martes, julio 31, 2007

OTRA VEZ JUNTOS

Un viejo amigo de mi padre vino a Providencia. Procuraba localizarlo porque hace mucho tiempo que no se ven. Fueron compañeros de la secundaria hasta que mi progenitor ingresó en el colegio militar, hace de esto más de sesenta años. Una vez convertido en soldado mi tata se integró a la vida de gueto que suelen llevar los hombres de armas, y no volvió a ver a su antiguo camarada con la frecuencia de los tiempos en que hasta se iban juntos de vacaciones. Este hombre de ochenta y pico vino a mi casa luego de pasar por la de mi viejo y no encontrarlo. Quería recordar los buenos momentos, en especial aquella vez en que él estaba desolado por el abandono de su primera noviecita, Margarita, y mi padre lo confortó con palabras divertidas, con un tono zumbón que logró minimizar el sufrimiento que, cuando uno es adolescente, proviene exclusivamente de los defectos del amor. Cuando el amigo pronuncio el epíteto "divertido" pensé si el jovato no estaría confundido con otro porque mi papá fue muchas cosas pero, que yo sepa, nunca divertido. Como yo tengo la llave y había comenzado a preocuparme, le pedí al anciano caballero que me acompañase y fuimos hasta el chalet de la calle L. Aufranc 679. En el camino me encontré con el señor Tellería, dueño de la radio de frecuencia modulada de Providencia, que también necesitaba saber qué había sucedido con mi padre porque hacía dos días que no conducía su programa (La Hora del Coronel), un espacio de opinión política muy escuchado en el barrio y no solamente por quienes simpatizan con los uniformados. Y la culpa la tiene Kirchner que enoja a los militares y a los civiles en parecidas proporciones y eso hace que los militares crean que los civiles se les están aproximando ideológicamente. Los civiles, por su parte, desean que dejen de joder de una vez a los militares con los juicios pero pocos lo dicen porque hoy en día no es lo políticamente correcto. En suma, nuestro presidente ha logrado articular involuntariamente un acercamiento cívico-militar que otra que el operativo Dorrego. Mi miedo aumentaba a medida que nos acercábamos a la vivienda en el barrio Providencia. Al llegar, abrí el portoncito de la entrada, caminé los pasos hasta la puerta, siempre seguido del anciano y de Tellería, introduje el llavín en el orificio que da acceso a la cerradura y traspuse la entrada. Recorrí las distintas dependencias pero el coronel en retiro efectivo no estaba. Todo se encontraba ordenado y limpio (hay una señora que viene todos los días para ordenar y limpiar) ¿Le habrá pasado algo? ¿Se sentiría muy solo desde que su segunda mujer se cansó de su mala onda y se fue al carajo? Nos sentamos los tres en el living para sopesar cursos de acción. Había que llamar a la policía. Sobre los muebles había polvo de por lo menos cuatro días. Nuestro hombre no dormía en su morada desde antes del fin de semana. El esclarecimiento del caso llegó gracias a Dios en pocos minutos. Mariana, mi mujer, me llamó al celular y me dijo “Llamó tu mamá. Tu viejo fue a buscarla y le pidió que volvieran a vivir juntos”. Mi madre vive en la provincia de Santa Fé con su hermano. Está separada hace años de mi viejo, que ahora se fue a Hughes y le pidió que volviera al hogar en Providencia. Mis padres otra vez juntos después de tanto tiempo. Parece mentira.



sábado, julio 28, 2007

LOS AMIGOS

-¿Qué paso al final con Margarita?
-Nada pasó. Me batieron que está noviando con Ernesto.
-¿Con ese mequetrefe?
-Mequetrefe pero con más plata que el Aga Khan. Figurate que tiene auto y todo.
-Me estás tomando para el churrete.
-Así como lo oís. Un Studebaker negro. Todos los días le toca el claxon en la puerta de la pensión y la saca a pasear.
-¿Y adónde van?
-Al Rosedal y a tomar copetines.
-Pero ella te quería, che.
-Si, pero conmigo salía a pasear en tranvía y a tomar una merengada a La Martona. No vas a comparar.
-Qué macana, che. ¿Y ahora qué vas a hacer?
-Tampoco me voy a tomar la cicuta porque una mina me colgó la galleta. Apechugaré.
-Tenés razón viejo, dejala que disfrute con ese tirifilo que bien poco le va a durar. Hasta que se dé cuenta de que ese nene de mamá no te llega ni a las polainas.
-Dios te oiga.
-Dale, sonreíle al pajarito así le mandás la foto para darte dique.

viernes, julio 27, 2007



DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE EL JUGADOR PROFESIONAL Y EL AMATEUR (PARTE XIII)
Indice de tejido adiposo




miércoles, julio 25, 2007

DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE EL FUTBOL PROFESIONAL Y EL AMATEUR (PARTE XII)
a) Fútbol profesional: simpatizante llora ante jugada desafortunada del arquero.
b) Fúbol amateur: simpatizante ríe ante jugada desafortunada del arquero.









martes, julio 24, 2007



DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE EL FUTBOL PROFESIONAL Y EL AMATEUR (PARTE XI)




















DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE EL FUTBOL PROFESIONAL Y EL AMATEUR (PARTE X)


a) Los dos equipos alineados antes del partido por la Copa.

b) Los dos equipos alienados antes del partido por el copetín.

sábado, julio 14, 2007

Célebre escena del film Una noche en la opera. El camarote atestado de gente da una idea aproximada de cuán poblado estaba el despacho de la escribana.


LOS TRES CHINOS - De Zen La Tseng (Desenlace)



En un pequeño despacho de dos metros y medio por tres con quince se aglomeran unas personas involucradas en la firma del contrato de locación referido a un local sito en Providencia con destino de supermercado (chino). Como quedó dicho, El chino number one, en una primera instancia, no había podido firmar por carecer de papeles en regla. El hijo de Confucio estaba desesperado y exageró con que, de no firmarse, se tiraba al río. Finalmente trajo en su reemplazo a otro chino (number two) que no sabía hablar en castellano, de manera que number one (en adelante NO) le hizo de intérprete a number two (en adelante NT). El garante (chino number three) nunca se hizo presente lo cual en un punto nos dispensa de la problemática de tener que designarlo también como NT (three comienza con la misma letra que two). En su lugar se presentó su cónyuge y apoderada. La dama china vino con su hija de unos veinte años y todos ellos acompañados de un par de abogados mellizos y gemelos, que incluso vestían igual, aunque si no lo creen no los culpo. Volvamos a recordar las medidas del despacho notarial: dos y medio por tres con quince.
Sumemos a lo antes nombrados a la escribana, a quien secundaba la oficiala primera, una morocha de buen ver y, por último, un servicial, quien esto escribe, un amigo de todos ustedes. Y por supuesto, La Locadora con dos de sus hijos mayores. Si la cuenta no me sale mal éramos doce personas en un ámbito reducido. No alcanzaban las sillas ni el oxígeno. Mientras la escribana daba lectura al apasionante contrato, yo me acordé de una inolvidable escena de la película de 1935 protagonizada por los hermanos Marx, que lleva el nombre de Una noche en la Opera y cuya foto me exime de comentarios. Así estábamos nosotros, embutidos, ensardinados, en ese ambiente denso como callejón de barrio chino en noche neblinosa. El acto se desarrolló sin sobresaltos. Los abogados gemelos, a quienes designaré como Pixie y Dixie, y que concurrían como asesores del chinaje, molestaron con escasas intervenciones y todas ajustadas a derecho, pero siempre con el animus de lucirse ante sus clientes, justificar sus emolumentos ¡y alargar al divino Pe Dong la firma!
A manera de epílogo: un nuevo supermercado chino se abrirá en Providencia.
A manera de post data: El día anterior al de los eventos relatados recibí la visita de un señor chino, dueño de otro supermercado chino, ubicado a pocos metros del local arrendado, que una tarde había pasado por mi oficina justo en el momento en que yo estaba con NO y me preguntó (se conoce que sospechaba el muy radino) si le iba a alquilar al chino un local para supermercado chino. Se lo negué y después pedí perdón al Altísimo por mentir. Cuando el chino me hacía la consulta yo me fijaba en su dedo meñique porque una amiga me refirió que suelen usar la uña larga con el pretexto de que les sirve para cortar los packs de plástico, pero ella sospechaba que preferían utilizarla para seccionar yugulares de enemigos en caso de desacuerdos. Un frío me corrió por la espina bífida. Pero descarté la idea repitiendo tres veces CANCELAR como me enseñó el método Silva.
¿Nombres sugeridos para el emprendimiento? Argenchino. No, ya tenemos. La Muralla China. No, ya hay. Se me acaba de ocurrir una divertida trivia: Nombres para supermercados chinos, como por ejemplo, Wal-Mao, y lo pueden usar.
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jueves, julio 12, 2007

LOS TRES CHINOS Parte 2



Resumen de lo publicado: estoy en tratativas con un chino para alquilarle un local para supermercado.

Ahorita es poco lo que puedo contar, las negociaciones son febriles (fiebre amarilla) - Comienza Calabromas, sha la la la, Comienza Calabromas sha, la, la-. Por estos días estoy obsesionado con el chino, la China y los chinos en general. Permítaseme pasar a una tanda hasta mañana.

TANDA

Los chinitos toman té Ibala, los chinitos toman té Ibala, qué lico, lico, lico, lico té.
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Propaganda de una señora mayor (China Zorrilla) recoméndándole a una amiga que venda todas sus joyas a alguno de esos atorrantes que se aprovechan del desesperado.
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Piedra China es mejor, es mejor. Quita las durezas, callos y asperezas, sin dolor, sin dolor.
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Avance de un nuevo programa que busca a la nueva estrella del folklore. Conduce el Chino Volpato y esa chica que andaba con Gastón Portal, que ahora no me acuerdo el nombre y que debe saber de folklore lo que Los Hermanos Abalos de gauchos pobres.
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Beba Chinato garda.

FIN DE LA TANDA


sábado, julio 07, 2007

LOS TRES CHINOS


No me costó demasiado entenderme con el chino que quería alquilar un local para instalar un supermercado chino (no va a ser noruego). Johnny, que así se llama el oriental, entiende perfectamente el castellano, conoce las leyes argentinas y, debo confesarlo, sabe más que yo de cuestiones relacionadas con habilitaciones municipales, burocracia y coimas a funcionarios. Que diga telenta en vez de treinta no es óbice para que yo comprenda perfectamente el sentido de lo que quiso decir (30). Mete mucho en su discurso la palabra quilombo que se ve que le suena lindo (¿se escribirá qui long bo?) Al principio parecía un poco seco pero después de la primera reunión pudimos derribar la muralla (china) de desconfianza. Eso no quiere decir que no cuide el mango como el que más y que no luche por obtener un precio irrisorio para su futuro alquiler. La dueña de la propiedad, mujer mayor y desconfiada, no estaba muy convencida, al principio, de alquilarle a un chino. Decía tener miedo de que la perjudicase. Claro, porque los argentinos no perjudican a nadie. Para resumir, pero resumir mucho, un día antes de firmar el contrato se aparece el chino con rostro de pánico diciendo que ese día le tenían que entregar el documento nacional de identidad pero que se lo patearon para dentro de tres meses. Atiza. Sin papeles no se podía firmar el contrato de locación. Propuso a otro chino que sí tenía la documentación en regla. Pero que no sabía hablar una pepa de castellano. Cuando Johnny me lo presentó le dije mucho gusto y el chino nuevo tuvo que mirar al primero para que le tradujese. Dios sabe lo que costó que la dueña aceptara el cambio de chino por uno que ni siquiera sabía decir quilombo. Hasta que la vieja aceptó el chino caminaba por las paredes. El día de la firma debían presentarse entonces tres chinos: Johnny, es decir, el chino originario, el chino que no hablaba castellano pero tenía papeles y el chino garante-codeudor-fiador. Un poco retrasado apareció Johnny acompañado por el chino number two, pero sin el garante-codeudor-fiador, a quien llamaremos chino number three.
-¿Y el garante? –le pregunté al borde del síndrome de China-.
-No vino, tuvo que viajar a China.
-¿Y ahora qué hacemos? –repregunté, presa de la Confucio-n
La dueña del local temblaba, yo babeaba hasta que hizo su entrada una elegante señora china de cincuenta años aproximadamente.
-La aporerara –dijo Johnny con aire de suficiencia.
Cuando dijo la aporerara todos suspiramos. La dama oriental era la aporerara venía a reemplazar al chino number three. El contrato se podía firmar.
No, no se podía firmar un carajo. El poder no estaba legalizado.

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miércoles, julio 04, 2007


ALQUILER DE LOCAL PARA CANTO-BAR


Voy a mostrar un local de novecientos metros cuadrados a una pareja de señor y señora cuarentones que tienen intención de poner un canto-bar. Hasta ahí todo bien. El local fue hace años un boliche bailable pero se fundió por su sobreabundancia de borrachos, drogadictos y patovicas. Cuando llegamos al centro de la pista principal el matrimonio se bifurca. Son novecientos metros. Cada uno por su lado comienza a observar las dependencias, lo que me predispone mal porque no sé a quién seguir. Si lo sigo a él, podría ser tachado de machista, si la sigo a ella, no sería extraño que se me aplicara el nefando baldón de pollerudo. El hombre me pregunta cuántos mingitorios tiene el baño de caballeros y dónde está. Le contesto (diez y arriba) y se va a ver la barra. Viene la mujer y me pregunta cuántos mingitorios tiene el baño de caballeros y dónde está. Le respondo y se va a ver el cubículo del disc-jockey. Viene el hombre y me consulta si debajo de la tarima de madera para bailar hay piso o qué. Contesto y se va a ver el guardarropa. Viene la señora y me interroga si debajo de la tarima de madera para bailar hay piso o qué. Le respondo y se dirige a ver la boletería. Viene el chabón. ¿Dónde está la instalación eléctrica? Lo llevo a analizar la instalación eléctrica. La analiza y se va a ver los sistemas de ventilación. Yo parado en la pista principal como si tuviera fiebre de sábado por la noche. Viene la mina y me pregunta dónde se encuentra la instalación eléctrica. La llevo a ver la instalación eléctrica. Mi otro yo del doctor Merengue les está gritando: ¡Quédense juntos y no me hagan decir dos veces lo mismo, carajo! ¿Tendré un mal día?
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