El timbreo es un sistema de captación de propiedades que consiste en recorrer el barrio y tocar el timbre de las casas (por eso lo de “timbreo”) a efectos de conversar con el dueño y obtener datos importantes para el acopio de bienes raíces para la venta. El siguiente es un diálogo tipo:
-Buen día señora (o señor). Me dijeron que por esta calle hay una casa en venta.
Ante esta introducción la señora (o señor) en cuestión puede contestar:
a) Yo no sé nada. Slam (onomatopeya de cierre violento de puerta)
b) Si, esta casa se vende.
c) Creo que la casa de enfrente se vende pero yo no sé nada. El chisme no es lo mío.
En caso de a habrá que seguir intentando en otros inmuebles con propietarios menos antipáticos. En caso de be se impone ofrecer los servicios de la inmobiliaria para conseguir que la señora (o el señor) nos “dé” su casa a la venta. En caso de ce ya disponemos de un dato como para dirigirnos a la casa señalada por la señora (o el señor) y ofrecer nuestros servicios de intermediación inmobiliaria.
En la actualidad el sistema de timbreo ha caído en desuso debido a la inseguridad reinante. La gente, por miedo o desconfianza, ante la presencia de un desconocido atiende, si es que atiende, desde detrás de la puerta y quiere desembarazarse de él lo más pronto pósible. Podemos afirmar que en el noventa y siete por ciento de los casos se produce la situación a.
Me encontraba hoy caminando junto al vendedor Zuloaga y me detuve súbitamente al ver el patito amarillo de la fotografía. Le dije a mi compañero de tareas que tenía un pedido de una casa en la zona y que quería timbrear por si la señora (o el señor) vendía. Yo sabía que, por las razones apuntadas, era difícil que me dieran artículo pero necesitaba un pretexto para presentarle a Zuloaga. No hay que olvidar que soy el gerente de la inmobiliaria Arizmendis y tengo que dar el ejemplo ante el equipo de ventas.
-Aguantá Zulo que voy a ver si la señora (o el señor) vende.
-¿Vende qué?
-La casa.
Toqué el timbre (timbreé) y salió una señora (no un señor).
-Buen día señora. Disculpe la molestia, me dijeron que por esta calle se vende una casa. ¿Usted no sabe dónde podría ser?
-No.
-Ah, bueno. Perdone otra preguntita. ¿No me vendería el patito amarillo?
Soy coleccionista de enanos de jardín y otros muñecos de yeso para decorar parques. Ese patito amarillo tenía que ser mío. Me lo vendió por cincuenta pesos.
-Buen día señora (o señor). Me dijeron que por esta calle hay una casa en venta.
Ante esta introducción la señora (o señor) en cuestión puede contestar:
a) Yo no sé nada. Slam (onomatopeya de cierre violento de puerta)
b) Si, esta casa se vende.
c) Creo que la casa de enfrente se vende pero yo no sé nada. El chisme no es lo mío.
En caso de a habrá que seguir intentando en otros inmuebles con propietarios menos antipáticos. En caso de be se impone ofrecer los servicios de la inmobiliaria para conseguir que la señora (o el señor) nos “dé” su casa a la venta. En caso de ce ya disponemos de un dato como para dirigirnos a la casa señalada por la señora (o el señor) y ofrecer nuestros servicios de intermediación inmobiliaria.
En la actualidad el sistema de timbreo ha caído en desuso debido a la inseguridad reinante. La gente, por miedo o desconfianza, ante la presencia de un desconocido atiende, si es que atiende, desde detrás de la puerta y quiere desembarazarse de él lo más pronto pósible. Podemos afirmar que en el noventa y siete por ciento de los casos se produce la situación a.
Me encontraba hoy caminando junto al vendedor Zuloaga y me detuve súbitamente al ver el patito amarillo de la fotografía. Le dije a mi compañero de tareas que tenía un pedido de una casa en la zona y que quería timbrear por si la señora (o el señor) vendía. Yo sabía que, por las razones apuntadas, era difícil que me dieran artículo pero necesitaba un pretexto para presentarle a Zuloaga. No hay que olvidar que soy el gerente de la inmobiliaria Arizmendis y tengo que dar el ejemplo ante el equipo de ventas.
-Aguantá Zulo que voy a ver si la señora (o el señor) vende.
-¿Vende qué?
-La casa.
Toqué el timbre (timbreé) y salió una señora (no un señor).
-Buen día señora. Disculpe la molestia, me dijeron que por esta calle se vende una casa. ¿Usted no sabe dónde podría ser?
-No.
-Ah, bueno. Perdone otra preguntita. ¿No me vendería el patito amarillo?
Soy coleccionista de enanos de jardín y otros muñecos de yeso para decorar parques. Ese patito amarillo tenía que ser mío. Me lo vendió por cincuenta pesos.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home