lunes, noviembre 03, 2008





EL GRAN SALTO (II)



El fin de semana que acaba de fenecer un grupo de futbolistas amateurs veteranos, en representación de nuestra asociación de fomento, viajó a la ciudad de Salto, en la República Oriental del Uruguay, con el fin de disputar un partido de fútbol contra un equipo uruguayo. Un bus charteado nos trasladó a la otra orilla atravesando el río Uruguay por la ciudad entrerriana de Concordia. Y apenas pisamos suelo oriental nuestros anfitriones, que al siguiente día serían nuestros contendientes, nos llevaron a un parque acuático anexo al hotel Horacio Quiroga, que lleva ese nombre en homenaje al gran escritor uruguayo que nació en Salto, para pasar la tarde en distintas piletas de agua caliente de graduación variada: una tenía 29 grados, otra, casi 40, y así. Correteamos como gurises para ascender los escalones que llevaban a unas cañerías gigantescas uno de cuyos extremos se encontraba a una altura insospechada mientras que el otro moría en una de las piscinas. Había que introducirse en una punta del caño montado en una especie de rueda plástica y salir por la otra como si fuera un intestino (es fácil imaginar qué cosa era uno dentro de esa poco feliz metáfora). Había ruedas para transportar una, dos y tres personas. Arrojarse por ese ducto supuso un entretenimiento emocionante y nos transportó a los tiempos de la infancia cuando los juegos que jugábamos nos dejaban el corazón latente y una exaltación que nunca más se iría a repetir en el futuro. Bueno, ahora, a los cincuenta y pico logramos el milagro de sentir cosas parecidas, lo único que el nombre exacto es taquicardia.
El partido internacional se jugó al día siguiente en el estadio del Nacional Fútbol Club, de Salto en cuya tribuna de cemento había un espectador cuando estaba por comenzar la brega pero con la primera pitada del colegiado el aforo alcanzó a las cinco personas sentadas, aunque el fotógrafo no pudo hacer la toma porque estaba jugando el partido.
El match se selló con un empate en tres (3 a 3) y nuestro equipo tuvo una actuación sencillamente soberbia. Lastimosamente nos empataron en el último segundo del tiempo adicionado, que el juez alargó con su reloj de goma. Pero lo peor es que el tanto estuvo viciado de nulidad: fue offside, no le tengamos miedo a las palabras. El autor de ese gol malsano, pidió la palabra, a los postres del banquete con el que nos agasajaron -que fue helado-, para expresar algunos conceptos, y los argentinos, que somos unos boludones sentimentales, creímos que iba a reconocer su actitud de adelantamiento antirreglamentario y solicitar las debidas disculpas. Pero lamentablemente eso no ocurrió sino que mencionó algo sobre que teníamos que ir a llorar a la iglesia y que calentitos los frankfurters, que significa pancho en uruguayo.
El mérito de nuestra actuación estuvo no sólo en que pusimos harta garra, no ya charrúa, sino querandí, guaraní, pehuenche, y quizás comechingona. Un obstáculo extra encontramos en el golero del equipo rival, ex arquero profesional, don Washington Moglia, quien jugara en varios equipos de la liga uruguaya, fuera compañero del gran goleador Fernando Morena e hiciera las divisiones inferiores en Nacional de Montevideo. Incluso llegó a estar preseleccionado para el plantel que representaría a Uruguay en el mundial de 1970.
Corresponde decir que los jugadores uruguayos no excluyen la autocrítica a la hora de colocarse apodos: a uno le llaman Corazón de ballena (es el bobo más grande de todos); a otro Tractor (es grande, lento y tiene pocas luces) y el propio tarzán oriental, Washington Moglia Olivera, declaró que él había sido el mejor jugador argentino.

Concluído el asado, que tuvo por suerte pocos y breves discursos, nuestra moderna unidad nos trasladó a las termas del Dayman para relajar nuestra musculatura sumergiéndonos en aquel caldo de people.
En el camino a las termas uno de nuestros muchachos nos regaló adentro del micro con una sesión de bus-dance, que amenizó el corto trayecto y nos hizo desear llegar más pronto. Ya en Daymán algunos integrantes del grupo fueron a una piscina bajo techo para practicar Acqua-dance. Muchos de los movimientos de esos hombres dejaron dudas en orden a sostener una virilidad, que con el baile acuático y los primorosos movimientos de sus manitas, quedaba en serio entredicho.
Nuestro plantel, que podríamos llamar internacional porque se compone no solamente de argentinos, sino que hay un paraguayo, uno al que llamamos “gallego” y otro “tano”, tuvo dificultades al principio del partido porque la visita a las termas del día anterior nos ablandó. Quizás por ello tuvimos que lamentar a tres lesionados: uno del tobillo, otro de la gota y el último de la rodilla. No computo como lesiones a los accesos de histeria. El joven afectado de la rodilla viajó a la vuelta pegado a una botella, ¡ojo!, a una botella de gaseosa que contenía agua congelada para aplicar sobre la zona adolorida. Con todo, el partido fue jugado limpiamente y eso puede parecer milagroso si hablamos de argentinos jugando al fútbol contra uruguayos. Es obvio que ambos queríamos ganarnos porque eso está en la esencia de la competencia. Eso y gastarnos como nos gastaron los celestes cuando consiguieron el empate, en la última exhalación del encuentro, con ese gol contaminado del ágil delantero llamado El Bola.
En resumen, totalizamos tres días de felicidad, sana diversión y beneficiosas inmersiones en agua caliente, lo que por momentos me hizo sentir como un raviol que espera llegar su punto óptimo de cocción adentro de la cacerola humeante.

No me puedo ir a la cama sin resaltar una vez más la hospitalidad y generosidad de los amigos uruguayos con los que atesoramos una amistad y confianza que fue creciendo a lo largo de los siete viajes que hicimos a las vecinas orillas, la de ellos y la nuestra, y eso nos autoriza a decirnos argentinos muertos de hambre y uruguayos piojosos sin que nadie lo tome a mal. Andamos a los besos, no vas a creer, vo.
GALERIA FOTOGRAFICA
1 Cartel de bienvenida en el paso Concordia-Salto
2 Integrantes de ambos planteles mostrando sus músculos en el parque acuático.
3 Ambos planteles reconociendo el terreno del estadio.
4 Hinchada del equipo uruguayo.
5 Plantel argentino
6 Ambos planteles.
7 El Bola nos recomienda que vayamos a llorar a la iglesia.
8 Haciendo acqua-dance el día en que en la Argentina se realizó la marcha del orgullo gay.
9 El gran golero uruguayo Washington Moglia Olivera.
10 Bailando en el agua con la música de una banda oriental.
11 Iglesia de Salto adonde El Bola nos mandara a llorar.
12 Este blog está patrocinado por Pilsen.
13 Señorita linda duchándose.
14 Bus del plantel argentino.
15 Río Daymán.
16 Bailando en el micro La Balsa (después el danzarín se hundiría con balsa y todo)

5 Comments:

Blogger bonito lunch said...

antes de leer el post, mire las fotos y hay unas en la tapile con unas prostitutas veteranas?
digame que no.

11:53 a. m.  
Blogger estejulioesuno said...

Mi respuesta podría involucrar a personas inocentes

1:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

TAL CUAL

7:55 a. m.  
Blogger edu, desde el barrio, said...

Otra vez falta la cobertura pura: formaciones, resultados, incidentes...LO IMPORTANTE ES LO IMPORTANTE.

4:49 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

y también contá la maravillosa fiesta "importada" de halloween
Cuanta alegria !!!!

6:47 p. m.  

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