lunes, octubre 04, 2010


Habitualmente las peleas se producen entre integrantes de equipos rivales, ya sea por cuestiones atinentes al reglamento y/o su interpretación, o por patadas desde atrás, aunque esto resulta excepcional en nuestro grupo de leones herbívoros. Lo que es raro son las peleas entre jugadores del mismo team pero este domingo ocurrió y los dos hombres involucrados no llegaron al pugilato por muy poco. Los compañeros en cuestión son BL y JP. BL no estaba de acuerdo con que JP dejara su puesto en la defensa, y fuese a ocupar otro sector del campo, a su elección, dejando a la zaga en inferioridad. Esa actitud supone un desprecio para los compañeros que permanecen en sus puestos como boludos mientras los otros se “divierten”. Lo sé porque toda mi vida he sido defensor. Yo estuve allí. Pero lo que colmó la paciencia de BL fue cuando JP le gritó a otro compañero, un verdadero patriarca llamado Edward Walls. Allí BL explotó y le dijo de todo a JP censurando su destrato a ese hombre mayor que casi pisando los 70 se sacrificaba en los puestos de defensa tapando los agujeros dejados por JP en su escalada. Y se las arreglaba bastante bien Eddie, no vayan a creer. Más briquetas al fuego de la pelea sumó JP cuando, en una muestra de escaso apego a la buena fe acusó a BL de que éste siempre que iba a jugar los domingos hacía “quilombo”. Y los sábados también. Vigilanteada fea la de hacer una acusación falsa. BL se lo quería comer a JP. La crisis no llegó a mayores fundamentalmente porque ninguno de los dos quiso pasar al terreno de los hechos. No le demos méritos por la precaria pax que se logró a los comedidos que nos hacemos los cardenales samorés siempre que el pleito sea ajeno. El problema es que aquellos que juegan entendiendo el deporte como una aventura en equipo, donde los jugadores se mancomunan solidariamente en pos del triunfo, comprenden y perciben con más lucidez las agachadas del egoísta y las mandadas en cana. Si además de todo eso, se meten con el viejo Eduardo, eso sí que rebasa la copa y mancha el mantel. Yo algunas veces le levanté la voz a Eduardito, he de reconocerlo, pero como se hace con un pariente querido y siempre con el afán de corregirlo y mejorarlo. Si hasta es canoso como yo el viejo. Parece mi tío. Para finalizar la crónica de esta pelea me quedo con la convicción de que en los tiempos que corren no parece conveniente estar en la vereda de enfrente de JP porque te puede escrachar. Y el escrache es la manera más ruin y asquerosa del conflicto, es ensuciar a otra persona con la propia mugre.
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