miércoles, marzo 26, 2008




MIENTRAS LLORA MI GUITARRA (por culpa de Carlos Mata)


El sábado fuimos invitados con mi señora a una reunión de amigos que incluía un asado a la parrilla y puré de papas. La dueña de casa me pidió que llevara mi guitarra para interpretar canciones populares luego de los postres. Me opuse bajo la alegación de que soy un mal guitarrista y peor cantor. La patrona me dijo que al contrario y pensé que tal vez tenía razón, que soy un mal cantor y peor guitarrista. Finalmente me convenció y llevé mi viola que siempre va acompañada, guardadas en aquel bolsillo del estuche que me hace acordar a la panza del cangurito, de dos carpetas que contienen poco más de doscientas canciones de todos los géneros musicales. Puede haber público incluso para el folklore y el tango, verbigracia, las personas mayores y los militares en retiro efectivo. Cuando la plática perecía de muerte natural me alcanzaron el instrumento pero la dueña de casa, mientras ordenaba la mesa y quitaba las migas de mi sector, mencionó que no le gustaban Los Beatles. ¡Mi repertorio se nutre de más de cien canciones de John, Paul y George! ¡Habían cercenado de un saque la propia médula de mis recitales!
Se hacía imprescindible probar con un cancionero pop tres o cuatro grados por encima del nivel normal de grasitud. Al fin pude zafar con honores gracias a una trilogía invencible: los temas de presentación de Topacio, La Dama de Rojo y otra novela venezolana que no recuerdo ahora, debidas a la inspiración de Carlos Mata, Rudy La Scala y Franco de Vita. Música popular cien por cien. Cómo han prendido en el corazón de las argentinas aquellas azarosas historias protagonizadas por Caridad Canelón, Jeannette Rodríguez y otros que se me escapan, por suerte, de la memoria.
Para cuando lleguen las ocasiones especiales atesoro una carpeta negra que contiene delicatessen como Hey Bulldog (difícil el estribillo), para uno de mis hermanos que la considera la mejor canción de Los Beatles, temas de XTC (Books are burning me sale de rechupete) para otro de mis hermanos, una canción de Mocedades –que no es propiamente una delicatessen, tal vez un chocolatín shot- para un amigo, una canción de Perry Como para otro, para mi tía un tema de comedia musical, para mi mujer Palabras para Julia de Paco Ibañez…

Y así uno la va llevando. Es tan difícil irla llevando.

7 Comments:

Blogger bonito lunch said...

encima de todo no le gustan los beatles!

7:45 p. m.  
Blogger La condesa sangrienta said...

¿no le gustaban los Beatles???
naaaaaaaa yo que usté, me iba con la música a otra parte!

5:47 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Es un caso muy raro. Es como encontrar a alguien que no le gustan los alfajores Havanna.

6:27 p. m.  
Blogger La condesa sangrienta said...

o las milanesas con papas fritas

11:55 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

O Les Luthiers

11:56 p. m.  
Blogger Roedor said...

Menos mal que no arremetió con más XTC, si no le escupían el asado.

Yo le sugiero que incorpore la del Amor Pirata, de El Paz Martínez. El otro día la escuché en un show de un actor metido a cantante y me saltaban las lágrimas de la risa. Parece increíble que esas cosas se escribían, se grababan, se difundían, se vendían, se recaudaba guita con ellas. Milagro, milagro.

11:50 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Yo puedo tener mucha amplitud pero en mis carpetas de canciones están vedados expresamente Arjona, Diego Torres, Chayanne, Los Nocheros y el Paz Martinez. Con ellos, ni justicia.

11:55 a. m.  

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