martes, febrero 13, 2007

LAS PELOTAS DE VAZQUEZ
El hombre de la pelota anaranjada observa un partido de tejo mixto mientras un mocoso maleducado le pega tremendo paletazo a la pelotita de tennis. Demasiados deportes en una estrecha franja de arena. Una desafortunada señora recibió primero el servicio del tenaz niño, luego un horrible zurdazo del gordo de la pelota naranja. La mujer está desesperada y con razón. Se sabe que la muchachada combate el aburrimiento como puede. Y esta playa es popular. Pero eso no es un argumento atendible. Si estuviésemos en Pinamar, un suponer, podría pasar un grupo de forajidos jugando a la Tocatta y los riesgos para la vieja serían considerablemente superiores.
La dama indignada le dice a su amiga:
-No sé ya qué pelota puede haber más grande, Nené.
-Las pelotas de Vázquez son más grandes, creo –responde la amiga, untándose con sapolán la cara interna del muslo derecho-.
-En qué estarás pensando, Nené, se dice básquet. Para mí que nos metimos en el medio de unas olimpiadas y no nos dimos cuenta –dice resignada y le pega un profundo chupón a su mate de poronga-.
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