LOS GRANDES TEMAS TRATADOS A LA VERA DEL MAR
Un señor a metros de nuestra ubicación nos plantea dudas en orden a determinar si su cabello es natural o , por el contrario, se trata de una peluca. La opinión está dividida. El veredicto queda pendiente. Por suerte, el hombre todos los días regresa a la playa y se renueva el debate.
No se puede discernir si la gente es sucia o hay carencia de recipientes donde abandonar los restos del intercambio humano. Con todo, es meritorio que los viandantes más alejados de los botes contenedores se levanten después de apurar una colación y lleven la bolsa con el sobrante adonde corresponde. Bien por ellos.
Como en años anteriores el avión propalador de publicidad promociona un “tributo” a Ricardo Arjona. “Tributo”, palabrita antipática por su sinonimia con “impuesto”. Además, el artista verdadero, en este caso el gran guatemalteco, nunca se enterará del “homenaje”. Bueno, dirán los contradictores de mi teoría, los muertos tampoco se enteran de los homenajes que les dispensan. Buen punto. Más propio sería llamar a los tributantes “imitadores” Pero el término los desluce porque los imitadores están un grado más abajo en el escalafón de los artistas. Aunque son artistas, lo son de varieté (variedades). El varieté siempre se consideró un arte menor. Un Beto Cabrera siempre estuvo debajo de un Roberto Yanés. Injusticia.
¿Qué comemos esta noche? Pregunta que en un 95,34 por ciento formulan los varones.Existen dos clases de respuestas, que corresponden a dos tipos de mujeres: la primera sería: Y…podríamos comprar unas pizzas, la segunda, tipología en la que entra cómoda mi mujer: “No sé, no se puede estar todo el tiempo pensando en la comida. Pensá vos qué sé yo. Delivery” Como si delivery fuese una comida.
¿Existen los libros para leer en la playa? Definitivamente no. Si el libro es bueno se lee en la playa, sentado en el inodoro y en la biblioteca pública. Así que, amigo, no dudes, si te propusiste leer los siete tomos de En busca del tiempo perdido, hazlo en la playa que nada te lo impide, el cerebro no se diseca por el hecho de estar ocho horas bajo el sol. Que no te arredre llenarlo de arena o estibarlo (al libro), al volver de la playa, junto al táper con la yerba. Lo sacudes y listo.
EL verano es propicio para que los artistas en el ocaso puedan salir a la luz y vender su espectáculo por unos billetes. Son aquellos que no salen más por televisión pero que necesitan comer y vestirse y no saben hacer otra cosa. Horacio Fontova estará en Lucila del Mar, Sandra Mihanovich no me acuerdo dónde. Ellos se consiguen un par de músicos que les hagan el acompañamiento y hacen su trabajo dignamente. Su talento, si alguna vez lo tuvieron, está casi intacto. Unos tocarán mientras le gente come y conversa, punto muy degradado de la intensidad artística. A mí me da lástima cuando el cantante se esmera mientras el parroquiano pide otro pingüino a los gritos.
Cuántas veces uno habrá salido de vacaciones y piensa que qué lindo sería tener un departamentito, casita, comprar un terrenito y construir un ranchito para venir todos los años. La doctrina una vez más se divide: están los que se aburren de ir dos veces seguidas al mismo lugar y venden enseguida el bien luego de haber acumulado gastos por expensas impuestos, tasas y lo que fuese. Sin contar que alguna vez lo han alquilado para recuperar algo de lo perdido, pero ese dinero se aplicó a reparaciones. Por el otro lado están los que se enamoran de la casita o el pisito y vuelven cuantas veces pueden, incluso en el invierno, cuando nadie queda en el balneario, ni siquiera los residentes permanentes, el frío hace llorar al viento como en una película de terror y los postigos golpean furiosamente contra los marcos carcomidos por la sal marina. Da como para una película de miedo dirigida por Emilio Vieyra.
Un bolso se cayó en la ruta desde el techo de un automóvil y diseminó a lo largo del pavimento decenas de braguitas, bombachitas y trusas, todas de tamaño minúsculo, todas cola-less. Había algunos culottes también. Momento de alto contenido erótico en la autopista. Los hombres somos unos calentones.
La foto corresponde al señor del que aun no hay opinión conteste sobre si su cráneo está o no forrado por una peluca.
9 Comments:
julito, próximas vacaciones me avisa dónde va, así no corro el riesgo del escarnio anónimo de estas glosas que arrancan lágrimas de risa de mis veteranos lacrimales. Sería triste reírme de mí mismo a trevés de un tercero, ¿no?
Ah, volviendo al tema: ES una peluca.
Gato, sin dudas.
Ah!! Otro motivo para vender la casita o depto. o ranchito soñado, es que parientes, amigos y demás deudos creen que también es de ellos, con el sgte. resultado:
a)Caen cuando está uno. (pasábamos por acá y nos dijimos "vamos a saludarlos", aunque la propiedad esté en el límite con Bolivia, o
b) No me la prestás unos días?, con lo cual uno termina llendo cuando no va nadie, que es cuando ya no vale la pena ir.
Además Villa Gesell en invierno es la tundra siberiana. Existe hasta la 112, más o menos. De alli a la 150 es una ciudad fantasma...
AH PERDÓN!!! CÓMO LA PASÓ?
TRAJO ALFAJORES?
Gracias a ambos que adscriben conmigo a la teoría del bisoñé
natural hair.
no lo creo. Ni el muñeco Ken tiene un cabello tan sano y hermoso
y si es un familiar de alguien? hay peluca!
Para llegar a una conclusión, debe darnos la siguiente info: el personaje se introdujo en el mar o se limito a tomar sol o sombra, ya que la fuerza de las olas le han hecho perder a más de uno la dentadura postiza, y no me extraña que un peluquín o bisoñé pueda correr la misma suerte. Por lo tanto si el sujeto en ningún momento se introdujo en el mar la presunción puede ser cierta.
Coincido con el señor Dante, para llegar a una conclusión debemos tener más información, por lo tanto Don Julio, urge que nos brinde todos los datos que posea, para llegar a la verdad
El tipo se metió en el mar y lo hizo en varias ocasiones. Pero esto puede tener que ver con la existencia de excelentes pegamentos.
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