miércoles, julio 02, 2008

UNA ESCENA MUY DESAGRADABLE.


Fue una escena tensa como calza de Lilita. Yo pasaba por la vereda de la pizzería cuando, desde su interior, un conocido que estaba tomando un café me invitó a que me sentara a su mesa.
-No puedo –le dije-.
-Dale.
-En serio, me espera un cliente.
-Dale.
- Te juro, yo de mil amores pero…
No me dio para una cuarta negativa acuciado por el apotegma sagrado que advino a mi cacumen: toda persona humana, en algún momento de su devenir, puede ser un vendedor o un comprador de inmuebles. Este hombre es un ex ejecutivo que fue despedido cuando cumplió los 50 y hoy vegeta con barba de dos días, que es el máximo de liberalidad en las costumbres que se permite la clase media. Además, el infeliz no puede estar a solas con su mente, de modo que cada vez que localiza a alguien más o menos conocido se le adhiere como el abrojo de una campera. Pero esto es solamente un prefacio, una configuración del escenario, un encuadramiento espacio-temporal. Lo malo vino más tarde. Nos sirvieron un feca -para él el segundo-, y empezó a hablar con una voz demasiado alta al punto que su decir se filtraba de la burbuja que se forma en cada mesa y que normalmente impide a los demás parroquianos enterarse los contenidos de las pláticas ajenas:
-Kirchner tuvo miedo de participar de la lucha armada de los montoneros, pero simpatizaba con ellos, eso sí, viéndola de afuera, que es la manera más cómoda de participar, porque te asegura la vida. Eso era la jotapé. La lucha, entre comillas, de estos militantes cobardes consistía en asistir a los actos, comprar El Descamisado y movilizarse, bah, ir a las manifestaciones, que es un grado considerable de la vagancia, participar de las tomas de las facultades, grado supremo de la fiesta con sexo incluído. No es que quiera denostar a los que se abstuvieron de participar de la lucha armada. Siento desprecio por los delincuentes homicidas pero también por esa lacra que, sin siquiera tirar una piedra, prohijó la violencia injustificada e indiscriminada de los montoneros, pero, eso sí, sin el coraje de empuñar las armas. Ambos son igualmente criticables, los asesinos y los que tomaban por ídolos o maestros a aquellos asesinos. Kirchner pertenece al segundo grupo de los que la vieron de lejos, los que siempre estuvieron de la otra vereda del peligro, los que daban órdenes pero no se manchaban las manos, los que le dijeron a los guerrilleros que volvieran de su exilio para que después los masacraran, los que iban a la plaza con los carteles de montoneros pero nunca vieron un fusil. Muchos de esos ahora están en el gobierno. Esos sumados a los que sí mataron gente. Todos juntos hicieron la gran Galimberti, pero en vez de empresarios se dedicaron a la política, que hoy es lo mismo. A Kirchner y a toda esa lacra, ahora se les ocurrió algo imposible y sin sentido: reconstruir la época del setenta. Sin muertos, por ahora, pero conservando su simbología, su caos, su desorden, su escaso apego por la ley, su desprecio por las instituciones. Y también regresó ese léxico tan anacrónico que habla de oligarquía terrateniente, imperialismo, traidores (Bonafini calificó al vicepresidente de traidor) y nuestro ex presidente, que en realidad es el presidente de facto, le pide a los diputados-empleados kirchneristas que no claudiquen, que se la jueguen, que tengan coraje. ¿Coraje de qué si no se va a librar ninguna batalla, simplemente se va tratar en diputados una medida confiscatoria del gobierno…?
Uno de la mesa de al lado, que venía escuchando porque aprovechaba el vozarrón indiscreto de mi conocido, que a su vez era otro conocido porque en el pueblo todos nos conocemos, dijo en voz baja pero audible:
-No sé de qué hablan algunos, que en el setenta estuvieron debajo de la cama todos cagados.
Mi conocido lo escuchó. Para qué.
-Yo no estaba debajo de la cama –dijo casi sin despegar los dientes de arriba de los de abajo lo que lo asemejaba a un ventrilocuo- sencillamente porque no tenía ninguna razón para estarlo…
-Andá, gonca.
Para qué. Eso no le gustó ni una poca a mi conocido que se acercó a la mesa donde había quedado flotando el epíteto desdoroso al vesre (gonca, no sorododes) y lo tomo del cuello de la camisa como si quisiera ajustárselo para colocarle una corbata. El ahorcado se puso blanco, primero, después azul y por fin colorado. Luego, la bandera de Francia se quiso sacar de encima las manos ajenas y le arrojó al desocupado una piña. Para qué. Todo ello, sumado al correr de sillas y la mesa sobre el piso de madera con bovedilla, contribuyó para crear la sensación de pelea en un saloon del wild west. Llegaron para separar el mozo, el pelado que atendía la caja, yo, cuando terminé mi café, y el oficial pizzero, angelicalmente blanco, que con sus manos cubrió de harina a los contendientes desatando una improvisada fiesta de la chaya (ver el dibujo a mano alzada). Los peleadores obedecieron el tácito break que supuso la intervención del musculoso y níveo pizzero. Todos salieron con sus caras y sus pelos albos como la camiseta de All Boys.
Argentinos contra argentinos. Para qué.


7 Comments:

Blogger La condesa sangrienta said...

Bienvenidos los conocidos vocingleros y la literatura, que nos permiten decir tantas cosas..!
Muy bueno, abrazo grandote.

3:52 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Eres tan lista, condesa.

5:01 p. m.  
Blogger Roedor said...

No me baje a los editoriales pedestres, julito. Siga jugando con el límite de lo absurdo, que le sale bastante mejor.

Eso no significa que necesariamente abhorre (qué tul) de algunos de los conceptos vertidos.

Me gustó eso de que primero terminó el café y después procedió. Esas cosas me matan...

12:13 p. m.  
Blogger bonito lunch said...

nota diez.
de lo mejor de su cosecha.
quien pago los cafes ?

3:28 p. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Querido miserable roedor: son opiniones de mi conocido, el hecho es real, es más sucedió en la pizzería La Muzza Inspiradora que es la más conocida de Providencia.
-.-
B.L. Yo aproveché el tole-tole y me fui.

7:18 p. m.  
Blogger Unknown said...

Es notable la ilustración!

8:24 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

ciertamente es un dibujo muy logrado. ¡Y eso que es a mano alzada!

5:51 p. m.  

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