sábado, diciembre 16, 2006



TIERRA DE OPORTUNIDADES

Llego a mi hogar, cansado por el calor y por los problemas que plantea la lucha diaria por el sustento. Mi mujer ”chatea” con nuestra hija que vive en una de las Islas Canarias. Me excuso de sumarme a la charla ciberespacial porque nuestra ultima comunicación resultó desastrosa y no me exculpo de la responsabilidad que me cabe por haber causado el enojo de mi pequeña Juliana, que en un rapto de furor, llegó a mandarme a la mierda (a la mierad si nos atenemos a su escritura errática y nerviosa), pero mi mujer desea que con tiempo vayamos imbuyéndonos del espíritu del yingl bel, yingl bel, yingl oldigüin. Cuando mi hija me comunica que acaba de regresar de un viajecito de cinco días a París, un calorcito me sube hasta la cara y me muerdo los dedos, (que no los labios porque estoy escribiendo en el ordenador y no hablando), para no preguntarle:
¿No era que no podías venir a la Argentina para las fiestas porque los pasajes eran muy caros?
¿Y ahora resulta que te fuiste a Paris?
Opto por consultárselo a Mariana, mi señora que, con anterioridad, supo inquirir estas cuestiones con la delicadeza propia de las mujeres. Porque las mujeres serán todo lo que vos quieras, pero que son delicadas, son delicadas.
-No quiero poner algo que la ofenda -le digo a mi esposa a modo de introducción-, pero:
¿No era que no podía venir a la Argentina porque los pasajes son muy caros?
¿Y ahora se fue a París?
Mariana me explica que el pasaje y la estadía a París por cinco días le costó a nuestra Juliana “sólo” trescientos sesenta euros, mientras que el pasaje de España a La Argentina no se consigue por menos de mil ochocientos euros, si se consigue, porque ahora, en época de fiestas, es casi imposible. Y si los conseguís, es en una empresa que no te asegura ni la ida ni la vuelta, ni siquiera que permanezca todo el tiempo en el aire. Y si no leé Clarín.
Juliana esperaba mi respuesta escrita, yo veía su rostro en la pantalla del ordenador y las últimas palabras que había tecleado:
-Acabos de kvolever de paris, no sabes que divuinoi que es lo pase boamba
Le manifiesto a mi esposa, luego de descifrar esta frase escrita en dialecto suajili, que esos trescientos sesenta euros que se gastó bien se los podía haber ahorrado para viajar a la Argentina, no digo ahora, pero sí de acá a unos días.
-No sé. Enero, Febrero...
-Mirá Julio, ahora Juli está mejor económicamente porque está viviendo con una chica en el departamento y se dividen el pago del alquiler. Esa diferencia, que antes pagaba ella sola, le alcanzó para hacer el viaje a Francia.
-¿Está viviendo con una chica?
-Si, es argentina también. Y tiene un buen trabajo.
Mi hija espera y escribe:
HOLA HOLA HOLA HOLA
Le pregunto a mi esposa qué trabajo es el de la compañera de departamento de mi hija.
-Trabaja en el baño de un hotel –me dijo Mariana-.
-¿En el baño de un qué? –le pregunté a Mariana-.
-Hotel –me contestó-.
-¿Y cuánto puede ganar con un trabajo como ése? –le repregunté-.
-La chica gana ciento veinte euros por día, sólo de propinas.
-¿Y en qué consiste su trabajo?
-Le tiene que alcanzar a las mujeres el papel higiénico, la colonia, el jabón, los preservativos, e incluso, las toallitas higiénicas-.
-¿Y por eso le pagan ciento veinte euros por día? –le pregunté azorado-.
-Solamente de propinas. Dale que tu hija está esperando que le escribas.
Es difícil escribirle a mi hija algo coherente. Por una parte uno hace un cálculo sencillo: ciento veinte pesos por 24, suponiendo que trabaje de lunes a sábados, da unos 2880 euros...
-Solamente de propinas –dice mi mujer, que me adivina el pensamiento-.
2880 euros por entregarle a las damas el elemento básico para que puedan conservar el culo reluciente. Contando solamente las propinas.
-Bueno –le dije a Mariana-, espero que Julianita siga progresando y consiga un trabajo tan excelente como el de su compañera.
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