viernes, junio 27, 2008

BANDAS DE SONIDO

Hay una revista de cuentos norteamericana (McSweeney’s) que en uno de sus números trae un compact disc de la banda norteamericana de rock and roll alternativo denominada They Might Be Giants para ser escuchado mientras se leen los relatos, de manera que la música interactúa con la lectura como si fuese la banda de sonido. Hace muchos pero que muchos años yo leí una novela llamada Los Siete Minutos, del escritor estadounidense de América Irving Wallace, que me atrapó por completo, no sólo por su trama ágil, aunque inverosímil, sino también por sus escenas de sexo explícito. Yo era un adolescente, el sexo me agradaba sobremanera. Y si era explícito mejor porque al adolescente hay que explicarle las cosas. Contemporáneamente a dicha lectura, llegó a mis manos y se aposentó dentro del nicho de madera de mi tocadiscos Ken Brown un disco long-play del grupo holandés Focus, y me impactó de tal guisa que no podía interrumpir su escucha. Suerte que el modernísimo pick-up de mi combinado, cuando culminaba la música, solito y sin que nadie lo mandara, regresaba al borde externo del vinilo y recomenzaba su trabajo de reproducción y rayado. Entonces, leyendo Los Siete Minutos a toda hora y focalizando mis oídos en la música exquisita de Focus (es el disco que viene con la canción Hocus Pocus), me inventé sin saberlo una banda de sonido para mi novela. Posiblemente ambos artistas, de haberlo sabido, me hubiesen repudiado (la primera “d” la puedo trocar tranquilamente por una “t”) mancomunadamente por aquella fusión imposible. Tuve una novia con la que íbamos a un pub a tomar gin cola y arrojarnos sobre el sillón de esponja del reservado mientras los parlantes pasaban todo el tiempo la música engolada y susurrante de Barry White. Así que el negro White fue la banda de sonido de nuestros besos de lenguas danzarinas y tocamientos con dedos hurgones. Todas las mañanas cuando me levanto despliego el diario sobre la mesa de fórmica y me dispongo a leerlo mientras silbo alguna melodía que me haya quedado pegada de la noche anterior. Ergo, el silbo de mis labios fruncidos constituye la banda de sonido del diario. Mas cuando las noticias son graves y tormentosas se va degradando aquel trino optimista como cuando uno acciona esos silbatos que vienen con un émbolo que provoca un ascenso y descenso de la tonalidad del pitido conforme manipulamos la varita a modo de trombón. ¿Qué es lo que pretendo expresar con todo esto? Pues, precisamente que hay una revista de cuentos norteamericana (McSweeney’s) que en uno de sus números trae un compact disc de la banda norteamericana de rock and roll alternativo denominada They Might Be Giants para ser escuchada mientras se leen los relatos, de manera que la música interactúa con la lectura como si fuese la banda de sonido. Hace muchos pero que muchos años yo leí una novela llamada Los Siete Minutos, del escritor estaodunidense de América Irving Wallace, que me atrapó por completo, no sólo por su trama ágil, aunque inverosímil, sino también por sus escenas de sexo explícito. Yo era un adolescente, el sexo me agradaba sobremanera. Y si era explícito mejor porque al adolescente hay que explicarle las cosas. Contemporáneamente a dicha lectura, llegó a mis manos y se aposentó dentro del nicho de madera de mi tocadiscos Ken Brown un disco long-play del grupo holandés Focus, y me impactó de tal guisa que no podía interrumpir su escucha. Suerte que el modernísimo pick-up de mi combinado, cuando culminaba la música, solito y sin que nadie lo mandara, regresaba al borde externo del vinilo y recomenzaba su trabajo de reproducción y rayado. Entonces, leyendo Los Siete Minutos a toda hora y focalizando mis oídos en la música exquisita de Focus ( es el disco que viene con la canción Hocus Pocus), me inventé sin saberlo una banda de sonido para mi lectura. Posiblemente ambos artistas, de haberlo sabido, me hubiesen repudiado (la primera “d” la puedo trocar tranquilamente por una “t”) mancomunadamente por aquella fusión imposible. De pebete tuve una novia con la que íbamos a un pub a tomar gin cola y arrojarnos sobre el sillón de esponja del reservado mientras los parlantes pasaban todo el tiempo la música engolada y susurrante de Barry White. Así que el negro White supuso la banda de sonido para nuestros besos de lenguas danzarinas y tocamientos con dedos hurgones. Todas las mañanas cuando me levanto despliego sobre la mesa de fórmica el diario y me dispongo a leerlo mientras silbo alguna melodía que me haya quedado pegada de la noche anterior. Ergo, el silbo de mis labios fruncidos constituye la banda de sonido del diario. Mas cuando las noticias son graves y tormentosas se va degradando aquel trino optimista como cuando uno acciona esos silbatos que vienen con un émbolo que provoca un ascenso y descenso de la tonalidad del pitido conforme manipulamos la varita a modo de trombón.

La mano que participa de esta producción es una gentileza de J.

16 Comments:

Blogger Luigi said...

Los "They Might Be Giants" suenan lindo, lastima el baterista...

12:44 p. m.  
Blogger edu, desde el barrio, said...

espero con ansias el lado "B"

3:59 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Noble artefacto, el Ken Brown.

5:38 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

me gustan bastante los they must be giants.
Ahora no hay más lado be, lamentablemente. El lado be de decí por qué no querés era bonito amor.
Y a fito le digo que esas macanas que fabrican hoy no le llegan ni a los talones a la calidad de sonido del Ken Brown. Y no me hagan emocionar.

7:59 p. m.  
Blogger Roedor said...

Los TMBG hacen 25 O'clock en el disco tributo a youknowwho.

Además, son muy buenos.

Yo creía que iba a hacer el efecto ajo de repetición hasta el infinito, julito. Menos mal que me dispensó del incordio, que si no me quedo duro frente a la pantalla leyendo a Irving no sé cuánto (literalmente).

8:35 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

tmbg con xtc es una combinaciòn exquisita como un gancia con vodka

9:57 p. m.  
Blogger Unknown said...

Traigo a colación la simpática composición de los TMBG, intitulada "XTC vs. Adam Ant".

6:11 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

muy pertinente por cierto

7:57 p. m.  
Blogger Roedor said...

indeed.

2:42 p. m.  
Blogger Roedor said...

Adam & the Ants (antes de la etapa solista del líder) estaba bueno porque tenían dos bateristas y hacían un ruido bárbaro. Los trajes largos, el maquishaje y los pelos pegoteados les quedaban mejor que a los Duran Duran, pero ya nadie se acuerda de ellos...

2:44 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

tú, con esta pequeña intervención, te has acordado, y eso es lo que vale.

5:28 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Adam & the Ants!! me trajo recuerdos!! uf.. cómo pasa el tiempo.

12:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

comment: Adam Ant tiene un trastorno bipolar, el tipo las ha pasado bastante fuleras. Además de líder de la banda intentó la carrera de actor.

12:20 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

ah

5:48 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

bi

10:25 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

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5:51 p. m.  

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