APUNTES DE LA GIRA DEPORTIVA AL URUGUAY
Un jugador se lleva aparte al técnico -a quien los uruguayos mentan Obdulio Trasante- y lo apalabra (el de campera colorada con el de campera gris). ¿Qué le estará diciendo? ¿Mañana poneme a mí? ¿sacalo al otro? ¿tomala vos? ¿damela a mí? ¿vamo a matar a un referí? Nunca lo sabremos a menos que ellos se desnuden y lo digan. Quizás el canosito le está pidiendo que a la noche lo acompañe a un centro de entretenimientos en Maldonado que lleva al nombre de una novela de Emile Zola, pero cuyo título ahora se me escapa. O, simplemente, le esté solicitando esa pastilla que el entrenador siempre almacena en su botiquín de viaje para el que no puede ir de cuerpo, y la historia de misterios y especulaciones que columbra mi magín se me desvanece entre las manos como estatua de talco. En la otra diapositiva (el de campera amarilla con el de campera gris) vemos una escena de parecido tenor, otro jugador apalabrando al técnico. ¿Le pide que lo ponga de nueve porque una vez jugó al lado de Onega?
-¿Al fútbol?
-No, al tejo. Un verano coincidimos en la misma playa de Punta Mogotes.
A estar por la jeta del ténico se trata de algo más bien tirando a muy pesado. De cualquier modo, fuese a pedido, fuese por decisión del coach, el jugador de pelo marrón, que es defensor central, jugó como delantero. Tuvo una sola oportunidad de gol pero la tiró al corner.
-¿Al fútbol?
-No, al tejo. Un verano coincidimos en la misma playa de Punta Mogotes.
A estar por la jeta del ténico se trata de algo más bien tirando a muy pesado. De cualquier modo, fuese a pedido, fuese por decisión del coach, el jugador de pelo marrón, que es defensor central, jugó como delantero. Tuvo una sola oportunidad de gol pero la tiró al corner.
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