VIAJE A PONTEVEDRA
El pasado fin de semana nos tocó jugar en un paraje bastante alejado de nuestro lugar de origen denominado Pontevedra (pero, ojo, no nos referimos a la provincia gallega sino a una localidad de la provincia que gobierna el señor Solá).
Jugamos contra el puntero y ganamos con un gol del negro Strugla, jugador emblemático que participa de nuestro torneo solamente cuando lo suspenden en otros dos campeonatos donde también es figura. Imagínense nuestra alegría cuando nos enteramos que, en uno de los campeonatos, debía purgar tres fechas de suspensión por escupir a 2/3 contrarios, mientras que en el otro torneo estaba lesionado. Digo dos barra tres porque al tercero contrario sólo le llegaron unas pocas microgotas de Plugge, con apóstrofe en la u (no encontré el signo en el teclado).
Postales de la mañana calurosa en Pontevedra (Provincia de Buenos Aires): 1) Vista de un sector del bonito predio deportivo de los lecheros. Debo mencionar que el equipo sindical jugó fuerte pero sin mala intención. 2) El jugador suplente, otrora aguatero, hoy encargado de las pelotas (¿pelotero?), espera la llegada del arquero para someterlo al peloteo previo, tarea que le permite entrar en contacto con la pelota ante la eventualidad de no poder hacerlo durante el match. 3) En el entretiempo, el técnico (Máximo Rolón, en la foto es el señor calvo de torso desnudo), instruye a sus dirigidos para que no se distraigan, que pongan huevo, que esperen bien paraditos, que este partido no lo podemos perder, que no la rifemos, que hace mucho calor (?), que no tiremos pelotazos, que toquemos corto, que no hagamos foules pelotudos (y también que no hagamos foules, ¡pelotudos!), etcétera. Mientras tanto el árbitro, que pareciera querer correr una pared de su ubicación original, elonga. 4) El partido ha concluído con el resultado a nuestro favor de 1 a 0 ante los lecheros, que se quejaban de su mala suerte. Los jugadores, con la satisfacción del deber cumplido, como diría José María Muñoz, abandonan el campo de juego. Nótese que hay una alegría mesurada. Es justo decir que a esta edad duele todo y uno no está para levantar los brazos y gritar hip, hip, hurra. Nótese que el que está más adelantado en el grupo es el segundo de la derecha. Se trata de Constancio Marceletti. Parece apurado
¿Para ir a bañarse?
¿Para tomarse una Teem porque está muerto de sed?
¿Para llegar pronto a su casa porque su esposa lo mata?
No, no y no. Para fumarse un faso. Tiene los king size con filtro de carbón activado en su automóvil. Se fuma unos cincuenta por día. 5) Calzoncillo cabalístico de uno de los jugadores. La foto ha sido tomada a hurtadillas porque su portador es uno de los más circunspectos integrantes del team y esos dibujitos multicolores no condicen con su imagen formal y cortés, cortándose el pelo una vez por mes. Lo suyo son los suspensores blancos. 6) Publicidad de los anatómicos Clíper y Clipercito. Esta clase de calzoncillos usa cuando no cumple con la cábala.
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