jueves, septiembre 30, 2010



EL PARTIDO DE LA VIDA

Imaginad que cada día de la vida es una competencia entre los actos que ejercemos con deseo versus aquellos que practicamos contra nuestra voluntad, o que son eventos no deseados. Por cada uno de estos sucesos nos anotaremos un punto y al cabo de la jornada sabremos si ganamos nosotros o la vida, lo cual nos dará una idea aproximada de lo miserable que es nuestra existencia. El jugador a quien tomaremos como arquetipo para esta experiencia pseudo científica se levanta todas las jornadas con optimismo, no es amigo de remolonear y el sol que se escurre por el ventanal le infunde una buena dosis de energía vital (1 a 0). Nuestro conejillo se coloca las pantuflas nada más abandonar el catre y practica sus abluciones diarias, actos a los que se le asignamos una valoración neutra. Quiero decir que cepillarse los dientes es una acción que no nos puede despertar emoción alguna. Desayuna un café con tostadas (2 a 0). El acto del desayuno es siempre placentero. Además, con el fin de acrecentar el puntaje, podríamos desdoblarlo; ejemplo: beber un café con leche espumoso y humeante: un punto; comer una deliciosa tostada con manteca amarilleada por el derretimiento: otro punto. Total: dos puntos. Pero no haremos trampa, un gol de palomita no vale doble, es un solo gol. Entonces, reiteramos: 1 punto. Triunfo parcial por 2 a 0. Enciende la televisión para mirar el noticiero de la linda Débora y el gangoso Bonelli. Un derrumbe provoca muertos (2 a 1) No era su intención ver una noticia en la que mueren inocentes. Ni culpables. Toma su sombrero y sale a la calle para abordar el automóvil que lo conducirá al trabajo. Harto tránsito (2 a 2). Aposentado en su oficina, a nuestro jugador le agrada terminar la lectura del diario antes de comenzar la actividad laboral (3 a 2). La llamada del señor jefe antes de que pudiera enterarse quién fue el autor del gol de su equipo favorito lo predispone para el culo (3 a 3). Una consulta de un cliente sobre un asunto que requiere un esfuerzo extra de sus meninges, y que no guarda proporción con sus haberes, aumenta su malhumor (3 a 4). Se pelea con su compañera de trabajo y la manda a la mierda (3 a 5). A medida que la jornada avanza los actos que el jugador no desea realizar van ganando con amplitud. Hay olor a goleada. Debe salir a hacer un trámite en la municipalidad. Aborrece los trámites (3 a 6). En la fila donde espera para cumplimentar la obligación kafkiana se encuentra con una de esas personas que no son amigos, tan sólo conocidos de verlas seguido en el barrio. Ello lo obliga a una conversación desgastante en busca de temas en común (3 a 7). Quedan pocas horas para terminar el día. Sabe que ya está perdido. Otros eventos dentro de la jornada laboral podrán acentuar o minimizar la diferencia. Pero al paso que vamos, un empate parece del todo imposible. Al llegar a casa le da un besito a su esposa que ya está guisando, horneando o friendo animales o plantas para la cena. Prometedor, las papilas gustativas rebosan de saliva (4 a 8). El matrimonio conversa, la plática es placentera (5 a 8). Hasta que comienzan los temas económico-financieros (5 a 9). De esta guisa se va configurando el marcador de un ciudadano-tipo durante veinticuatro horas. Cada uno puntuará según su experiencia personal. Eso sí, cada quien sabrá si al llegar a la cama convierte el gol de la honrilla y dibuja un poco el resultado, si éste le fuese adverso. Sería un gol sobre la hora. Pero en esos temas no me meto. Al cabo del día se conocerán los guarismos finales y de acuerdo a la puntuación se puede saber cómo pinta la vida de uno. Si la derrota es por una diferencia de uno a cinco puntos, podemos afirmar que la realidad del tipo en cuestión es mediocre, sosa, carente de todo aliciente, como la del noventa y cinco por ciento de los seres que habitan este suelo promisorio. Si la diferencia en favor de lo que llamaremos lo no-querido es de seis (6) a nueve (9) puntos, la vida es una basura, maldigo la hora en que nací. Si la diferencia es de diez (10) o más de diez (más de 10), quiero afirmar que no seré yo quien, desde este espacio de lucidez y reflexión, alentará al suicidio. Jamás-nunca. Pero aquel que pierda por tan desastroso marcador sabrá bien qué hacer. Un método indoloro y limpio podría ser, por ejemplo, escuchar los discursos de bonafini.

Foto: Otra forma de suicidio podría ser con la ayuda del agujero de ozono, por donde se filtran los perniciosos rayos ultravioletas provenientes del sol, que pueden provocar horribles enfermedades hasta llegar la muerte. Pero demanda algún tiempo.

10 Comments:

Blogger Numa said...

Vuestro análsis unojuliano es impecable, y es una consideración digna de reflexión.

Aplicando vuestro método científico y férreo criterio, yo he decir que en general salgo perdiendo por 7 o 9 puntos cada día.

(Salvo por estas cuatro semanas en las que me encuentro haciendo reposo en cama, que me reporta una victoria por 3 o 4 puntos; la mentablemente he tenido un par de noticias que me vaticinan futuras derrotas por 12 o 13 cual plantel de river alicaído)

Y me surgió la duda: Esto hay que hacerlo por día? promediarlo en el año, o agrupar por épocas de puntuación similar?

4:59 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Me consta que hace un par de semanas la vida te estaba goleando pero pusiste garra y corazón y te pusiste, como mucho dos goles abajo. El cálculo se hace por día y al cabo del año se pueden ver los guarismos definitivos.

5:33 p. m.  
Blogger Numa said...

Eso es lo bueno de la AFA, que River y Racing nunca se van a ir a la B por más que sean unos muertos...

11:34 p. m.  
Anonymous nacho said...

Tengo 3 reflexiones:

1- El resultado final de este relato debería ser 6 a 8, porque mandar a la mierda a alguien (la compañera de trabajo) puede ser muy placentero.

2- Escuchar a la sra. Hebe no es indoloro, preferiría que me agarren los interrogadores de Guantanamo.

3- Alvarito: Racing ya se fue a la B. Nosotros no nos vamos a ir nunca.

3:55 p. m.  
Blogger bonito lunch said...

es dificil llegar a 10 de diference.
un dia puede ser 6, otro 7 y otro 8.
Hablando mal de Hebe..., vos y tu sobrino son unos fascistas.

5:11 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Nacho: téngase presente.
BL: Prefiero TN

5:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo escucho un tema de Joe Strummer, uno de Procol, dos de los Beatles, uno de Fiorentino, tres copas de champagne y doy vuelta cualquier resultado, aunque tenga que ver una recopilación de discursos de bonafini atado a una silla.

Fernijul

7:53 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Eso está muy bien. Lo de fiorentino no lo tenía. Mi viejo tenía un disco de él donde hablaba el gran Angelito.

10:01 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

El gran Angelito de la guarda de todos los hinchas de River.

Fernijul

11:27 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

no dejes que me quiebre

11:28 a. m.  

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