las empanadas en el establecimiento elegido, como hemos mencionado, venían con una docena de regalo por cada dos docenas compradas. La docena de cortesía de Te regalo la Tercera Docena podía elegirse entre dos opciones: carne suave o humita.
-¿Qué hacemos con una docena de empanadas de humita? -bramó uno-.
-¿Cómo una docena? –preguntó un aritmético-. Si compramos cuatro docenas, pues entonces nos regalan dos docenas, ergo, pidamos una docena de carne suave y otra de humita.
-Doce empanadas de humita sigue siendo demasiado. No objeto las de carne suave. Mi problema es con las de humita, que no le gustan a nadie.
Tampoco quedó una sola empanada de humita. Estaban rerricas. Y así se fue la noche. El problema es que así también se va la vida.

12 Comments:

Blogger Desirée said...

Todo mal con eso de suspender asado, y peor aun reemplazarlo con empanadas,que siempre son de dudosa procedencia.

12:57 p. m.  
Blogger Roedor said...

Las de humita son las kelpers de las empanadas. Son las que uno pide como para completar la docena (una, máximo dos) porque siempre hay algún nabo (habitualmente naba) a la que "las de carne le caen pesadas".

3:29 p. m.  
Blogger Roedor said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

3:29 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Había resultado conservadora, doña Deseo.
En cuanto a lo que decís, Roedor, lo que me preocupa es que útimamente entre mis amigos jovatos de cincuenta y pico ya empieza a haber nabos a los que les preocupa que les caiga mal tal o cual comida, lo cual es tristìssimo.

3:45 p. m.  
Blogger Luigi said...

Flojísimo la verdad; para la proxima reunión se viene el arroz blanco con quesito magro?

9:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy divertido el encuentro a pesar de los desacuerdos. Después de todo, lo importante es el evento en sí, ¿o no?
Gracias por tu visita a mi blog. Sigo pispeando el tuyo. Saludos desde el Lácar.

9:37 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Eso me temo, Luisito.
Sra. Withdiamonds: la frecuentaré porque cada vez que veo esas fotos me teletransporto (un poquito) al paraíso.

9:44 a. m.  
Blogger La condesa sangrienta said...

¿ninguna de jamón y queso? mal, muy mal!
(y ojo que el próximo asado puede constar de verduras grilladas eh?)

5:38 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Había de monja y soque y también de panceta y roquefort. Ya espero la patada voladora de Roedor.

7:23 p. m.  
Blogger Roedor said...

Y sí, mire la afrenta esa de poner de panceta y roquefort, ¿dónde se ha visto?

Pero las que son realmente de puto son las caprese. Esas sí que no.

2:15 p. m.  
Blogger José Soriano said...

Pa ser de una generación cercana me asombra ud. con la humita y la caprese. Muy bueno lo suyo. Lo felicito por lo festejada que es su vida.
fraterno
js

9:56 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

En època de fiestas abundan los festejos pero uno sigue siendo triste. River tuvo un extraordinario arquero peruano que se llamaba Soriano.

6:24 p. m.  

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