sábado, abril 05, 2008


Ara Tokatlián fue el saxofonista de Arco Iris, pero cuando él y yo éramos chiquilines vivía a la vuelta de mi casa. Todos los días venía con su hermano a jugar a la pelota y junto a los míos armábamos tremendos partidos internacionales (ara y su hermano Armen eran egipcios). En la entrada de mi casa, que estaba situada en una esquina, había una plazoleta con un árbol y un poste de madera en cuya parte superior un rectángulo del mismo material indicaba el nombre de una de las calles que formaban el cantón. Esas dos referencias -árbol y palo- constituían un arco de balompié casi perfecto. No puedo homologar la perfección sin el casi debido a la carencia de travesaño, que en la infancia no es nada grave; se aprende desde temprano a no tenerlo y uno se la pasa gritando ¡alto! ¡alto! sin admitir nunca, cuando lo sufre, que el goal ha sido legítimo. Aventuraría que éstas suponen un ensayo de nuestras primeras mentiras para la vida que se viene.
Diez años después de esos partidos disputados con calzado Boyero, o Llavetex, en el mejor de los casos, Ara comenzaría a ser famoso como encargado de los vientos en la pionera banda de rock Arco Iris, y sabría tener su momento de lucimiento en los conciertos, cuando tocaba simultáneamente dos flautas dulces durante el solo de Blues de Dana. El líder del grupo era el ganador de dos oscares Gustavo Santaolalla. Pero en ese tiempo, volvamos al sesenta y pico, Ara era un simpático pibe que, mientras jugaba, cantaba desafinadamente una extraña canción que decía algo sobre las papas –posiblemente se tratase de la página musical conocida como Viva la pappa col pomodoro que inmortalizó la bella Rita Pavone (qué ricas son las papas con un poco poco poco de tomate, qué ricas son las papas con un poco poco poco de picante qué ricas son las papas ¡si! después de trabajar). En esos partidos de un solo arco -el deporte que practicábamos se denominaba metegolentra - el que convertía el gol debía pasar a ocupar la valla. Pero no era tan sencillo meterla porque el cordón, por el que se ascendía de la calzada a la plazoleta, ora hacía las veces de un eficaz defensor que rechazaba los tiros que venían de rastrón, ora provocaba un efecto indescifrable de la talope, que ni siquiera un Stephen Hawking podría explicar.
Puede decirse entonces, sin riesgo de saltear la verdad histórica, que Ara Tokatlián alguna vez hizo un gol y debió ir al arco, y no es nada improbable que después yo le haya metido un gol a él, por lo que hoy declaro, sin intención alguna de metáfora, que una vez, hace muchos pero que muchos años, le hice un gol al arco iris.


9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Don Julio, por lo que se ve, de chiquito discutía sobre la validez o no de un goal.. Sigue discutidor?? o se "banca" la decisión del pito.

2:25 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

el pito es sagrado

4:51 p. m.  
Blogger La condesa sangrienta said...

Amén.

6:15 p. m.  
Blogger Unknown said...

Hermosa anécdota, pero seamos fieles a la verdad histórica:

Ara cantaba algo relativo a unas "papitas aceitosas", que no tenia nada que ver con el hit de Rita Pavone.

Fernijul

6:44 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Eso lo sé, pero si la querés bien fiel, llamalo a Tulio Halperín Donghi, yo no soy historiador. Lo mìo es non fiction, como Truman Capote. Ya sé que cantaba las papitas aceitosas son muy ricas y sabrosas pero esa no la conoce nadie.

11:36 p. m.  
Blogger Roedor said...

Che, ¿dónde quedaba ese "cantón"? ¿En Suiza? No me figuro en qué barrio, de hecho me intrigó siempre lo de "La Providencia" o no sé qué. ¿Será algo macondiano o ese de Onetti que ahora no recuerdo bien, Santa nosécuanto?

9:45 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Estimado Roedor: no hay que confundir Providencia con La Providencia, que están separadas por las vías del ferocarril. Y dentro de Providencia hay una especie de barrio privado, con guardias y todo, que se llama Providence. Espero haberte sido útil.

9:54 a. m.  
Blogger Roedor said...

Eh.

No.

Sigo sin entender nada, pero a esta altura es irrelevante.

9:49 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Querido Roedor: en el mismo relato está la respuesta a tu inquietud. Sólo basta que destines unas cuantas neuronas de tu mente brillante y rockera. ¡Sé que puedes!.

10:49 a. m.  

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