viernes, agosto 20, 2010

CRÓNICAS DE UN VIAJE A NECOCHEA. Cuarta parte.
RESUMEN DE LO PUBLICADO: Un grupo de muchachos viaja a Necochea para jugar un partido de fútbol contra un equipo de la ciudad antes nombrada. A uno se le rompe el auto. Otros dos se pierden porque el encargado de su guarda se los olvida en Coronel Vidal. Un cuarto sufre una arritmia cardíaca y se pierde el partido.
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Por ser los futbolistas de nuestro equipo personas muy mayores, las giras deportivas siempre arrojan un triste saldo de heridos, enfermos y víctimas de coma alcohólico. Algunos no pudieron jugar por venir de Buenos Aires ya lesionados, como es el caso del doctor V que tuvo un accidente de esquí en Bariloche (eso es ser fino), H que se lastimó el tobillo en el ensayo previo al viaje y El Tano que sufrió una arritmia cardíaca horas antes del trascendental encuentro, como ya quedó brillantemente narrado en capítulos anteriores. O, jugador y técnico hace rato que tiene la rodilla hecha puré. Los tres últimos igualmente entraron unos minutos pero su participación fue testimonial. Yo mismo (J) llegué al balneario sufriendo aún las secuelas de una doble bronconeumopatía virósica grado tres. BJ, en cambio, jugó casi todo el partido pero horas después se quedó completamente duro a causa de una espantosa neuralgia del nervio ciático. En el elegante pub que está frente a la plaza, atendido por camareras muy bonitas, donde el plantel se reunió la noche posterior al partido, el pobre muchacho, que apenas podía moverse, fue depositado cuidadosamente en el brazo de un sillón donde le daban de beber con una pajita. Al acabar la velada se lo llevaron al hotel entre varios compañeros. La mañana del regreso hubo de ser vestido por quien compartía la habitación porque el buen BJ no podía. Se dice, aunque nadie lo confirmó, que también tuvo que ser ayudado para poder llevar a cabo las abluciones más íntimas (yo mismo escuché a uno que dijo que se la tuvo que tener para que pudiera orinar, pero más tarde aclaró que se refería a la campera). En la posición en que lo retiraron del pub lo colocaron en la cama y de esa forma lo acomodaron en la camioneta del doctor V a la mañana siguiente para emprender la vuelta al pago. Eso sí, convenientemente estibado y abrigado.
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