miércoles, septiembre 10, 2008

SU PREGUNTA NO MOLESTA
(PERO NO SE META CON MIS RESPUESTAS)

Hay días en que se nos hace más patente la absurdidad de nuestro trabajo -cuando no de nuestra vida- jornadas en que la insoportable levedad del ser, el vacío existencial, la farragosa neurastenia nos induce a conductas que podrían poner en serio entredicho el futuro cercano. No me ocurre a menudo porque sino ahora estaría viviendo debajo de un puente, pero en ocasiones una suerte de cinismo irónico me compele a contestar de la guisa que veremos en breve a las criteriosas preguntas de mis queridos clientes. Me ocurre cuando entro en zona de hartazgo pero me cuido bien de poner siempre una angelical carita de picarón adorable para que mi respuesta sorpresiva se tome como una simpática manera de derretir el hielo del primer encuentro y eliminar cualquier nube de tensión que pudiese abortar al negocio nonato.
Cliente: ¿El colectivo que pasa cerca de la casa respeta las frecuencias?
Yo: Si, religiosamente.
Cliente: ¿Cada cuánto viene?
Yo: Cada muerte de obispo.
Cliente: ¿Las cañerías son de plomo?
Yo: Nunca las vi.
Cliente: ¿La casa tiene goteras?
Yo: Sólo cuando llueve.
Cliente: ¿Qué hay debajo de la moquette?
Yo: La corteza terrestre.
Cliente: ¿El escribano es de confianza?
Yo: Si, yo le llamo Escri.
Cliente: ¿Cuándo le da el sol al departamento?
Yo: De día.
Cliente: ¿Tiene tierra el dúplex?
Yo: Si, en las macetas.
Cliente: ¿Cómo está la propiedad de papeles?
Yo: Hay una señora que viene todos los días a limpiar.
Cliente: ¿No le entra agua por los techos?
Yo: El techo es a dos aguas.
Cliente: ¿Y con eso qué?
Yo: Es a dos aguas, caen dos gotas y se filtra todo.

Colocar una sonrisa beata después de respuestas tan divertidas es la única manera de evitar que el cliente me rompa la cara por hacerme el pelotudo, en el caso de que hubiesen entendido el chiste. Por ejemplo, el de la corteza terrestre lo probé dos veces y en ninguna lo captaron. Lo más paradójico es que las veces que el martillero Arizmendis me pilló haciéndome el gracioso casi me raja a patadas, pero en las reuniones con clientes importantes no deja de contar lo de la tierra en las macetas, después se ríe y dice ¡Este Julio es uno! Si antes me insultó por el despropósito que ahora no las valore como chacotas ingeniosas y, peor, se luzca con ellas.


2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Tiene humedad la casa?

12:32 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Para que se dé una idea, bob esponja viviría lo más bien.

1:21 p. m.  

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