BUENOS, RATAS Y LADRONES
En todo grupo humano que comparte determinada actividad (por ejemplo un deporte aficionado) hay un 65 % de personas buenas, un 15 % de ratas y un 15 % de ladrones.
Qué se puede decir de los buenos. Que son macanudos y que te puedes entregar a su amistad y camaradería con la tranquilidad que da saber que de él no provendrá ninguna puñalada trapera.
Quedan las ratas y los ladrones, de los que siempre hay que estar alertas.
Dentro de la especie roedora están los que deben dinero de los viajes que hace el grupo para competir contra otros equipos. En su momento alguien los ayudó que no quedaran afuera de la gira pero nunca devolvieron lo prestado. Esas ratas quizás tienen la creencia de que las deudas se consideran pagadas por el paso del tiempo, tan sólo porque el acreedor no las ha reclamado. O no las ha reclamado lo suficiente.
Hay ratas de dimensiones más modestas como los que se enojan cuando, en los restaurantes de los pueblos adonde el grupo va a competir, protestan porque alguno de los comensales pidió una botella de vino “caro” cuando él sólo bebió un naranjín. Esta especie de rata sostiene que lo justo es que él pague menos y que no se divida la cuenta en partes iguales.
Pero, paralelamente, está el rata que pide un vino “caro” a sabiendas que, al dividirse la cuenta en partes iguales, el costo de su consumo se reducirá. Atención con esto porque también está el desavisado, o distraído, que pidió vino “caro” simplemente porque le gusta, sin ninguna especulación y sin pensar en las posibles miserabilidades del vecino. Este tomador de vino “caro” definitivamente no entra en la categoría de rata aunque su conducta objetiva (pedir vino “caro”) sea la misma que la del roedor anteriormente descrito.
Están las ratas menores que en los bares, cuando algunos se juntan para consumir café o picada con cervecita, nunca pagan su parte.
Están las ratas que, habiendo sido encargados, o habiéndose ofrecido ellos mismos, de la compra de bebidas y alimentos para una comida del grupo, por ejemplo, veinte quilos de merluza, declaran que su costo fue de $ 500, cuando en realidad gastaron $ 400 y se quedan con la diferencia.
Hay ratas que hablan mal de otras personas a sus espaldas. Pero las hay que envían por mail a todos los miembros del equipo una catarata de ofensas a uno de los integrantes. Pero a éste, al injuriado, previamente, lo quitó de la lista de contactos para que nunca llegue a su conocimiento la comunicación agraviante. Esta conducta es propia de ratas y además cobardes.
Están los ladrones que roban zapatillas, camperas de jogging o buzos del compañero en el vestuario mientras el dueño de la prenda se está bañando. También saben llevarse artículos del banco de suplentes cuando el propietario ya saltó a la cancha. Estos chorros pueden hurtar esas prendas para sí o para sus hijos.
Están los que se llevan objetos de los hoteles.
Y los ladronzuelos que se apropian de bebidas que quedaron sin consumir después de las fiestas y los asados del grupo.
7 Comments:
Muy acido tu coment......yo se donde estoy, espero no estar equivocado..
Duro el panorama que ud. pinta.En el grupo no hay autodepuración ? o depuración forzada ?. Parece un grupo raro o se deben querer mucho a pesar de
Para el perro viejo, que se pensaba...
Durisimooooooo!
Es un estudio sociológico apenas. Cualquier semejanza con la realidad es que, entonces, es un buen estudio sociológico.
Cuantas trapisondas... no me extranian entonces los resultados deportivos penosos que a veces relata, julito.
Yo soy un roedor pero no caigo en esas categorias. En mi equipo de basquet estamos en el "middle of the road", nadie se pide un Catena Zapata pero nuestros higados no estan ya para los Vascos Viejos tampoco.
El mayor desvio es un profiterol ocasional en algun resto mas o menos decente, pero nadie levanta un dedo, vio? Tampoco levantan un dedo ni un brazo en la cancha para agarrar un rebote, pero ese es otro tema...
Es un papelón pero ya no lo hacen más. Pero como se aproxima otro viaje lo traigo a la memoria que se abstengan.
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