LA ENSOÑACIÓN DE VENANCIO
Ya lo tenés todo, cosita, qué necesidad de mover la cabecita a un lado y al otro, en sensual y voluptuoso gesto, si ya nos habías dejado colmados con tus primores. Tan sólo siendo y estando. Tus movimientos gimnásticos ya eran suficientes pero la profesora de yim te hace girar el cráneo a derecha e izquierda para no sé qué y con eso terminás de matarnos, mamacita...
-¿Qué aplaudís, Venancio?
-No estoy aplaudiendo, me sacudo la arena de las manos.
-Pero ese es movimiento de aplaudir. El de sacudirse la arena supone un contacto friccionado de ambas palmas mientras una sube y la otra desciende.
-Bueno, sí. Estaba aplaudiendo pero porque se perdió un nene.
-¿Y dónde está el nene?
-Bueno, esteee, precisamente, se perdió.
-¡Venancio…!
Ya lo tenés todo, cosita, qué necesidad de mover la cabecita a un lado y al otro, en sensual y voluptuoso gesto, si ya nos habías dejado colmados con tus primores. Tan sólo siendo y estando. Tus movimientos gimnásticos ya eran suficientes pero la profesora de yim te hace girar el cráneo a derecha e izquierda para no sé qué y con eso terminás de matarnos, mamacita...
-¿Qué aplaudís, Venancio?
-No estoy aplaudiendo, me sacudo la arena de las manos.
-Pero ese es movimiento de aplaudir. El de sacudirse la arena supone un contacto friccionado de ambas palmas mientras una sube y la otra desciende.
-Bueno, sí. Estaba aplaudiendo pero porque se perdió un nene.
-¿Y dónde está el nene?
-Bueno, esteee, precisamente, se perdió.
-¡Venancio…!
2 Comments:
Parece un poco sobrealimentada, y posiblemente los pocitos de las nalgas esten disimulados por el shorcito de tela sintetica.
Pero igual, como decia un amigo, una siesta me le duermo.
Todo es posible pero el amor superó todo.
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