ENSAYO SOBRE LA LENGUA CRIOLLA
Era costumbre en tiempos pretéritos echar mano a todo género de eufemismos a la hora de proferir insultos. Un padre de familia honorable bien podía decir éste es un bólido, en lugar de éste es un boludo.
Bólido fue un personaje de historieta creado en 1946 por el humorista Eduardo Ferro. Demás está decir que el personaje de Bólido era un boludo.
Yo tenía un amigo que de botija, cuando quería referirse a alguien que se hizo mierda, decía se hizo aca. Difícil de entender pero menos si pongo a consideración lo que decía en lugar de la puta que te parió: la pontiac que te Peugeot. Hay que comprenderlo porque era un purrete y en los sesenta los patriarcas que nos criaban no admitían en el seno del hogar las llamadas malas palabras, nos pegaban en la boca si las proferíamos y nos mandaban a la cama sin postre, mocoso del demonio.
El fuerte término Puta se blanqueaba diciendo pucha, aunque sabemos que no tiene el mismo efecto decir la pucha que vale la pena estar vivo -sale lavadito- que la puta que vale la pena estar vivo. Queda mejor la segunda frase aunque tampoco garantiza que con ese trueque la película de Alterio sea buena. Posiblemente lo que no lo garantiza es que sea dirigida por Piñeyro.
La concha de la lora en el tiempo de antes no se podía decir ni disfrazado como conferencia, porque el improperio alude a un distrito sagrado de la hembra y eso no se toca (es un decir). Tampoco se admitía la conferencia de la vaca. Ni hablar de usar a las hermanas y las madres que también son buenas oradoras.
Mierda se suplía muy decorosamente por miércoles pero cuando la mujer del coronel que no tiene quién le escriba le pregunta dime, qué comemos, él no le contesta miércoles.
El personaje Anibal creado por Juan Carlos Calabró era un pelotudo pero a los efectos de pasteurizarlo ante la niñez nacional se le calificaba livianamente como un pelotazo en contra (imposible de bancar).
Bólido fue un personaje de historieta creado en 1946 por el humorista Eduardo Ferro. Demás está decir que el personaje de Bólido era un boludo.
Yo tenía un amigo que de botija, cuando quería referirse a alguien que se hizo mierda, decía se hizo aca. Difícil de entender pero menos si pongo a consideración lo que decía en lugar de la puta que te parió: la pontiac que te Peugeot. Hay que comprenderlo porque era un purrete y en los sesenta los patriarcas que nos criaban no admitían en el seno del hogar las llamadas malas palabras, nos pegaban en la boca si las proferíamos y nos mandaban a la cama sin postre, mocoso del demonio.
El fuerte término Puta se blanqueaba diciendo pucha, aunque sabemos que no tiene el mismo efecto decir la pucha que vale la pena estar vivo -sale lavadito- que la puta que vale la pena estar vivo. Queda mejor la segunda frase aunque tampoco garantiza que con ese trueque la película de Alterio sea buena. Posiblemente lo que no lo garantiza es que sea dirigida por Piñeyro.
La concha de la lora en el tiempo de antes no se podía decir ni disfrazado como conferencia, porque el improperio alude a un distrito sagrado de la hembra y eso no se toca (es un decir). Tampoco se admitía la conferencia de la vaca. Ni hablar de usar a las hermanas y las madres que también son buenas oradoras.
Mierda se suplía muy decorosamente por miércoles pero cuando la mujer del coronel que no tiene quién le escriba le pregunta dime, qué comemos, él no le contesta miércoles.
El personaje Anibal creado por Juan Carlos Calabró era un pelotudo pero a los efectos de pasteurizarlo ante la niñez nacional se le calificaba livianamente como un pelotazo en contra (imposible de bancar).
Aun hoy es posible escuchar a alguna dama muy anciana decir peloduro en lugar de pelotudo.
Un amigo de mi hermano, cuando era chico (mi hermano y su amigo), hace más o menos cincuenta años, si quería expresar pelotudo decía pelofán. Desconozco el origen del término.
Todas ellas son genuinas búsquedas linguisticas* que intentaban nombrar lo innombrable, esto es, el cúmulo limitado de expresiones que estaban vedadas por la sociedad de la segunda mitad del siglo pasado. No era como hoy que se puede decir lo primero que a uno se le posa en el caletre.
José Pepitito Marrone decía bolucho en lugar de boludo pero sólo cuando actuaba en la televisión. En el teatro de revistas posiblemente diría boludo y muchas cosas más pero no me consta porque nunca fui a un teatro de revistas así que no sé quién era Adolfo Stray.
Seré pitufo pero no bolufo era el remate con el que se daba conclusión a un esquicio protagonizado por Alberto Olmedo en el que hacía de pitufo, todo pintado de celeste, aunque no fue ni por mucho su mejor trabajo. Era todo un desafío remontar los horribles libretos de Hugo Sofovich.
Mi sobrino Joaquincito, cuando era poco más que un bebé, si se enojaba decía ¡Putudo! Pero por su media lengua. Sé que no suma a los efectos de enriquecer la presente monografía que pretende marcar rumbos en la problemática de la censura y la autocensura en la lengua patria pero no me digan que no es tierno.
Acaso en su integralidad este opúsculo resulte un completo desperdicio y una picardía ocupar el ciberespacio con tan poca cosa, pero no lo sería tanto si pensamos que en nuestro país estuvo prohibido por decreto pronunciar la palabra Perón (el tirano prófugo).
Masí, se pueden ir todos a la concha de Sumatra.
Todas ellas son genuinas búsquedas linguisticas* que intentaban nombrar lo innombrable, esto es, el cúmulo limitado de expresiones que estaban vedadas por la sociedad de la segunda mitad del siglo pasado. No era como hoy que se puede decir lo primero que a uno se le posa en el caletre.
José Pepitito Marrone decía bolucho en lugar de boludo pero sólo cuando actuaba en la televisión. En el teatro de revistas posiblemente diría boludo y muchas cosas más pero no me consta porque nunca fui a un teatro de revistas así que no sé quién era Adolfo Stray.
Seré pitufo pero no bolufo era el remate con el que se daba conclusión a un esquicio protagonizado por Alberto Olmedo en el que hacía de pitufo, todo pintado de celeste, aunque no fue ni por mucho su mejor trabajo. Era todo un desafío remontar los horribles libretos de Hugo Sofovich.
Mi sobrino Joaquincito, cuando era poco más que un bebé, si se enojaba decía ¡Putudo! Pero por su media lengua. Sé que no suma a los efectos de enriquecer la presente monografía que pretende marcar rumbos en la problemática de la censura y la autocensura en la lengua patria pero no me digan que no es tierno.
Acaso en su integralidad este opúsculo resulte un completo desperdicio y una picardía ocupar el ciberespacio con tan poca cosa, pero no lo sería tanto si pensamos que en nuestro país estuvo prohibido por decreto pronunciar la palabra Perón (el tirano prófugo).
Masí, se pueden ir todos a la concha de Sumatra.
Deliciosos platillos de indonesia preparados en base al fruto extraído de la famosa concha de la isla de Sumatra
*No me fue posible encontrar la crema en el teclado de mi ordenador
6 Comments:
Julito, reconozco muchos de esos insultos y sus autores, pero sepa que el tierno de su sobrinito al Putudo le agrgaba concho....
que tierno!!!que lo tiro de las patas....
Gra
Los sé, lo sé, pero poner concho me pareció demasiado fuerte
No olvidemos a el Hijo de Cuca que además se hizo famosísimo.
!El hijo de Cuca! Evidentemente mi informe no ha sido taxativo
Diéresis o crema:
may + tecla a la derecha de la Ñ o, en su defecto: alt+154 (el número en el teclado numérico únicamente)
PAZGUATO!!
gracias, soy un imberbe
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