Una elección en tiempos de fraude. No como ahora.

ELECCIONES 2007
HIERVEN LOS CAFETINES

Los cafetines hierven, las oficinas bullen, las plazas crepitan, se vienen las elecciones y el pueblo, henchido de entusiasmo cívico, decide su voto mientras apura un cafelito o alguna bebida más interesante. Para ayudarnos en la tarea que nos impondrá el domingo próximo la Constitución Nacional, escuchemos una conversación en un café cualquiera de Providencia. Algo habían bebido, eso sí.
-Yo no voto a nadie cuyo nombre o apellido sea un verbo –dijo uno que conozco y que está medio loco-. Curto, por ejemplo. El intendente de Tres de Febrero que va por la rerrerrerrerrelección. Curto, del verbo curtir. Ustedes pensarán que estoy loco.
Por lo menos tres dijeron que sí.
-Es que mi papá se llamaba Orlando y era un hijo de puta, y mi primera esposa se llamaba Lucía y era otra hija de puta. Orlando, gerundio del verbo orlar: orlar, adornar un vestido. Lucía, pretérito imperfecto del verbo lucir. Yo le pregunté a mi analista si mi odio a los nombres y apellidos que son verbos tiene algo que ver con los nombres de mi padre y mi primera esposa.
-¿Y qué te dijo?
-Que no.
-Si, está loco.
-¿Mi analista?
-Vos.
Otro cambió la orientación del discurso pero no mejoró su calidad:
-Francisco de Narváez dice que va a luchar contra el paco. Justo el que es Paco, Francisco. Qué casualidad ¿no?.
-A mí no me gusta el slogan de Sobisch “cien por ciento preparado”. Parece la propaganda de un bizcochuelo en polvo.
-Me quedé con eso de los verbos –le insistió uno al loco de los verbos-. No debe haber muchos nombres o apellidos que sean verbos.
-¿No? Rodríguez Saa tiene el primer apellido que es el verbo rodrigar en el modo subjuntivo. Bueno, es rodrigues con ese y no con zeta, pero es lo mismo.
-¿Rodrigar? ¿Qué es rodrigar, por amor de Dios? –preguntó un parroquiano de voz e hígado aguardentosos-.
-Poner rodrigones en las plantas. Un rodrigón es un tutor, un palo. Otro, Jorge Asís, candidato a vice de Sobisch, asís, tercera persona del singular, presente del indicativo del verbo asir…
-Yo tengo un buen slogan para un candidato de la capital: “Para correr el velo de la corrupción, vote a Roy Cortina”.
El problema es que monopolizaban la plática dos que atravesaban un pico de coherencia menguada debido al consumo de bebidas blancas, rojas y/o amarillas. La charla se presentaba un tanto superrealista y poco esclarecida. Después alguien dijo que, después de Isabelita, se juró no votar nunca a una mujer para presidente, otro que López Murphy cuando fue ministro intentó hacer un ajuste tremebundo e insensible, un tercero que Lavagna perteneció al gobierno y ahora es su principal enemigo, lo que lo configura como traidor y un traidor siempre da un poco de miedo, un cuarto que a Rodríguez Saa menos porque ya tuvimos un Rodríguez Saa. El de la voz y el hígado aguardentosos recordó que Scioli se había hecho mierda con una lancha, y concluyó que si no podía conducir un bote, menos podría conducir una provincia.
-Habrá que votar a Cristina entonces –aventuró alguien-.
-¡No! El vice de Cristina se llama Julio César Cobos, cesar es un verbo: suspender, acabarse. Y puedo seguir: Montes, candidato del frente de izquierda y los trabajadores por el socialismo, verbo montar, modo subjuntivo. Otro: Frente Amplio, Luis Ammann, verbo amar, tercera persona del plural…
-Hay que votarla a Cristina para no sentirse tan pelotudos. Si todos le venimos pagando la campaña con nuestra guita, no vamos a ser tan necios de no votarla. Es como si le garparas el cumpleaños de quince a tu hija y después no vas a la fiesta. ¿Vas a dejar que se morfen todo los vagos de sus compañeros y no te vas a comer ni un mísero triple de ananá?.
-Los triples de ananá no me gustan porque el ananá te moja toda la miga y es un asco.
Después algunos extrajeron sus deneís plagados de sellitos redondos que documentaban antiguas votaciones; uno se avergonzó de mostrar una libreta de enrolamiento grande como la de los almaceneros. En fin. Ya era la hora de irse. Y Leo se quedó solo.


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