sábado, noviembre 19, 2011

COMPULSIÓN DE MI VIDA TAN VACÍA
Cada vez que veo por la televisión la propaganda de ese lápiz que cubre los rayones causados en los automóviles por los toques de otros automóviles, o bien, atentados con moneda, sean de nuestros enemigos o no, me sobreviene una inquietud que no calma la bebida ni las pastillas. No es en puridad un ataque de consumismo lo mío, es más bien un afán irresistible por anular esa mácula que insulta la belleza de mi moderno rodado y que no me deja descansar la mente como corresponde. Y que también me sume en la ansiedad, el sudor frío y los vómitos de bilis, aunque esto último no es tan frecuente. Sé que lo productos de las televentas pueden ser una engañifa o, redondamente, una estafa. Por eso es que no suelo correr hacia el teléfono como un poseso para adquirir uno. Eso revela que mi criterio aun se encuentra en buen estado, con pequeños detalles. Le pregunté a mi mujer si conocía a alguien que hubiese comprado el producto y que pudiera atestiguar sobre sus bondades. Me contestó que no. Pero a los tres días me dijo que se enteró que había una señora que vivía al lado del tío de doña Anunciación y que, según éste le había comentado, tenía uno de esos lápices mágicos cubre rayones..
-¿El tío de doña Anunciación? ¿Cuántos años tiene? ¿Ciento veinte?
-¿Importa eso? Me dijo la señora que el tío de doña Anunciación es un fanático de esos productos que salen en las televentas y que se compra todo, incluído el lápiz mágico que tapa los….
-¡Necesito la dirección!
Conseguidas que fueron las señas del tío de doña Anunciación me dirigí a su domicilio imaginando que me iba a encontrar con un viejo loco que tenía la casa llena de esas porquerías que te venden en la tele, el ochenta por ciento de las cuales no sirve para nada. Se verá que, en efecto, así fue.
El tío de doña Anunciación vivía en un pe ache ubicado en fondo de lote para lo cual era necesario atravesar un pasillo de casi cincuenta metros. Era la última vivienda del terreno. Al llegar allí observé que, en la puerta de entrada, había un timbre de esos que, con su sonido, además repelen plagas. Debajo del timbre había un cartel escrito a mano que decía Llame ya. Oprimí el Repelling Ring, que así se llamaba el timbre, y salió un hombre que rondaba los setenta años, figura razonablemente compuesta, vestido con un equipo de gimnasia y en el torso, debajo de la campera de jogging, se atisbaba una faja Molding Ultra Control. El hombre, mientras me saludaba, se colocó sobre la campera, a la altura de su abdomen, un estimulador muscular Abdotronic Max X34 cuyo cable estaba conectado a un alargador de considerable metraje. Eso le daba autonomía para desplazarse por su living mientras realizaba cualesquiera actividades que formaran parte de su rutina. Me invitó a sentarme y señaló un sillón que estaba detrás de un simulador de caminata con manija llamado Orbiwalking Platinum Feet. El sillón era de esos que vibran y te dan un suave y sensual masaje. Pero estaba desconectado El tío de doña Anunciación, por su parte, se sentó en un Power Gluttering, que vendría a ser una máquina que tiene una… bah. Muy dificil de describir pero sirve para tonificar los glúteos, creo. Vano producto en casa de un viejo, que suelen tener culos caídos e irrecuperables. Ya aposentados lo impuse de los motivos de mi visita: en primer lugar consultarle si era propietario de un lápiz borrador de rayones de autos y, en caso afirmativo, si éste era eficaz. El hombre se colocó unos anteojos Eagle Vission Super Eyes con Triple Filtro Bloqueador de protección de luz Tri-Filter Plus y se me quedó mirando unos segundos, como escrutándome.
-¿Usted se cree que todo lo que yo compro es útil, joven? Le comunico para su gobierno que la mayoría de lo que usted ve diseminado por este living no sirve para una mierda. Pero es este que le habla el que prueba una por una cada bazofia y el que se jode. En una palabra me hago cargo y me la banco, como dicen los purretes de ahora. Eso es un rasgo de coraje. Y no menor. No son baratos estos artículos, y que me perdonen los artículos. Si me venden un Sculptor Body Builder Sweet Massager y es del todo inútil porque no cumple con nada de lo que me prometieron, pues yo le pongo a don televentas la otra mejilla y me compro un Ultra Intense Lantern Light para ayudar a mi piel a recuperar su aspecto juvenil. Eso es de machos. Todo lo contrario a ir por la vida como un pusilánime averiguando si el lapicito de la garompa es bueno o malo. ¡Comprelo y bánquesela, caracho! Claro que lo tengo al Ultra Pen Car Protective Cheiping. Pero, por su bien, nunca le voy a decir si sirve o si no sirve. Cómprelo y averigüelo por las suyas. Ya me lo va a agradecer, mocito. Ahora discúlpeme pero tengo cosas que hacer.
Se volvió a colocar el cinturón estimulador, masajeador, cosquillín, ultra algo y se subió al Orbiwalking Platinum Feet. Me retiré abrumado, humillado y avergonzado. Me hizo sentir muy mal el tío de doña Anunciación, pero cuando salía de su pe ache alcancé a ver al lado de la puerta de entrada, unido a una piola y colgado junto a un anotador adosado a la pared, al super plus protective raying ultracare, o como corno se llame el lapicito. Saludé al tío y le di las gracias por el consejo.

Nota: El título de la presente entrada es la primera línea de la canción Compulsión, compuesta por Ricardo Soulé para su banda de rock y roll Vox Dei.

jueves, noviembre 17, 2011

HABLEMOS DE TÉ
Se introduce el saquito de té en la taza de agua hirviente y ya está. Sin embargo hay quienes practican inmersiones y extracciones de la bolsita con el fin de que más rápidamente la esencia de la infusión se mixture con el agua. En una mujer ese gesto de poner y sacar puede dar una imagen de sensualidad, aunque también revela una impaciencia que no es del agrado de los hombres, siempre hablando en general. En un hombre, el gesto de afuera-adentro es relativamente afeminado. Él debería esmerarse en preservar el carácter viril de la ingestión de té a sabiendas de que, de por sí, es una bebida primordialmente para mujeres. Hay quienes, con gran habilidad, depositan el sobrecito en la cucharita y luego, con la ayuda de piolín, enlazan cucharita y sobrecito para que todo el contenido se derrame en la taza al producirse el efecto esponja que libera el líquido gracias a la opresión. Ese afán de no desperdiciar nada me sugiere que el bebedor de té es un ser avaro de Moliere. Están quienes introducen dos saquitos en la taza porque les agrada el té fuerte. Queda feo. A la vista taza y saquitos semejan un muchacho que estaba sentado en el borde de una pelopincho, se cayó adentro y sólo quedaron visibles sus piernas y sus zapatillas. Queda feo. Mejor que tome media taza con un único saquito si le gusta cargado.

martes, noviembre 15, 2011

EL PETIRROJO DE SUSANA
Susana vive en Villa La Angostura. Tiene una linda casa con parque. Allí, el trabajo de jardinería se hace de muy distinta manera que en nuestros jardines de verdores imperecederos -que contradicen lo afirmado por Eduardo Mallea de que todo verdor perecerá-. Por aquí, en nuestras privilegiadas comarcas, se corta el pasto perlado por el rocío mañanero o se plantan petunias y alverjillas de policromía multicolor, como decía José María Muñoz. Allá, en el sur, en cambio, se trabaja para restablecer el verde, que hoy está debajo de ese gris ceniciento que supiera expulsar el volcán chileno, odiado Vesubio del subdesarrollo. Así, los patagónicos logran con mucho esfuerzo y cinturas adoloridas, que las plantas vuelvan a vivir y que también puedan hacerlo los pájaros que tanto dependen de bichos y lombrices para su colación diaria. Como el petirrojo de la foto, de ligero parecido a De Narvaez, al que se observa picoteando el árbol, lo que produce un molesto poc, poc, poc. Pero ese poc, poc, poc supone la más maravillosa música por su significado profundo, que puede traducirse en ¡Vuelve la vida! (¡Puta que vale la pena estar vivo! diría el actor Héctor Alterio en una película) El sonido, que producido por el martilleo del vecino sobre una tabla, es cumbia villera, en el picoteo intenso del petirrojo sobre el árbol es Los Beatles (El Álbum Blanco, si se quisiera ser más preciso). Así son los milagros de la percepción. Milagro como transformar a Kosovo, como le llaman los habitantes de la villa, en un vergel, como lo que era antes de la erupción. La Villa es como una primorosa maqueta a la que alguien superior (no necesariamente bueno) cubrió con un manto gris. Como cuando vamos a hacer un largo viaje y tapamos con frazadas los muebles. Y los muebles (plantas, comercios, turismo), si se cubren, es porque durante un tiempo no se los va a usar. Bueno, ahora se trata de quitar esas frazadas grises que durante un tiempo cubrieron la vida. El petirrojo lo estaba esperando.

Foto: Susy.

viernes, noviembre 04, 2011

DEL CANCIONERO POPULAR:
Adiós Juventud.
Autor: Jaime Roos
Bella canción del gran cantor uruguayo. Escuchemos:
Adiós Juventud
No puedo esconder las canas
Adiós Juventud las ganas
de volver a salir…
Hay algunos muchachos que integran nuestro grupo de futbolistas veteranos que afortunadamente han podido esconder las canas merced a las excelentes tinturas que hay en el mercado. Lo que no hemos podido, ni querido, esconder son las ganas de volver a salir. Salir a los pueblos y ciudades para jugar al fútbol y fortalecer amistades contra equipos de personas de similar edad y demencia por el fútbol.
El cuerpo ya no responde, afirma Jaime en su preciosa balada. Igualito que lo que le pasa a los nuestros. El cuerpo que somos podría mirarse como una conjunción entre el capital y el trabajo. El capital vendría a ser nuestro cerebro y el trabajo, las patas. El futbolista veterano, cuando está adentro de un partido, primero concibe en su mente –el capital- la jugada: eludo al primero, cuando me sale el segundo le tiro un caño y ante la salida del golero se la pico y…
Pero las piernas -el trabajo- no responden. Las pobres están desde hace tiempo capacitadas apenas para caminar y cruzarse en elegante movimiento cuando estamos sentados. Son como el viejito que barre la fábrica a quien le dieron esa tarea para no tener que echarlo. Cosa que pretende ignorar nuestro cerebro que, aun joven (el capital no envejece), le ordena a las piernas acciones imposibles y éstas, claro, no responden (el cuerpo ya no responde, dice Jaime Roos que no me deja mentir). El cerebro, que se cree que es todavía el patrón de las piernas, les pide que le hagan la gamba: vamos, corran, gambeteen, hagan una marianela, una rabona. ¡Hagan un pase, aunque sea, mierda! Pero las piernas no pueden y le regalan la pelota al contrario. Así vienen los contragolpes, carajo.
Adiós juventud, adónde voy a ir si no estás, pregunta el artista oriental. Muchos, cuando el cuerpo ya no responde no se preguntan adónde van a ir, directamente enfilan para un centro de jubilados o a una plaza a jugar al ajedrez. O se quedan en el sillón del living, agarrados del mando a distancia, viendo todos los programas en formato de clip. Aquellos que queremos jugar al fútbol, aunque el cuerpo no nos responda, seguimos yendo igual a la cancha. Por ejemplo, uno de los muchachos uruguayos, hincha del Rampla Juniors para más datos, jugó el partido en Colonia del Sacramento con una fractura de coxis. Pero tomó la precaución de no caer de culo porque eso hubiese sido fatal. Para que después las esposas no digan que no nos cuidamos. Uno de nuestros jugadores tiene 72 años cumplidos y en los minutos que estuvo jugó con criterio y claridad. Somos aquellos a quienes el cuerpo ya no nos responde pero no nos preguntamos adónde ir.
La canción de Jaime prosigue diciendo: Parezco un Pierrot que triste quedó con el recuerdo de un disfraz que no sirve más.
Nuestro disfraz, la camiseta verde del club, esa casaca que nos tira un poco de sisa, sigue sirviendo. Todavía la usamos e incluso la sudamos (cuando sube la presión, sudás).
Adiós juventud, prometo volver entero, agrega el artista uruguayo. Bueno, entero, entero yo no diría. Algún raspón por aquí, un paralizante dolor de cintura por allá, esa rodilla fuera de servicio que obliga al dueño de la pierna a una renguera no tan cool como la del doctor House, uno de los nuestros salió con un ojo en compota, aquel oriental, por su condición de fumador, tiene menos pulmones que un pez. Pero quién te quita lo bailado. Es cierto que después del jolgorio vuelve el rigor. Pero precisamente Jaime, en su notable creación, recomienda cantarle al rigor un nuevo cuplé. El diccionario define al cuplé como canción corta y ligera. Qué mejor manera de dar amable finiquito a estas amenísimas crónicas que cantando un cuplé. Un cuplé simple y un poco estúpido que haga alusión al brillante empate agónico que obtuvimos ante los queridos charrúas cuando creían que el triunfo ya lo tenían en la bolsa. Comienza así: calentito los panchos, calentito los panchos*, qué le vamo a hacer, qué le vamo a hacer…

*en uruguayo pronúnciese frankfurters.

jueves, noviembre 03, 2011

DEL CANCIONERO POPULAR:
Bancate ese defecto.
Autor: Charly Garcia
Están pasando demasiadas cosas para que todo vuelva a ser tan normal, dice el inicio de esta gran canción del inmenso Charly. Del mismo modo, en nuestro grupo nada volverá a ser tan normal después del palpitante incidente que animó nuestro viaje y que paso a referir. Todo comenzó así: el director técnico, capitán y experto en mantenimiento de heladeras industriales del equipo de fútbol de nuestra asociación de fomento, finalizaba la charla técnica, arenga y mensaje para la juventud. Con voz segura comenzó a dar el equipo que saldría a la cancha para enfrentar al equipo uruguayo que, como locatario, nos recibió en la ciudad de Colonia, apenitas cruzado el río. Empezó a dar los nombres -o sobrenombres- de los titulares: al arco, tal, línea de cuatro, cual, de dos quien les habla, Julio de seis y el otro como marcapunta izquierdo. Y acá comienza la debacle: “… Medio campo: X, después Y y…” ¡Para qué!. Cuando después de X el técnico anunció Y saltó X y dijo yo con Y no juego. ¡Para qué!. Corrillos, discusiones, miradas que se cruzan, caras de ¡oia!, se nos quemaron los papeles. Todo esto sucede en la sala de conferencias que el hotel nos facilita para el acto. Faltan minutos para que nos vengan a buscar y nos lleven al campo de juego para el match internacional. Y se levanta y pide no jugar: "yo no juego, no tengo problema, que juegue X. Saquenmén que está todo bien." Renunciamiento histórico, acto de grandeza o por qué no, un poquitín de miedo de que el otro le descargara un piñazo en su cráneo pelado. Más corrillos. Discusiones. Alguien se toma la cabeza. Ah, no. Se estaba arreglando los ya raleados bucles. El técnico intenta convencer a X de que juegue, por favor, de que deponga su actitud. X replica: “yo no estoy enojado con Y, lo estoy con vos que siempre lo ponés a Y porque sos su amigo. Y porque sos un hippie”. ¿Lo qué?, pregunta el entrenador. “Si, esa actitud constante de paz y amor”. El técnico, capitán y especialista en frío renuncia ahí nomás. Indeclinablemente. No, no podés renunciar antes del trascendental partido, le decimos varios. Sí, que renuncio, que sí. No, por favor. Que sí, que sí. Y renunció nomás. Aclaro que a “Y” me refiero en el párrafo anterior como conjunción, no como letra enigma para designar a uno de los participantes del conflicto evitando dar su nombre. Llegados al club atlético ya no había tiempo para más nada. De modo que en silencio nos dirigimos al vestuario visitante, nos cambiamos, nos vendamos, nos untamos con aceite verde y nos colocamos las camisetas del mismo color. Cuando saltamos al campo de juego faltaba X. ¿Dónde está X? ¿Dónde está X? ¡Atiza, falta X! X estaba en la tribuna y no se había cambiado. Qué picardía, ahora que Y se había autoeliminado y que X podía jugar sin la presencia del otro, como pretendía, se va. Por lo menos dos samorés del equipo fueron a convencerlo de que dejate de joder, X, vení a jugar (ver foto). Pero X ya había tomado la decisión. Las decisiones más pelotudas suelen ser inapelables. X, en lugar de castigar a aquellas personas con quienes estaba en desacuerdo (Y y el hippie), se castigó a si mismo y se perdió el partido. Lástima. Antes de comenzar cada viaje cada quien piensa en aquellos por quienes siente ligera antipatía y se recomienda: a partir de ahora yo te digo ¡hey! bancate ese defecto. Hermosa canción.

miércoles, noviembre 02, 2011


DEL CANCIONERO POPULAR:
El tero-tero.
Autor: Chico Novarro
En los descampados de la Argentina y Uruguay habita un ave llamado tero, hermoso ejemplar de copete soberbio y carácter podrido. Los teros son celosos de su lugar y suelen hacer vuelos rasantes por sobre las cabezas de los seres humanos. Gracias a esos vuelos los hombres miedosos tememos que nos piquen los sesos con sus temibles espolones expuestos o nos cercenen horriblemente los cráneos. Ese canguelo debería persuadirnos de que lo mejor es alejarnos de sus dominios sin pensarlo demasiado. Antes de comenzar el partido de foot-ball contra el equipo oriental, jugado en la cancha del club Colonia, en la ciudad del mismo nombre, había sobre el césped una lata vacía de pintura que protegía los huevitos que había dejado cierta tera y que, a su vez, nos señalaba que no debíamos pasar por allí cerca. Se sabe que los teros anidan en el suelo, en campo abierto, por lo que viven en constante zozobra ante el peligro de que sus futuros pichoncillos sean atacados por rapaces o por el hombre, que es como decir la misma cosa. El canchero (señor que cuida la cancha) dijo que no había que mover los huevos porque sino la mamá tera los abandonaría. En consecuencia, nos vimos obligados a jugar gambeteando los huevitos, cosa prácticamente imposible en futbolistas de escasa precisión. Yo en mi vida ni siquiera he gambeteado la pobreza en las casas de pensión. Jugar un partido del deporte viril en esas condiciones parece cosa difícil salvo que el que juegue sea el tero Di Carlo o los jugadores de la selección uruguaya de rugby (Los Teros) Para mí estaba bien si eso ponía a salvo a los hijitos de papá y mamá tero. Por otra parte no sería la primera vez que juego en una cancha con obstáculos. Hace más de veinte años jugaba todos los domingos en un field donde había, cerca de un ángulo del área grande, un pozo negro. Un día un jugador se cayó y después de que lo pudimos rescatar con vida continuó el juego. Eso sí, el hombre egresó del agujero tan pringado de inmundicias que, en el resto del match, tuvimos que dejar de jugar con él al toque corto, sólo le tirábamos pelotazos largos. Esta ecológica historia de los huevecillos del tero finalizó cuando alguien corrió la lata hacia más allá de la línea lateral en la convicción de que los futuros padres preferirían la corta mudanza que un rechazo al córner de la lata con pelota, huevitos y todo. De no haberse procedido así hubiésemos tenido que esperar 26 días para comenzar el partido, que es el tiempo de incubación de los huevos. Demasiado tiempo. Nuestras mujeres nunca lo creerían.

martes, noviembre 01, 2011

DEL CANCIONERO POPULAR:
Libre.
Autor: Nino Bravo

Un argentino, el de la derecha en la foto, posee escaso oído. Su par uruguayo, a la izquierda, torneadas orejas. Ambos entonaron, en el karaoke de la noche previa al partido, la inmortal canción Libre del intérprete español Nino Bravo. Pero si existiera vida después de la muerte, y el artista hubiese escuchado la versión de estos dos aficionados, se levantaría de la tumba y pediría que el dúo fuese detenido y nunca más quedase libre.
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