JUANA E ISABEL
Hace poco leí un libro de Guillermo Cabrera Infante, gran escritor cubano fallecido en 2005. La obra se llama La Habana para un infante difunto y es una divertida memoria de su juventud en la Cuba anterior a la llegada de Fidel Castro y sus muchachos comunistas. Se basa principalmente en sus primeras experiencias amorosas en tiempos de trabajos precarios y dinero escaso. Cuando llegó la revolución de los gorritas verdes, Guillermo vivió un tiempo en la isla hasta que se peleó con el régimen y se exilió. Terminó residiendo en Inglaterra donde trabajó como guionista y escribió en 1968 una película llamada Wonderwall, que aquí se tradujo como El maravilloso agujerito. La banda sonora del filme pertenece a George Harrison y esa música constituyó el primer trabajo discográfico del beatle sin la compañía de sus socios, Paul, John y Ringo. Quién hubiera dicho que ese cubanito humilde, que había vivido en una Habana miserable pero capitalista, más pobre que la propia Habana castrista, habitante de desvencijados edificios, con un solo baño para varias familias, apenas doce años después se codearía con la glamorosa aristocracia del swinging London gracias a ese fallido filme que no se salvó ni siquiera con la bella música de George y la no menos bella presencia de la actriz inglesa Jane Birkin (foto). Cabrera Infante nunca guardó buenos recuerdos de la película y yo estoy de acuerdo con que no lo hiciera porque era una verdadera porquería, excepto por George y la sorprendente flaca Jane. A mí el cine, en general, me produce dolor de cabeza y esta cinta no ayudó a que se me quitara. Cuando me atacan las jaquecas debo permanecer en mi butaca con los ojos cerrados para aliviar, aunque sea en mínima parte, las horribles punzadas que horadan mi mollera. Pero con El maravilloso agujerito no podía evitar abrirlos cuando aparecía Juanita dentro la pantalla plateada, casi siempre en pelota viva. Algún desubicado podría objetarme que la hermosa británica tenía pocas tetas. No niego que pueda ser así pero en los contados momentos (365) en que me atacaba alguna crisis de abstinencia tetal, la solución estaba al alcance de la mano: correr al cine de mi barrio y verme una de Isabel Sarli. Desnuda en la arena resultaba muy a propósito para tales fines. Eso sí, la música no era de George Harrison sino de Luis Alberto del Paraná.
10 Comments:
A mí me gustó la del agujerito, muy fumona era, y es verdad, yo con la Jane le miro hasta el Gran Cuñado. Esa peli de la Coca, por el contrario, es la ÚNICA que pude mirar de punta a punta, no podía pasarme denostando a un tipo que era y es la delicia de algunos intelectuales progres sin haber sufrido casi un par de horas de despliegue cárnico.
Mal gusto eso de juntar a la bella Jane y al calefón Sarli en el mismo post, julito.
Se trata sobre mujeres que me calentaron harto en 1968. Ellas se mezclaron solas en mi líbido
AGREGANDO A JANE FONDA EN BARBARELLA
SE FORMARIA UN TRIDENTE, QUE REITE DE ETO'O,HENRY Y LEO,NO SE SI VALE LA COMPARACION,EMECEHACHE
!SI! ¡Jane Fonda! Y de paso llamemos a Brigitte Bardot así la hacemos completa
y Jaqueline Bisset??? eeh???
Está bien, la invitamos. Qué linda orgia.
Vi la peli, y estoy recordando la música. Me pa le copiaron la idea.. por lo de Jane, digo.
Es cierto!
Che, recién ahora me avivo de esto. Cuando yo comenté en este post ya había publicado el mío sobre la Jane, no tiene nada de malo afanar ideas (y menos si se trata de la Jane), pero juro que no lo hice adrede.
Por lo menos no la metí a la Coca en el medio, ahora que lo pienso. Puaj.
Simplemente nos calentamos al unísono con Jane
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